PUERTO RICO. Luego de pasar por una cirugía muy importante, Lucy Wood, poeta de esta ciudad, la eterna enamorada, recibió a PRIMERA EDICIÓN para una entrevista exclusiva donde habla de la vida y el amor. ¿Cómo es tu presente?Mi presente está cargado de nostalgias por los que ya no están a mi lado, pero llena de amor, y no solamente de ese amor pasional, sino también del amor de la familia, el amor de los amigos y de los seres queridos. Estoy muy rodeada de eso y vale la pena festejar, hay que celebrar la vida porque estamos muy de paso.¿Y qué es el amor?El amor es lo más sublime que te puede pasar, es lo que cura todas las heridas cuando es sincero, es el que da todo sin pedir nada y es renunciamiento. El amor se quiere a sí mismo primero, se valora, para así poder abrir ese Potosí de oro viviente y que pesa más que un mundo, que es el corazón. El amor es estar bien, es estar feliz, tomarse de las manos, darse un beso, mirar una noche estrellada y apretarte al hombre que querés.¿Qué es la vida para usted?La vida es como el amor, se fabrica, cada uno es artífice de su destino y los pensamientos son como un bumerán. Hay que aprender a vivir y aprender a disfrutar lo que uno tiene. Algunos no disfrutan de lo que tienen por querer tener lo que tiene el vecino. ¿De qué te sirve dormir en sábanas de seda si tenés odio y celos y no podés disfrutar? El hombre que sabe vivir es el que sabe darle el verdadero valor a las cosas. Lo que tiene realmente valor no se puede comprar con dinero.¿Y la amistad?La amistad es algo muy delicado y se tiene que cuidar como si fuera una copa de cristal tallada a mano. Cuesta hacer amigos, cuesta encontrar a esas personas que están a tu lado en las buenas y en las malas sin que vos los llames. Yo no sé qué hubiese sido de mí en los momentos duros si no tuviese amigos, ellos me ayudaron a superar los momentos más tristes de mi vida. Primero perdí a mis padres, luego a mi esposo y a mi nieto y siempre estuvieron conmigo mis amigos. De la amistad hay que hacer un culto, es una cosa muy delicada.¿Qué nos podés decir sobre tu experiencia con el dolor?El dolor entra a tu casa sin pedir permiso. Podés estar atravesando el mejor momento de tu vida cuando llega el dolor a extirparte la flor más bella.¿Cómo nace tu relación con la escritura?Escribo desde los cinco años y no podría vivir sin escribir. Pero tengo una historia: mi madre tenía un su ropero una caja. Pero el ropero tenía llave y la llave la tenía ella, por lo que nadie lo podía abrir que no sea ella. Yo tenía fascinación por la pieza de mi mamá y principalmente por ese ropero en el que había una lata muy bien guardada que me despertaba gran curiosidad. Cuando tenía catorce años, un día mamá se olvidó la llave y yo fui directa a abrir esa lata de caramelos, no me interesaba nada más del ropero de mi mamá, ni los perfumes ni las alhajas, solamente lo que contenía esa lata. Cuando la abrí, mi sorpresa fue tan grande cuando vi que estaba repleta de cartas de amor que mi papá le había escrito a mi mamá. Eso fue para mí un hallazgo maravilloso y romántico que cambió por completo mi vida.¿Qué fue lo más lindo que te pasó en la vida?Haber conocido a Carlos, mi esposo: eso fue lo mejor que me pasó en la vida.





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