POSADAS. Comisiones vecinales, clubes, gremios, partidos y agrupaciones políticas o simples vecinos que aprovecharon la oportunidad para el “rebusque”, ofrecieron ayer más de un centenar de ollas inmensas de humeante locro para el tradicional almuerzo popular por el Día del Trabajador. Pese a la temperatura elevada del mediodía, la gente hizo colas, recipiente en mano, para adquirir una o varias porciones del delicioso plato a un costo accesible -con precios que fueron desde los 10 a los 40 pesos por porción- y hasta gratis en el caso de los que quisieron ganarse el favor de algún grupo de simpatizantes.La costumbre de comer el plato más calórico del menú gastronómico argentino cada feriado del 1º de Mayo, paradójicamente generó mucho trabajo. Y también muchas ganancias. Uno de los grupos que se movilizó desde la madrugada esperaba recaudar mil pesos por olla, descontando lo previamente invertido. Una tradición que se arraigaUn diario de la ciudad de Córdoba publicó ayer que en esa capital se contabilizaban cinco puntos donde se podía adquirir locro. La escena de Posadas fue totalmente distinta. Una olla humeante cada cuatro cuadras sobre las avenidas, y escenas parecidas en las plazas y espacios verdes, marcaron la predilección de los posadeños para con esta tradición.Desde las 5 o las 6 de la mañana los distintos grupos comenzaron a concretar lo que en realidad empezó el día anterior con la compra de los insumos.“Ayer compramos carne, patitas, tripa gorda, mondongo, el maíz blanco y todas las verduras. Conseguimos olla y leña y hasta una carpa para la sombra. Anduvimos todo el día” contó Delia Galarza, vecina de la chacra 146. Todavía de noche trasladaron los elementos a la esquina sobre la avenida Jaureche, y comenzaron el fuego que “es el secreto de todo locro bien hecho”. Es que según la vecina, “meter todo en la olla no es mucho misterio, el tema es mantener el fuego parejo, moderado, y revolver siempre para que el locro realmente salga bien”. Por un vecino, todoEn la plaza frente a la Iglesia San Ramón de la chacra 79, la comisión vecinal inició temprano el ritual por el Día del Trabajador. Diversificados como la mayoría de los vendedores, en este caso ofrecieron locro, pollo a la parrilla y empanadas. Dieron la nota con buena música popular -cumbia, sertaneja- y con un vecino que cada tanto agarraba el parlante para anunciar a los demás el tiempo que restaba para que el locro esté a punto. “Venga vecina, no se quede sin el locro que organizó su comisión vecinal”; “Apúrese vecino que quedan dos docenas de empanadas sin vender” voceaba el animador del grupo. En este caso, lo recaudado se destinará a ayudar a un vecino que está atravesando un complejo tratamiento de salud. Cada vez más ricoMientras revuelve el tradicional locro del Primero de Mayo en su puesto de Villalonga (Garupá), Eduardo “Pollo” Quiñones, se considera un experto en elaborar el plato. “Tengo clientes especiales que vienen sólo para comprar locro porque les gusta como cocino”, dijo, y aclaró que para esta ocasión preparó unas 200 porciones. Y que para que salga exquisito, comenzó a colocar los ingredientes a las 6, y así poder “comenzar a largar” a las 11.30. “Le pongo garrones, cerdo, mondongo, choricitos, porque la gente no quiere que sea muy complicado. Tengo mis clientes seguros. Siempre cocino igual, y cada vez me sale mejor, más rico. Al menos eso es lo que dicen los clientes”, que se acercan a la esquina de Emilio Talavera y avenida Las Américas, frente al monumento a la bicicleta. En una hora se vende todo. “No queda nada”, incluso “desaparecen” las empanadas que su esposa Estela Casino y su amiga Mary Da Rosa comenzaron a freír a media mañana.Para matizar los domingos, este jubilado de la administración pública, tomó por costumbre preparar pollo con mandioca, chorizos, morcillas, carne vacuna y lechón, y agrega locro “ahora que los días empiezan a ser más frescos. Así que el que guste, a las 11 a más tardar ya puede pasar a buscar su porción”, invitó Quiñones, para quien la gastronomía “es mi fuerte”. Un homenaje a los forjadoresEn la Asociación Civil Esperanza Activa Comunitaria, de Garupá, también prepararon una gran olla pero para compartir entre los tres abuelos que allí residen y otras personas “que vendrán a acompañarnos”. La presidenta de la entidad, Ana María Benítez, contó que la elaboración comenzó a las 5.30 y que “se extenderá hasta las 12, para que todo quede bien blando, en particular la carne y el maíz. Pusimos el puchero, chorizo, mondongo y todas las verduras”, producto de donaciones efectuadas por los vecinos. De esta manera agasajaron a sus “viejitos” que forjaron el país con su trabajo que en otros tiempos no contemplaba mayores derechos ni beneficios. De origen quechua, hoy es “argentinidad”El locro es una comida de origen precolombino, que llega a nuestros días como herencia de los pueblos andinos.El padre jesuita y antropólogo José de Acosta, en su libro “Historia natural y moral de las Indias” editado en 1590, contó que en “lo alto de la sierra del Perú y las provincias que llaman del Collao”, el clima era tan frío y tan seco que, “cómense también las papas así frescas cocidas o asadas, y de un género de ellas más apacible, que se da también en lugares calientes, hacen cierto guisado o cazuela, que llaman locro”. En realidad el cura no hizo más que castellanizar la comida que en lengua quechua se conocía como luqru o ruqru. En tiempos antiguos todas las sociedades tenían un plato similar al locro, ya que en definitiva era un “hervido” lento de lo que se tuviera a mano para zafar del hambre. Hoy no es una comida relacionada a la pobreza sino a la argentinidad, a lo criollo. Se prepara de diferentes maneras aunque sus ingredientes básicos son el maíz, el zapallo y los porotos. El locro misionero incorpora mondongo y tripa, que no es del gusto de los paladares de otras regiones. El locro es uno de los platos más calóricos del menú tradicional y se dice que quien no está bien alimentado, (un “pililí” o “amarillento”) se duerme sobre el plato por el enorme desgaste energético que requiere su digestión. Por tradición, llevamos un locro a la mesa para el Día del Trabajador y para las fechas patri
as. Así que si no disfrutó de un buen plato en la jornada de ayer, vaya preparándose para el 25.





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