WASHINGTON, Estados Unidos (Agencias-Medios Digitales). La recolección masiva de datos sobre comunicaciones telefónicas entre ciudadanos de Estados Unidos y residentes en ese país y personas en el extranjero podría estar a punto de acabarse. De hecho, desde la medianoche del domingo en Washington ya no se lleva a cabo, aunque esa suspensión es sólo temporal. La cuestión, ahora, es si el Congreso de ese país aprobará esta semana una nueva norma que restringirá de forma drástica la recogida de información que lleva a cabo la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, según sus siglas en inglés).Desde el punto de vista técnico, se trata sólo del reemplazo de la Sección 215 de la Ley Patriótica de 2001 por la Ley de Libertad. Políticamente, es mucho más. Constituye el triunfo del exespía Edward Snowden, que hace dos años divulgó a todo el mundo las actividades de la NSA y que desde entonces está asilado por la Rusia de Vladimir Putin. También es un golpe de efecto del candidato ultraliberal a la presidencia de EEUU, el senador Rand Paul, que es quien, explotando las normas de esa cámara, ha forzado el cambio, en un esfuerzo por revitalizar una campaña a la Casa Blanca que no arranca en las encuestas. De hecho, es la primera consecuencia práctica de la campaña a la Casa Blanca de 2016.Y, finalmente, constituye una muestra de la fragmentación del Partido Republicano. Porque Paul se ha enfrentado de forma abierta al liderazgo de su partido en este debate. El presidente del Senado, el también republicano Mitch McConnell, ha calificado a Paul de llevar a cabo “una campaña de demagogia y desinformación” basada en las “acciones ilegales” de Snowden.La crisis implica que una gran parte de la política antiterrorista de EEUU está, pura y simplemente, paralizada. Porque no estamos hablando sólo de la NSA. Teóricamente, el FBI va a tener la posibilidad de obtener órdenes judiciales para “pinchar” las telecomunicaciones de sospechosos que cambien de teléfono, o las de sospechosos de terrorismo que no pertenezcan a organizaciones criminales-lo que puede tener consecuencias con los llamados “lobos solitarios”, muy comunes entre los islamistas y también entre la ultraderecha-. Claro que, en la práctica, es posible que la fuerzas de seguridad de Estados Unidos se sirvan de trucos legales para sortear esos impedimentos. En cualquier caso, lo que parece evidente es que la lucha antiterrorista entra en una nueva etapa.La NSA sólo podrá conseguir los “metadatos” de personas concretas, y no, como hasta ahora, de millones de usuarios.





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