Ciudad del Vaticano, Santa Sede (Agencias y diarios digitales). El papa Francisco recibió ayer en el Vaticano a la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, en una audiencia de tres cuartos de hora en la que hablaron sobre la posible despenalización del aborto en ese país, de América Latina y de la visita del pontífice al país en 2016.“Hemos hablado sobre los roles de los gobernantes y de su visita a Chile”, cuya fecha aún no ha sido fijada, contó la mandataria socialista a la prensa al término de la audiencia en el Vaticano.Bachelet, quien estaba vestida con un sobrio vestido negro y sin mantilla, fue recibida por el papa Francisco en su biblioteca privada, en el segundo piso del palacio apostólico, con un “encantada de que usted esté aquí”.Se trata de la primera audiencia oficial que concede el papa latinoamericano a la presidenta socialista, que se define agnóstica.Los dos dirigentes “abordaron temas de común interés, como la salvaguardia de la vida humana, la educación y la paz social”, subrayó en un comunicado oficial el Vaticano.Traducido del lenguaje diplomático de la Santa Sede, los dos dirigentes abordaron el espinoso asunto del aborto, ya que la jerarquía de la Iglesia católica chilena ha manifestado en varias ocasiones su preocupación por el proyecto de despenalizar el aborto en ese país.Durante el encuentro privado, particularmente largo con respecto a los concedidos a otros mandatarios, analizaron “la situación de América Latina, con particular interés en algunos desafíos que atañen al continente”, subraya la nota. “Hablamos de cómo seguir trabajando para que la región entregue máximas oportunidades y derechos a todos sus habitantes”, recalcó Bachelet.Para el papa Francisco los temas de “la pobreza, la familia y la igualdad son centrales”, dijo. “Es un gran conocedor de la región y hemos intercambiado reflexiones”, explicó Bachelet, que la víspera adelantó a la prensa que considera un asunto “bilateral” el diferendo con Bolivia para una salida al mar, excluyendo indirectamente un pedido de mediación a Francisco.“El Papa está al tanto de todo, es un apoyador de los procesos, fue una reunión muy grata”, precisó Bachelet sin más detalles.“Hemos hablado también de ese fenómeno que se da en nuestro país, y también en las sociedades europeas y que es la crisis de confianza, la crisis de representatividad, y de que todos quienes tenemos un rol en la política y en lo moral podemos hacer que el valor de lo colectivo sea un valor importante”, agregó.Al término de la reunión, Bachelet presentó la delegación que lo acompaña, formada por unas doce personas, entre ellas el ministro de Relaciones Exteriores, Heraldo Muñoz y la presidenta del partido socialista, Isabel Allende, hija del derrocado presidente Salvador Allende. Durante el tradicional intercambio de regalos Bachelet obsequió al papa con un rosario de lapislázuli y plata, y un libro de fotografías titulado “Iglesias del fin del mundo”. El Papa, por su parte, le entregó un ejemplar en español de su exhortación apostólica “Evangelii Gaudium” y un medallón de bronce.Cicatrizar las heridas en BosniaPor otra parte, Francisco espera saldar viejas deudas en Sarajevo, por siglos Sarajevo fue conocida como “la Jerusalén de Europa”, donde el cristianismo, el islamismo y el judaísmo vivían en armonía. En la década de 1990, sin embargo, la ciudad pasó a ser sinónimo de animosidad religiosa, cuando cristianos ortodoxos serbios y musulmanes bosnios se enfrascaron en guerras calamitosas. El Papa espera restaurar parte del viejo legado hoy, durante una visita a esta ciudad que hace tan sólo dos décadas conmovió al mundo con sus francotiradores serbios y atentados contra civiles inocentes.Esta ciudad de mayoría musulmana se prepara para hacer una gran recepción al pontífice. Ya se venden tazas con la imagen de Francisco en negocios de souvenirs donde se las coloca junto a estatuas de San Juan Pablo II en la plaza principal. Carpinteros musulmanes crearon un trono de madera para que se siente el papa y artesanos católicos construyeron un altar para la misa que oficiará. En Srebrenica, donde se produjo la peor carnicería ocurrida en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, un coro mixto de musulmanes y cristianos ortodoxos practica un tema de amor que le cantará al pontífice.La mezquita, la sinagoga, la catedral católica romana y la Iglesia Ortodoxa Oriental se encuentran a menos de 100 metros la una de la otra. Pero la armonía entre las distintas fes fue sacudida por la guerra entre serbios, croatas y bosnios entre 1992 y 1995. El conflicto dejó 100.000 muertos y desplazó a la mitad de la población.Dos décadas después, las heridas persisten y muchos de los problemas que causaron tanta animosidad no han sido resueltos. Los cristianos ortodoxos serbios quieren un estado independiente; los musulmanes bosnios desean un país unificado y los católicos romanos croatas quieren su propia región autónoma.“Vengo con la ayuda de Dios para fortalecer a los católicos en su fe, darle mi apoyo al diálogo ecuménico entre las distintas fes y, sobre todo, a alentar la coexistencia pacífica en vuestro país”, dijo Francisco a los bosnios en un video.Francisco sigue los pasos de San Juan Pablo II, quien intentó visitar Sarajevo durante la guerra para hacer un llamado a la paz. Por entonces, los residentes de Sarajevo, hambrientos y extenuados, esquivaban las balas de francotiradores serbios cuando aparecieron en los muros de la ciudad carteles anunciando la visita papal. Se lo veía en una foto con los brazos abiertos, como queriendo abrazar a toda la ciudad, que se sentía olvidada y traicionada por el mundo.“No están solos”, decía el cartel. “El Papa está con ustedes”. Mucha gente lloró parada frente al cartel.El viaje fue suspendido por razones de seguridad. Pero Juan Pablo vino finalmente en 1997 para celebrar una emotiva misa en el principal estadio de Sarajevo, que atrajo a miles de católicos croatas por primera vez desde el fin de los combates. Juan Pablo volvió a Bosnia en el 2003, esta vez al bastión de los serbios bosnios de Banja Luka, donde pidió perdón por los crímenes cometidos durante la Segunda Guerra Mundial por los católicos contra los serbios.Su mensaje de paz hizo que se instalase una estatua suya en la plaza principal de Sarajevo el año pasado.Habrá fuertes medidas de seguridad para la visita de Francisco. La policía pidió a la ciudadanía que cierren las ventajas de sus casas y no salgan a los balcones cuando pasa la caravana papal.U
na pequeña cantidad de musulmanes bosnios sigue las prédicas de muyaidines extranjeros que promueven una versión radical del Islam y que durante la guerra se sumaron a las filas bosnias que combatían a serbios y croatas. Algunos expertos dicen que unos 200 bosnios se fueron a Siria para apuntalar a la organización Estado Islámico. La policía vigilará de cerca a una pequeña cantidad de radicales sospechosos durante la visita papal, según el portavoz Irfan Nefic.Meliha Burazerovic, de 56 años, vive por la ruta que recorrerá Francisco para llegar al estadio en el centro de la ciudad, donde oficiará una misa ante unas 60.000 personas. Juan Pablo hizo le mismo recorrido hace 18 años.“Esa vez me teñí el cabello para la ocasión, pero cuando terminé de secármelo la caravana ya había pasado”, recuerda esta mujer musulmana. “Esta vez me lo voy a teñir el viernes así estoy lista el sábado. Espero que el clima nos favorezca. Nos merecemos un día perfecto”.En el centro de Bosnia, la familia musulmana Hajdarovac se ofreció como voluntaria para construir en su taller una silla especial para la misa del papa.“Más de 33.000 croatas católicos bosnios irán a Sarajevo para asistir a la misa. Francisco los estimulará para que se queden en Bosnia a pesar de una tasa de desempleo del 40% que ha ahuyentado a muchos.“Aliento a vuestros católicos a que se queden con sus compatriotas”, dijo el papa en su mensaje filmado.




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