POSADAS (Por Rocío Gómez). Le debe dar gracias a Domingo. El abuelo Domingo, ese hombre de 92 años al que Paulo Fernández, enfermero nacido en Campo Grande hace 44 años, cuidó y con quien se encariñó tanto durante su internación en el hospital San Juan de Dios de la ciudad de La Plata. Fueron él y sus importantes necesidades como paciente, las que llevaron a Paulo hacia el desconocido, pero siempre excitante, mundo del invento.Todo se inició en el garage de la casa donde vivía en La Plata. “Trataba de utilizar el tiempo libre que tenía. Entonces se me ocurrió comprar máquinas y empezar con esta idea”, le dijo Paulo a PRIMERA EDICIÓN. Es que el hombre se recibió de enfermero en la escuela de Enfermería de la Universidad Nacional de Misiones y luego emprendió viaje hacia Buenos Aires. En La Plata trabajó en el hospital San Juan de Dios, adonde conoció a Domingo. Las atenciones diarias llevaron a que se forme tal vínculo entre el enfermero y el paciente que la esposa de Domingo le pidió a Paulo que lo atienda cuando en el 2010 sufrió un accidente cerebro vascular (ACV). “Yo no tenía tiempo porque trabajaba y tenía turnos en el hospital, entonces le dije que iba a ir a las 4 de la mañana a atenderlo mientras él estaba postrado”, contó el enfermero. El problema comenzaba cuando llegaba porque, pese al pañal, el abuelo Domingo siempre estaba todo mojado y debían cambiar las sábanas, con todo lo que eso significa a las cuatro de la mañana. “Fue en ese momento que pensé en diseñar una especie de pañal: conseguí un preservativo, lo adherí al pañal a través de un agujero. Uní al preservativo una bolsita de plástico, a ella un tubo que iba a un bidón y anduvo, estuvo toda la tarde así”, relató. Como buen enfermero, “lo até todo con cinta, porque así como para el mecánico es el alambre, para el enfermero es la cinta. Cuando vi que funcionaba, me di cuenta de la utilidad que le podía dar. Lo modifiqué y así nació el cuantificador de orina”. Dicho invento le llevó cinco años y en la práctica vio de su utilidad. “Para la mujer tiene otro tipo de diseño y es eficaz, pero por cuestiones fisonómicas, es más efectivo en los hombres”, indicó. Paulo también trabajó en neonatología y se dio cuenta que su invento podría tener otros usos. “Permite saber con mayor exactitud cuál es el egreso de los bebés. Además, ayuda al profesional de laboratorio que viene a buscar la orina para hacer estudios. Como se encuentra en la bolsita, se puede ver y tomar exactamente lo que se necesita. Es una facilidad para todos”, aseguró. El fijador de tubo endotroquealPaulo en su actividad cotidiana siempre se preguntó qué cosas se pueden hacer para mejorar la calidad de vida y de atención de los pacientes. “Todo nace para que ellos estén mejor. Entonces me di cuenta de que se podían evitar las lesiones que sufren por el tubo endotraqueal tras una intervención quirúrgica”. Así nació el fijador de tubo endotraqueal descartable. “El tubo endotraqueal llega hasta el pulmón del paciente y no está fijo, entonces cuando éste se mueve se produce una lesión en la traquea. También, el médico debe limpiar y aspirar la saliva de la boca de los pacientes que están en estado de inconsciencia. Eso se hace para evitar la proliferación de microorganismos y las infecciones pulmonares asociadas al respirador. Como ese tubo no está fijo, lastima al paciente. Así se me ocurrió el fijador del tubo endotraqueal, que permite que, a través de una máscara, el tubo se mantenga en el centro de la boca y no se mueva”, explicó.El regreso a sus pagosPaulo se cansó de la vida en La Plata y decidió volverse para Misiones, quince años después. “Vine a Posadas y me ofrecieron quedarme a trabajar acá, pero yo quiero ‘bajar un cambio’. Fue así que decidí volver a Campo Grande, el lugar donde nací, para trabajar en el hospital de allá”. Hace poco más de una semana que comenzó de nuevo. Mientras tanto, los inventos se encuentran patentados en el Inpi (Instituto Nacional de la Propiedad Intelectual) y comienzan a buscarse camino en la comercialización. “Esa parte se la dejé a mi hermana para que ella se encargue”. Patricia, su hermana, le contó a este diario que un empresario local es el encargado de buscarle un destino viable para su implementación. “De encontrar vías de financiamiento para su producción, hoy está listo para ser comercializado”, sintetizó. “Yo quiero que se un elemento que ayude a los pacientes. Porque esto nació para eso”, finalizó Paulo.





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