POSADAS. El malestar y las quejas de los vecinos radicados en la zona comprendida entre el Mercado Central de Misiones y la estación de transferencia de Miguel Lanús va en aumento. La lluvia de reclamos sucede por varios motivos, en especial porque no tienen respuestas satisfactorias ni soluciones que sirvan en el corto plazo. Por las obras de la Travesía Urbana, la franja es de por sí caótica y para colmo parece que el problema todavía va a durar un buen tiempo. Mientras tanto, se quitaron todas las paradas de colectivos que había en la traza de esa porción de la ruta nacional 12 y, para bajar de las unidades, los pasajeros son obligados a ir hasta la estación lindante al Campus Universitario. En ese sentido, el mayor repudio de los usuarios es por la falta de información.“En las unidades no hay carteles informativos, en general los usuarios del transporte urbano de pasajeros nos enteramos de la situación recién cuando deseamos bajar pero los choferes ignoran nuestros timbrazos y se remiten a un simple ‘no hay parada, seguimos hasta transferencia’, graficó Lautaro S. en referencia a lo que considera “otra falta de respeto y abuso” de la empresa que tiene el control y el monopolio de los colectivos en el área metropolitana. Asimismo, cuestionó que el espacio peatonal en esa arteria de ingreso a Posadas “no fue previsto para nadie: ni para el ciclista que circula de día o de noche, para los muchos trabajadores del mercado o para los estudiantes de las escuelas primarias y secundarias que existen en los alrededores”. De su parte, el abogado Luis Di Falco, especialista en seguridad vial, consultado por PRIMERA EDICIÓN a fin de que brinde una opinión de cómo se debería encarar la seguridad vial mientras dure la obra, insistió en que “primero se tiene que plantear una rotonda decente para que los vehículos que transitan por allí bajen la velocidad”.Para Di Falco, la cuestión más grave tiene que ver con la falta de iluminación adecuada. “Mucha gente que anda por allí a la madrugada para ir al Mercado Central está en peligro. En los alrededores hay inseguridad de todo tipo, para cruzar la ruta, para transitar con sus carritos, para las motos y ni hablar de los conductores que cometen infracciones”, enumeró. Vale decir que la obra de la Travesía Urbana que encara la Dirección Provincial de Vialidad (DPV) corresponde a un segmento de 1.200 metros de longitud en el área mencionada. Allí, equipos viales y operarios desarrollan un significativo movimiento de suelos para la construcción de obras de saneamiento, que incluyen desagües pluviales con caños de hormigón de grandes dimensiones, sumideros y obra básica para construcción de calles colectoras de hormigón.“Vialidad Nacional, que es el ente financista, no marcó las pautas de cómo se debía ejecutar la obra y ésta se fue modificando en varias situaciones. Recién la semana pasada se ultimaron los detalles en cuanto a la tarea ejecutiva a realizar en la zona. Antes nos pasaba que no teníamos definiciones en muchas cosas”, señaló a este diario el titular de la DPV, Leonardo Stelatto. Sobre los inconvenientes planteados, el funcionario negó que se estén incumpliendo protocolos de seguridad y a la vez pidió paciencia: “Estamos en obra, es un sector complicado porque hay muchos desagües que ya se hicieron y que falta hacer. Esa zona ya tiene casi concluidos esos trabajos para empezar a hacer las colectoras de hormigón, con lo cual a corto plazo estarían resueltos muchos de los inconvenientes que se plantean, pero hay que tener tolerancia porque es una zona caótica por estar en obras. Si bien es cierto que permanentemente nos reclaman las cosas que no están bien, también estamos corrigiendo la cartelería y el ordenamiento del tránsito”, aseguró.





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