POSADAS. Como en las demás fiestas patrias de este año, el locro del 9 de Julio se hizo presente y en buena parte de los casos fue con fines netamente solidarios. Obtener fondos para los viajes de egresados o gastos de un familiar enfermo, fueron algunas de las cuestiones que movilizaron a que los elaboradores tuvieran que madrugar durante un día feriado. Ramón López fue uno de ellos. Tuvo a su cargo la preparación de 70 porciones del suculento plato que comercializó la comunidad de la iglesia “Jesucristo Nombre Sin Igual”, anexo Itaembé Miní, con el propósito de adquirir materiales de construcción para poder concluir la obra que se levanta sobre la avenida Nº 147. “Necesitamos machimbre, cemento, piedra, arena y para eso juntamos los fondos”, dijo el joven, al tiempo que agregó que a las 7 “ya estaba la olla en el fuego”.Con varios otros colaboradores trabajaron afuera aunque “teníamos preparado un espacio en el interior y si comenzaba a llover nos metíamos, pero nos pareció más práctico hacerlo afuera, a la vista de todos y que todos sepan de la actividad”. Mientras acomodaba la leña para dar más impulso al fuego, dijo “este locro tiene de todo. Había aprendido a cocinar pero recién este año me puse a hacer y las veces anteriores me salió bastante bien”.Formación, chocolate y locroPara la Asociación de Bomberos Voluntarios de Posadas – Cuartel Itaembé Miní celebrar todas las fiestas patrias es una tradición en la que el locro no puede faltar. “En la temporada de otoño e invierno tenemos cinco fechas, así que hacemos la formación, el chocolate con facturas para los más pequeños y luego se elabora el locro que se vende a la comunidad. Quienes estamos involucrados en la actividad nos comprometemos a vender las porciones. Lo recaudado lo invertimos en distintas necesidades. Lo del locro anterior fue para la compra de remeras y con éste, vamos a empezar a construir los sanitarios para las mujeres”, manifestó el presidente, Ernesto Romero. Además de la tarea propia de la elaboración, los bomberos salen a comercializar, se relacionan con los vecinos y se mantiene la tradición. Hay varios encargados de preparar el alimento. Ayer le tocó el turno a Cristian De Jesús Chirive. Otras veces lo hace el vecino Hugo Raggi.Chirive comentó que comenzó a las 5, poniendo los garrones y a las 6.30, agregó el maíz, como para poder servirlo a las 12. Son 160 porciones para la venta y otras 40 para compartir con los cadetes. “Lo hacemos con leña que juntamos en la zona además de las colaboraciones de los vecinos. Otro poco es producto de las podas que guardamos bajo techo, bien a lo criollo”, confió, y señaló que es un locro “bien potente. Lleva garrón, puchero, pecho, mondongo, maíz, zanahorias, zapallo, mandioca y verduras. También tenemos empanadas de carne”.Chirive recordó que aprendió a cocinar este plato en 1986 durante las campañas políticas y ahora colabora con los bomberos en la comisión y “ayudo a hacer esto para que junten fondos para los uniformes y demás”.





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