GARUPÁ. El último 7 de marzo, once familias llegaron relocalizadas por el Instituto Provincial de Desarrollo Habitacional (Iprodha) desde el barrio Vecinos Unidos, con expectativas de mejora de sus condiciones del hábitat, vivienda e infraestructura básica. Se trataba de un grupo de personas con ingresos por debajo del nivel de indigencia, en situación de emergencia o marginalidad, y su relocalización se produjo porque en su viejo lugar, cada vez que llovía se inundaban y la pasaban realmente mal. Mientras esperaban la “casa digna”, lejos de empezar las obras, el Iprodha sumó a trece familias más y las dejó en iguales condiciones que las anteriores: con muchas promesas y un mar de casitas de madera sin pisos ni baños decentes. Al tiempo se mudaron otras cuatro familias de las 220 Viviendas y otras dos del barrio San Jorge, en una especie de “relocalización hormiga” que, para colmo, no favorece la convivencia. “Lo que hemos sufrido nosotros desde el primer momento lo están padeciendo las familias nuevas. Necesitamos soluciones en tres sentidos: salud, educación y vivienda digna. Los terrenos en donde estamos se van desmoronando y las veces que apareció gente del Iprodha fue para seguir con su teatro”, reclamó uno de los delegados barriales, Carlos Silva, relocalizado con las primeras familias. “Cada semana vienen y nos dicen ‘tal día vamos a empezar’, pero son puros teatros, no aparecen. Nos volvieron a decir que vienen este lunes, vamos a ver. Si se trata de otra mentira, el martes nos vamos a movilizar para que nos oigan de una vez por todas”, advirtió Silva indignado. Según sus palabras, la gente que vino con él en marzo último llegó al barrio donde se iban a generar las condiciones para su inclusión social de desocupados y beneficiarios del programa de planes sociales de la población en emergencia habitacional y laboral, a través de la formación de cooperativas de trabajo; la concreción de proyectos sustentables por medio de la construcción de viviendas nuevas con su correspondiente infraestructura. “Fueron todas mentiras; nosotros nos sentimos estafados por el Iprodha porque hizo abandono de persona con nosotros”, graficó el hombre que aseguró sentirse damnificado. “Esta tarde (por ayer) las familias recibimos la visita de algunos funcionarios del Gobierno, pero estuvieron acá para hacer más teatro nomás. Lo mismo hicieron hace tres semanas: vienen pero nunca nos dan una fecha concreta de nada, de inicio de movimiento de suelo, de máquinas, nada”, sostuvo uno de los delegados vecinales. Según el hombre, “hace tres meses nos vienen bicicleteando con la casa, pero esta casita provisoria parece que es para siempre. En estos meses de humedad y lluvias hemos padecido filtraciones e inundaciones”. “Para colmo están trayendo más familias de otros barrios de Posadas, que son familias a las que sacan con las mismas promesas que a nosotros, pero es gente que se sigue inundando”, relató el delegado.Extrema precariedadEl recorte socioeconómico de los afectados refiere a personas de escasos recursos. Además, “hay muchas personas con problemas de salud y ancianos que no pueden moverse fácilmente por su cuenta, los vecinos sentimos que han hecho con nosotros abandono de persona”, insistió el hombre.“Algunos de los adultos ya hemos soportado tanta dureza de la vida que si se trata de aguantar, aguantamos; pero acá tenemos muchos niños y también están los ancianos en situación de vulnerabilidad”.Para las familias, según un sondeo informal de PRIMERA EDICIÓN, su traslado al alejado barrio en las afueras de Garupá significó “la pérdida de fuentes de empleo, el deterioro de los ingresos de los hogares de los trabajadores, la precarización de las condiciones de trabajo y de vida; por ende, el aumento significativo de la pobreza y la indigencia. “Acá hay 16 niños que no pudieron empezar la escuela desde que comenzó el ciclo lectivo. No los pudimos inscribir en las escuelas de la zona por falta de vacantes. Además de que nuestros niños empezaron a tener un fuerte deterioro de la salud y hay dos personas discapacitadas a quienes hay que atender, en sus casas no tienen ni siquiera baños, están durmiendo en un piso de tierra. En los Caps no reciben atención porque nos dicen que tenemos que tener domicilio en Garupá. Estamos abandonados”, sentenció un vecino.





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