PICADA NUEVA ARGENTINA, Wanda. El pintoresco paisaje que retrata a esta colonia es quizá uno de los más particulares del mundo: las copas de los árboles, algunos con más de veinte metros de altura, sostienen amistosamente un puñado de antenas receptoras de la señal de Internet que llega mediante la reciente colocación de una antena en la zona. “Acá estamos monte adentro, lo cual es un gran problema para la recepción de la señal, así que nos las hemos ingeniado con los muchachos de la colonia para que se suban a los árboles más altos y así conseguir la señal”. Quien habla en nombre de sus vecinos es Marcos Matzembacher, un referente en Nueva Argentina, un pequeño poblado de no más de 150 familias asentadas a treinta kilómetros de Wanda (departamento Iguazú) donde, hasta hace poco, el aislamiento de sus habitantes con el resto del mundo digitalizado era total.“En cualquier ciudad o pueblo puede ser muy simple instalar una antena de wi-fi, pero acá en la picada tenemos nuestra particularidad”, describió el colono, miembro activo de una comunidad donde la mayoría de las personas subsiste con la producción tabacalera. En charla con PRIMERA EDICIÓN, Matzembacher explicó cómo se sienten desde que ya no viven aislados: “Por fin estamos saliendo de la profunda incomunicación tecnológica que teníamos y que nos dejaba fuera de juego ante el resto de los misioneros, el país y el mundo”, sintetizó.“Ahora que tenemos Whatsapp, que es una gran herramienta gratuita de comunicación, la verdad es que nuestra vida es otra cosa. Sin costo, estamos a un click de nuestros seres queridos, son muy raras las veces que nos quedamos incomunicados con el resto de la familia y también de los vecinos, porque nos ponemos al tanto de todo lo que pasa”.“Nos sentíamos aislados del resto del mundo porque para enviar un simple mensaje dependíamos de una serie de factores, en especial de cómo estaba el tiempo, y en la mayoría de las ocasiones captábamos la señal de las antenas paraguayas, con lo cual cada mensaje tenía un costo mucho más elevado, era muy complicado”, describió sobre lo que considera “una vida anterior” desde que la comunicación virtual modificó radicalmente la cotidianeidad. Ellos entienden que el acceso a las plataformas virtuales se volvió un derecho humano y un servicio básico elemental. Así lo expresó también en un enfoque para PRIMERA EDICIÓN el antropólogo Roberto Abínzano, quien pone en perspectiva el aspecto vital en la clave de la inclusión digital. (Ver “Los derechos humanos y…”).A 30 kilómetros en el monte y al alcance del mundo en FacebookExpresó Matzembacher la alegría generalizada de toda la colonia por lo que se hizo a través de la Asociación de Campesinos Tabacaleros Independientes de Misiones (Actim), “porque estamos como mínimo a treinta kilómetros del pueblo más cercano y hasta la antena no contábamos con señal de celular. Con la inversión que hizo la asociación y con la colocación de la torre, podemos estar más comunicados y enterados de lo que está pasando en todo el mundo”.“Además, todos quienes hemos adquirido un paquete de wi-fi también tenemos una cuenta en Facebook, que son herramientas que usamos para enterarnos de lo que está pasando en el mundo”, confió. Sin embargo, para el tabacalero, una de las grandes ventajas y alegrías que tienen es que “nuestros hijos pueden tener acceso a Internet, donde pueden encontrar muchísima información para estudiar, no sólo es tener una enorme biblioteca en la casa, sino que es la garantía de acceder a la misma información disponible para el resto de los estudiantes del mundo”, ejemplificó.La calificación del servicio es de alto rendimiento para los habitantes que ya aquirieron los paquetes de wi-fi, en vista de que “la señal que nos emiten es muy buena y con mucha velocidad. Difiere con el resto de las señales, con las cuales se tarda en abrir el video o el Facebook”.Según explicó el tabacalero a este diario, en la zona existe un número importante de antenas que compran señales de Internet de Brasil, porque los alcances son mucho más efectivos que algunos locales. Sin embargo, “la cuestión que nos importa a nosotros es que actualmente en la zona tenemos un muy buen servicio que alcanza a Wanda, Libertad y ahora a nuestra colonia”, explicó.El acceso a la red de redes se logró hace cinco meses, en diciembre de 2014, mediante el montaje de una antena y la compra de los equipos por parte de la Actim, con una inversión de 55 mil pesos. La asociación decidió encarar el proyecto luego de relevar las necesidades de los pobladores y analizar de qué manera facilitarles la vida cotidiana, ya que las necesidades son muchas y variadas. En el paraje Nueva Argentina cuentan con una escuelita rural a la que asisten más de 200 chicos y por el momento ya son unos treinta hogares que están con el servicio de Internet por wi-fi. Los derechos humanos y la comunicación Por Dr. Roberto Carlos Abínzano Profesor Emérito – Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales – Unam. Un campesino va en su carro cargado con su cosecha. Tiene ganas de llegar a su casa porque está muy cansado y pasó el día bajo el sol trabajando sin descanso. Pero algo lo acompañó: una radio a transistores que apenas capta dos radios con muchas interferencias. Así se enteró que hubo un terremoto en Nepal y que murieron miles de personas; que hubo elecciones; que su club preferido perdió de visitante; que alguien mató a alguien; y que en un lugar se vende más barato; etc. Palabras y lugares familiares o los más exóticos lugares del planeta le dieron a su mañana un concierto homogéneo y variopinto cuya compresión cabal es difícil de determinar. Lo cierto es que las comunicaciones parecen haberse convertido en el factor más determinante del cambio cultural, en todas las regiones, clases, sectores, oficios, lenguas, etc. Las comunicaciones, en sus innumerables formatos, fluyen por la sociedad como la sangre por el cuerpo. Y nadie debe quedar excluido de esa savia que alimenta el organismo social. El acceso a la información y a la posibilidad de comunicarse es un derecho que debe ser preservado absolutamente. El hombre moderno vine atrapado en la telaraña de la hiper-información y la hiper-comunicación. Esta circunstancia es potencialmente progresiva y contradictoriamente peligrosa.&
amp;nbsp;Porque, ¿Quién informa que a quién? Tenemos aquí una cuestión nítida de poder. Poseer la información y comunicarla es poder y no comunicarla también es poder. Seleccionar la información es poder. Elegir el medio por el cual nos informamos es poder. Pero, fundamentalmente, el poder de las mayorías radica en la actitud crítica ante la información y la comunicación. Y para eso hace falta otro tipo de información previa que proviene de la educación y que también implica poder; el del sistema educativo. Para poner un satélite en órbita fue necesario acumular conocimientos científicos y habilidades ingenieriles durante siglos. Una de sus consecuencias fue que, actualmente, una persona en Cerro Azul pueda hablar con un amigo que está en la Península de Kamchatka, en los confines de Siberia, con sólo sacar de su bolsillo un pequeño adminículo que borra siglos de palomas mensajeras, señales de huno, botellas lanzadas al mar y las simples y añoradas cartas de papel. Pero, una cuestión fundamental es establecer cuáles son los mecanismos de distribución igualitaria de los mecanismos que nos permiten comunicarnos de manera tan sofisticada (hecha ya costumbre) y las informaciones vitales para la vida cotidiana y los proyectos individuales y colectivos.





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