MADRID, España (AFP-NA). ¿Fin de la impunidad o escenificación electoral? España se preguntó este viernes si el exdirector del Fondo Monetario Internacional (FMI) Rodrigo Rato, detenido temporalmente la víspera bajo el foco de las cámaras, es el chivo expiatorio de la derecha en la lucha contra la corrupción.“Chivo expiatorio” es la expresión que está en boca de todos y en la totalidad de los periódicos, que muestran la foto del exministro de Economía, considerado durante mucho tiempo el artífice del boom económico español antes de la crisis, introducido en un coche policial.Rato, ya imputado en otros dos casos de corrupción, es investigado ahora por “blanqueo (de capitales), fraude y alzamiento de bienes”, informaron fuentes judiciales.Fue detenido durante unas horas mientras los investigadores registraban su domicilio y su despacho madrileños. Estos registros se reanudaron en la mañana de ayer.Para la mayoría de los analistas, el exdirector del FMI entre 2004 y 2007 es el chivo expiatorio del Partido Popular (PP) del jefe del Gobierno, Mariano Rajoy, acusado de no hacer bastante contra una corrupción, que indigna a los españoles. Sobre todo, teniendo en cuenta que los conservadores están perdiendo fuelle en los sondeos a medida que se acercan las elecciones locales y regionales del 24 de mayo y las generales a finales de año.Quemado“El PP está constatando que la corrupción está haciendo mucho más daño de lo que pensaba y que no va a poder recuperar votos sólo con el discurso de la recuperación y ha visto en Rato una oportunidad”, consideró el politólogo Antón Losada, señalando que ya estaba “quemado y han decidido convertirlo en un ejemplo”.Expulsado del PP, el exvicepresidente del Gobierno español está ya imputado por estafa, apropiación indebida, delitos contables, falsedad documental y administración desleal, por la salida a bolsa en 2011 de Bankia, el banco que dirigió entre 2010 y 2012, y que acabó nacionalizado. También está imputado en un caso de uso de tarjetas bancarias corporativas de Bankia opacas al fisco.La humillación pública del exministro de Economía es “justicia espectáculo”, opina el analista Josep Ramoneda, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona, para el que “el PP intenta mostrar que está luchando contra la corrupción convirtiendo a Rato en una especie de castigo ejemplar”.De hecho, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, recordaba el jueves que la ley está “por encima de amigos y enemigos, de compañeros o rivales”.El diario conservador El Mundo consideró ayer en un editorial que la detención de Rato marca “el fin de una época”, y muestra que el “Gobierno ha iniciado el camino demandado por la opinión pública para perseguir de forma implacable a quienes con su actuación socavan nuestros principios de convivencia”.Daño para el PPPero el PP rechaza haber sacrificado a Rato, antiguo rival de Rajoy para encabezar el partido. “Es estrafalario pensar que al PP le viene bien la detención: le hace muchísimo daño”, dijo ayer el portavoz de partido en el Parlamento Europeo, Esteban González, en la televisión.De hecho, subraya Ramoneda, “es muy difícil separar la imagen de Rato y la del PP. Haga lo que haga, al PP le hace un daño enorme”. “Rato representa el símbolo de la gestión económica de la derecha. Es el símbolo de la promiscuidad entre la política y el dinero”, añadió.Si realmente se ha tratado de un sacrificio, no parece haber satisfecho ni a la oposición ni a los movimientos ciudadanos, muy activos en las redes sociales. “Estamos frente a un gobierno que es el gobierno de la corrupción y no lo digo yo, lo están diciendo los jueces”, declaró el líder del partido antiliberal Podemos, Pablo Iglesias.“Estamos en manos de una mafia”, añadió, retomando un llamamiento a una concentración en la tarde del viernes ante la sede del PP en Madrid, que circula por las redes sociales, bajo el hashtag #FueralaMafia17. “Aquí no hay un chivo expiatorio, hay un rebaño y todo el rebaño va a salir”, ironizó, por su parte, Rosa Díez, dirigente del pequeño partido de centro UPyD.La estrella abandonadaAntigua esperanza de la derecha española y su orgullo cuando era director del FMI, Rato se ve cada vez más abandonado por sus correligionarios tras verse inmerso en un nuevo caso de “blanqueo y fraude”.La imagen de la antigua estrella conservadora entrando, con gesto serio, a un auto policial en la noche del jueves, mientras un policía le bajaba la cabeza, ha dado la vuelta al mundo, reseñó AFP.Considerado uno de los candidatos para tomar las riendas del país en los años 2000, Rato, de 66 años, que cayó en desgracia por los escándalos relacionados con el banco nacionalizado Bankia, está de nuevo en la mira de la Justicia por un caso de blanqueo de capitales, fraude y alzamiento de bienes.Según el fisco, podría haber intentado ocultar fondos para evitar que fueran incautados por la Justicia.El “mejor ministro de Economía” que ha conocido España, decía todavía de él en 2010 el exjefe del Gobierno conservador José María Aznar, mientras que hace algo más de un año, la número dos del Partido Popular (PP, derecha), María Dolores de Cospedal, aún insistía en que “ha sido el protagonista del conocido como milagro económico español”. Exdirector del FMI, antiguo ministro de Economía y número dos del gobierno de Aznar (1996-2004), Rato ha desaparecido ahora de los discursos de su compañero de partido y jefe del Gobierno español Mariano Rajoy, que habla de él como de “la persona a la que usted se ha referido”.Sucesor naturalBisnieto de ministro, descendiente de industriales del norte de España nacido el 18 de marzo de 1949 en Madrid, hubo un tiempo en que la carrera política de Rato parecía apuntar a lo más alto.Considerado por Aznar como su sucesor natural para las elecciones generales de 2004, habría rechazado la oferta en dos ocasiones, según las memorias del expresidente, antes de aceptar demasiado tarde: Mariano Rajoy había sido elegido.Lejos de firmar el fin de su carrera política, esta duda de Rato lo propulsó hacia el FMI, convirtiéndose en el primer español en dirigir este organismo en 2004, mientras que su rival Rajoy perdía las elecciones en España.Cuando finalizó su mandato an
tes de lo previsto tres años más tarde “por razones personales”, empezaron a surgir los rumores: el héroe de la derecha liberal volvía para tomar las riendas del partido.Pero, pese a una nueva derrota en 2008, Rajoy logró conservar la dirección del PP. Dos años más tarde, como premio de consolación, Rato fue nombrado presidente de Caja Madrid, luego de Bankia en 2010 tras su fusión con otras seis cajas de ahorros.La euforia que sintió cuando Bankia entró en bolsa en 2011 no duró demasiado. Un años después, el naufragio histórico del banco, nacionalizado en mayo de 2012, llevó a España a pedir un rescate europeo para su sector financiero y precipitó la caída de Rato.Fin de su futuro políticoAcosado por los abucheos de manifestantes perjudicados por la quiebra de Bankia, Rato llegó el 16 de octubre a la Audiencia Nacional (principal instancia penal española) como imputado por un delito de administración desleal.Noches de hotel, facturas de bares: el exdirector del FMI es investigado junto a otros ochenta directivos de haber pagado gastos personales con unas tarjetas corporativas “fantasmas” de Bankia, opacas al fisco.Rato ya había recorrido en 2012 bajo los gritos de los manifestantes furiosos los pocos metros que separaban su coche de la entrada de la Audiencia Nacional, ya que también está imputado por estafa, apropiación indebida, delitos contables, falsedad documental y administración desleal, en otra investigación sobre la entrada en bolsa de Bankia.Impulsada por la crisis económica, la indignación por los casos de corrupción está en lo más alto en España.Expulsado del partido, Rato cree que ha sido sacrificado para permitir a su antigua formación mostrar que lucha contra la corrupción, según su entorno.Ha sido “una persona importantísima” para el PP, señaló ayer Esteban González Pons, portavoz del PP en el Parlamento Europeo, que evocó una sorpresa general en la formación.





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