POSADAS. La obra pública es el gran meganegocio del Gobierno provincial, con el cual se ha enriquecido una veintena de empresarios amigos con más de 5.000 millones de pesos en los últimos diez años; y también un centenar de funcionarios que tendrían empresas a nombre de testaferros o familiares.Desde que asumió Maurice Closs al frente de la Provincia, el Gobierno abrió también un amplio abanico de negocios turísticos, con hoteles, emprendimientos recreativos, restaurantes, publicidad, rutas de viajes, marketing y paseos exclusivos para empresas amigas.Los dos meganegocios han encontrado su lugar sin invadirse, la obra pública impulsada primero y el turismo de elite después.Sin embargo, hay una serie de rubros de menor relevancia que han tenido un crecimiento fenomenal de la mano de los organismos públicos, principalmente un grupo de ministerios que elaboran licitaciones “a medida” o adjudicaciones directas con precios llamativos.Se trata de empresas de los rubros “viandas de comida”, “limpieza” y “seguridad”, que mueven más de 200 millones de pesos por mes entre menos de veinte firmas, casi todas de empresarios amigos del poder que aparecieron en los últimos años y se desarrollaron hacia toda la provincia.Hospitales y escuelas, que son las obras públicas más realizadas en los últimos años, son los dos lugares donde más se contrata los servicios de “comida”, de “seguridad” y de “limpieza”.La oposición prácticamente nunca ha puesto los ojos en este fenomenal negocio de perfil bajo, que ha permitido a sus benefactores desplegar pequeñas firmas y sedes en diferentes municipios.En Posadas, tres o cuatro empresas se ocupan de toda la seguridad de los edificios públicos, con un ejército de más de 400 custodios, según informaron fuentes gubernamentales.Los dineros que se destinan a este rubro pasan desapercibidos porque distan mucho de los grandes pagos de la obra pública, pero se tornan generosos cuando se observa que las empresas prácticamente no tienen mayores infraestructuras, más que una oficina administrativa con pocos empleados, algún vehículo y numerosos custodios. El caso de las viandas es más concentrado todavía que la seguridad y por ellas se pagan precios que superan en algunos casos los de algún restaurante tradicional.La limpieza es la más rentable, según dos funcionarios que adjudican este tipo de tareas y conocen los pormenores del manejo: las empresas pagan muy poco a los empleados que realizan el trabajo, que en muchos casos figuran como medio turno pero trabajan más de ocho horas; o los contratan con monotributo, sin ningún tipo de estabilidad laboral.La misma situación precaria atraviesan trabajadores de seguridad y de las cocinas que abastecen de viandas. Hubo en algunos casos reclamos de los trabajadores, pero al tratarse de empresas privadas, no tuvieron el efecto deseado, ya que todo se dilata por la vía judicial. El Estado no se hace cargo de los trabajadores porque alega que contrata a una empresa tercerizada para realizar la tarea; entonces, si la empresa “negrea”, precariza o explota al personal, no es de incumbencia del Estado, que no actúa.Los empresarios amigos se quedan con una tajada muy grande, a la que acceden gracias a los “benefactores” que mantienen dentro del Gobierno. Incluso algunos propietarios de estas empresas serían aportantes al Frente Renovador, sostuvo un informante gubernamental.Las nuevas empresas que no tienen contactos o no vienen de años proveyendo el servicio prácticamente no entran al negocio, porque está centralizado en pocas manos y la competencia es muy fuerte.





Discussion about this post