POSADAS. Juan Ramón Godoy, el exprefecturiano Pablo Julio Paz y el mecánico chapista Marcial Alegre continuarán presos por su presunta participación en la denominada “Masacre de Panambí”, en la que fueron brutalmente asesinados el empresario maderero Carlos Knack (43), su esposa Graciela Mojsiuk (42) y los hijos de la pareja, Bianca (12) y Cristian (25), el 25 de mayo del año pasado. La Cámara de Apelaciones en lo Penal y Correccional, en un fallo dividido, confirmó todo lo actuado por la jueza de Instrucción 1 de Oberá, Alba Kunzmann de Gauchat.Es decir, rechazó el pedido de nulidad de la causa, efectuado por el defensor de Alegre, y ratificó el auto de prisión preventiva contra los tres imputados.La causa estaba originariamente en la Sala II de la Cámara de Apelaciones, integrada por los magistrados José Alberto López y José Jacobo Mass.El primero votó a favor de la confirmación del auto de prisión preventiva y todo lo actuado por Kunzmann de Gauchat, mientras que Mass lo hizo por la revocatoria de la causa y excarcelación de todos los detenidos.El empate técnico obligó a la intervención del camarista, miembro de la Sala I, Ricardo Venialgo, quien se inclinó y adhirió al voto de López.De esa forma, por decisión mayoritaria, se resolvió que los tres sospechosos continúen privados de su libertad, a la espera de la realización del debate oral y público.Ahora el expediente regresará al Juzgado de origen para que continúe con la investigación tendiente, entre otras cosas, a la identificación, localización y arresto de las dos personas a las que la Cámara considera prófugas (ver aparte).Como informó este diario en su momento, haciendo una proyección de lo que podía suceder, el monto de una eventual resolución condenatoria (pena en expectativa) y el riesgo procesal de fuga marcaron a fuego el destino procesal de Godoy, Paz y Alegre.Pero hay otro elemento que la Cámara tuvo en cuenta para confirmar el rechazo al planteo de las excarcelaciones, esgrimido en su momento por Kunzmann de Gauchat. Es que la libertad de Godoy, Paz y Alegre podría representar un peligro real y latente para la vida del único sobreviviente de la Masacre de Panambí: Carlos “Nano” Knack.El 25 de mayo de 2014, el empresario Carlos Knack, su esposa Graciela y sus hijos Bianca y Cristian fueron quemados vivos para no dejar rastros de lo que fueron a buscar: los 460 mil pesos en efectivo con los que escaparon.Cristian luchó por su vida hasta el 30 de junio, cuando su corazón dijo basta a tanto sufrimiento.Antes, en un acto de enorme coraje y valor, alcanzó a brindar detalles de lo ocurrido en presencia de funcionarios policiales y de Salud, pero lamentablemente sin fedatarios judiciales.Al parecer, las pruebas de ADN que incriminaron a Godoy y Paz, las huellas dactilares del exprefecturiano halladas en una caja de cartón, sumadas a otras pericias científicas terminaron de sellar la suerte de ambos y del mecánico Marcial Alegre, quien asomaba como menos comprometido en la pesquisa. Sin embargo, para la Cámara -o, mejor dicho, para dos de sus miembros- hay pruebas para determinar, en grado de probabilidad, la vinculación de los tres. Para la Cámara, el caso tiene dos fugitivosEn la resolución de la Cámara de Apelaciones en lo Penal y Correccional aparecen dos elementos reveladores, aunque uno de ellos fue citado por la jueza Alba Kunzmann de Gauchat al momento de rechazar la excarcelación de los tres imputados y dictar el auto de prisión preventiva contra ellos.Uno tiene relación con el resultado de una pericia que el Alto Cuerpo tuvo en cuenta para confirmar todo lo actuado por la jueza de Instrucción 1 de Oberá.Se trata de un cotejo efectuado por la Policía Científica, dependiente de la Unidad Regional II, que encontró coincidencias entre una pisada ‘levantada’ en el escenario de la masacre y la suela de la alpargata secuestrada en la casa del exprefecturiano Pablo Julio Paz.La otra arista guarda vinculación con la cantidad de asesinos que participaron en el aberrante episodio ocurrido el 25 de mayo del año pasado, en la localidad de Panambí.Para la Cámara, en la causa hay al menos dos prófugos. En este sentido, ordenó al Juzgado de Instrucción que se arbitren los medios para tratar de dar con ellos.En esta línea, los camaristas dieron credibilidad a las manifestaciones de Cristian Antúnez, quien habló de la posible participación de cinco criminales.En su momento, la Policía habló de la presunta participación de dos sicarios paraguayos, vinculados a actividades non sanctas en la zona del Alto Paraná.Sin embargo, esa pista fue dejada de lado por los investigadores. Ahora, seguramente, deberán retomarla.Los pesquisas siempre pensaron que la llamada telefónica, que alertó a la Policía de la presunta vinculación de Marcial Alegre con el hecho, fue realizada por un arrepentido que no habría estado de acuerdo con rociar con alcohol y prender fuego a las víctimas.El expediente ahora volverá al Juzgado de origen.




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