POSADAS. Al cumplirse 200 años de la reunión del Congreso de los Pueblos Libres, a la que asistieron diputados de Misiones, Corrientes, Santa Fe, Entre Ríos y la Banda Oriental, para la proclamación de un gobierno patrio y democrático, se realiza en el Anexo de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales una ronda de charlas y debates que culmina hoy con ponencias durante todo el día. Aquella asamblea de 1815, fue clave para los distintos sucesos históricos que tendrán relevancia regional; sin embargo hasta hace unos años permanecían casi invisibles en la memoria colectiva. De ahí que estos paneles sean nuevos esfuerzos para profundizar en el conocimiento, el análisis y la difusión de aquel hecho de los anales rioplatenses. Con ese fin se invitó a reconocidos historiadores y periodistas, locales y extranjeros entre quienes aparecen Pacho O’Donnell, quien disertará esta mañana a partir de las 10 junto con Francisco Senegaglia (Entre Ríos) y Ana Ribeiro (Uruguay). Esta última conversó con PRIMERA EDICIÓN minutos antes del panel dedicado a la participación de “Los sectores populares en la Revolución”. En Uruguay, “deuda saldada”Entre otras cosas Ribeiro reflexionó sobre cómo la historia uruguaya viene saldando la deuda con su caudillo Gervasio Artigas hace ya más de una centuria, cuando se lo recuperó como figura de relevancia en los procesos de libertad e independencia. “Para la historiografía uruguaya Gervasio Artigas no es un descubrimiento; y otra cosa más importante aún: para nosotros siempre hubo una historiografía de origen argentino sobre Artigas y de Guacurarí que era la que consultábamos, y allí Misiones era la clave de bóveda del sistema artiguista, algo que obviamente pasaba pura y exclusivamente por esa cuestión filial, política y militar que Artigas tenía con Andresito”, explicó la investigadora. “Llego aquí y me dicen que esta parte de la historia recién se está visibilizando, o bien que ahora se está viendo a estas figuras en ámbitos donde era frecuente antes. Una operación de ese tipo no me sorprende, porque la historiografía uruguaya tuvo que hacer lo mismo el siglo pasado con Artigas quien también estaba invisibilizado”, reflexionó. Para la historiadora, hay una clave que no se debe pasar nunca por alto en el intento de mirar y pensar la historia: “Cuando se le da visibilidad a algo también está haciendo de ese algo una interpretación ideológica. Eso hay que tenerlo presente. La historia es un viejo oficio que tiene reglas muy claras y hay que manejarlas con precisión. Imposible quitarles a la historia los usos políticos que le son inherentes; sin embargo hay que procurar que esos usos no sean servidumbres políticas, hay que hacerlo con mucho cuidado y con mucho respeto. Se hace necesario ir al pasado, pero nunca por el pasado mismo, sino que se tiene que estar al servicio del presente y que ese servicio no sea esclavizado ni altamente ideológico”, enfatizó.Una batalla másDijo Ribeiro: “Hay una batalla que cumplir: se han eternizado unos viejos clichés de los viejos manuales reproducidos al infinito por los cuerpos docentes, algo que tiene mucho que ver con una historia extremadamente nacionalista la cual recortaba todos los localismos, o bien no hacían las conexiones con las regiones, una historia donde cada país estaba de espalda contra el otro y no sabían nada. La enseñanza escolar todavía tiene esos defectos de invisibilizar su historia regional, pero es algo también de todos los países, y que se empieza a cambiar”. “En Uruguay estamos trabajando mucho con ese objetivo. He escrito un libro para niños con el objetivo de que les llegue la complejidad, donde no todo sea blanco y negro. Que haya matices de grises. Pero es un mecanismo muy complejo y no todos los historiadores pueden hacerlo. A mí me costó mucho más que escribirle a los adultos, porque era hacer una búsqueda de imágenes muy complejas, porque ellos piensan muy distinto. Las veces que he ido a las escuelas, los niños me hacen preguntas que son sin duda las más espectaculares. Un universitario te pregunta sobre algún saber pero un nene te descoloca totalmente, una vez me preguntaron “qué pasaba cuando los soldados pasaban por un arroyo, cómo hacían para prender el fuego del tabaco”, río. En su faceta de divulgadora este año, Ana Ribeiro se encuentra escribiendo dos libros, uno de ellos es producción colectiva junto con el historiador Gerardo Caetano y tiene que ver con un trabajo de reflexión a propósito del problema de la tierra en toda América Latina en el Enclave de la Revolución so pretexto del reglamento agrario artiguista de Tierras rubricado hace 200 años en 1815. “Somos un grupo grande de historiadores hispanoamericanos reflexionando cual era el sistema de propiedad y cómo coexistían unos con otros y en qué punto estaba el programa”, especificó. Su segunda obra tiene que ver con la “revisitación” del texto de un patricio español correntino que cuenta la visitación de Andrés Guacurarí desde la mirada de la “antirrevolución”. Amplia propuestaLa propuesta para entender la revolución libertadora de los Pueblos Libres, acaparó la atención de numeroso público ayer en el SUM del anexo de la Facultad de Humanidades. La apertura estuvo a cargo de Gisela Spaciuk, decana de la Facultad de Humanidades y Pablo Camogli, historiador y periodista. Al mediodía, disertaron sobre La Revolución en América, Hernán Brienza y Julio Sotelo, este último de Paraguay. Por la tarde, después de las 16, fueron disertantes Gabriel Di Meglio, Juan González y Magdalena Escurdia sobre “Los sectores populares en la revolución”. “La revolución democrática tiene tres aspectos centrales: la reforma agraria, la supresión de la esclavitud y la incorporación de los pobres al derecho ciudadano. Entonces la lucha de los pueblos libres no es más que la búsqueda de la libertad de los pobres”, dijo Gabriel Di Meglio.





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