POSADAS. Hace algunos años que las familias guaraníes comenzaron a venir a la capital provincial para vender sus artesanías. Vienen con lo puesto y sin dinero por lo que se instalan en las plazas y plazoletas. Junto a esta práctica se sumó una absolutamente ajena a la cultura mbya: la mendicidad. Es que para comer y abrigarse durante los días que permanecen en Posadas, los más chicos -a veces acompañados de sus madres- salen a pedir a los barrios cercanos al centro y en el microcentro. Durante años, la única reacción que tuvo este gobierno -a través de la Dirección de Asuntos Guaraníes, comandada por el incontablemente cuestionado Arnulfo Verón- fue obligar a las familias a regresar a sus comunidades. Para ello, los recursos del estado se disponían en el traslado de estas familias en forma coactiva. Como defensa, los guaraníes aprendieron a guardar silencio y no dar información sobre su aldea de origen a los medios de comunicación. Es que la experiencia les enseñó que, cuando los medios reflejaban cómo subsistían bajo la intemperie bajo el cielo capitalino, la camioneta de Asuntos Guaraníes los “cargaba” al día siguiente rumbo a sus hogares. Un cambio de paradigmaDado este antecedente, la actuación de esta semana del Hogar de Día de Posadas no queda para nada desapercibida. Es que por primera vez, una institución dependiente del Estado asistió a familias aborígenes en situación de calle y respetó su decisión de permanecer en Posadas. Esta institución, dependiente de la Subsecretaría de Atención Integral Comunitaria, de la Niñez, Adolescencia y Familia, asistió este miércoles a un grupo de familias, precisamente a cinco mujeres y diez niños, de las aldeas Ivy Poty de San Ignacio y Urundaity de Profundidad, que habían pasado la noche a la intemperie en la zona céntrica de Posadas y sufrido las inclemencias climáticas. Los operadores de calle del Hogar de Día se acercaron a primera hora de la mañana en inmediaciones de la plaza 9 de Julio, hablaron con las madres, quienes adujeron que se encontraban vendiendo artesanías, aunque debido a la lluvia y el frío aceptaron ser trasladadas hasta la institución para higienizarse, recibir atención médica y alimentarse. Una de las madres se encuentra en la última etapa del embarazo. En el grupo además había varios niños de corta edad, todos fueron revisados por el médico de la institución, luego de higienizarse y recibir ropa seca, calzados, abrigos y útiles escolares. En el Hogar de Día el grupo desayunó, compartió el almuerzo, pero decidió no regresar aún a su aldea, pues manifestó que pretendía primero vender las artesanías que habían traído a la ciudad; además de argumentar la imposibilidad de llegar hasta sus comunidades por la lluvia. Después del almuerzo los pequeños compartieron algunas de las actividades en el Hogar de Día.Respeto de la voluntad Diariamente, los operadores de calle del Hogar de Día recorren la ciudad, con el fin de detectar a los niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad, siempre respetando la voluntad de los chicos, se los traslada hasta la institución, donde se les brinda las atenciones básicas, en primer lugar de alimentación y médicas, luego el equipo interdisciplinario de profesionales interviene para la revinculación familiar y trabajar sobre la problemática, según cada caso. Con respecto a las familias mbyá guaraní, fue la Dirección de Salud Indígena de Salud Pública la que entrevistó a las familias y solicitaron la intervención del Hogar para que no permanecieran en las calles con los niños bajo la persistente lluvia de la jornada.





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