PICADA LOS PINDÓ, Wanda. Los alumnos de la Escuela 393 de esta zona del municipio de las “piedras preciosas”, debían caminar sólo 1.500 metros para concurrir a la escuela. Al menos ésto sucedía cuando el puente del lugar funcionaba de manera normal, pero hace dos años se rompió. Desde entonces, los alumnos deben hacer ocho kilómetros y, en el camino, atravesar potreros de ganado, peligrosos barrancos, cruzar arroyos por arriba de troncos que improvisan puentes o ir hasta la ruta provincial y exponerse a transitar por ella, que no dispone de banquinas. Picada Los Pindó pertenece al sector conocido como Paraje Nueva Argentina, ubicada a la vera de la ruta provincial 19 dentro del municipio de Wanda. Está a unos treinta kilómetros del casco urbano y lo habitan muchas familias de pequeños productores rurales que están molestos porque los niños concurren a la escuela 393 bajo estas lamentables condiciones. Odisea peligrosaDesde que el puente se rompió, los padres de los niños comenzaron un largo pedido que, hasta el momento, no rindió frutos. Ante su reclamo, PRIMERA EDICIÓN se hizo presente a pedido de los padres con quienes recorrió parte del trayecto que los niños deben hacer a diario: son kilómetros de barrancos, campos y troncos que ofician de puentes, una caminata indignante. Cada mañana la preocupación invade a los padres, que se atemorizan por la peligrosa odisea que sus hijos deben hacer para acceder a la educación; la conciencia de que el estudio es la herramienta necesaria para superarse los obliga a seguir. Durante dos años solicitaron al municipio que repare el puente. La nota que presentaron al Concejo Deliberante local hace casi dos años, contaba con las firmas de los padres y el aval del director de la escuela. Pero los funcionarios ni se inmutaron. Elio Brecher, lleva más de diez años allí y tiene cinco hijos, cuatro en edad escolar: “El reclamo por el camino y el puente es viejo. Mi hija mayor, que terminó séptimo grado, padeció toda su primaria ese calvario, hace dos años presentamos una nota firmada en el Concejo Deliberante y nos dijeron que al otro día traían las máquinas, pero hasta ahora no han hecho nada, ni siquiera vinieron. A nosotros nos preocupa mucho esta situación, nuestros hijos deben cruzar potreros y hace poco matamos una víbora en el pique que ellos utilizan, es muy peligroso, hacemos un llamado a las autoridades para que tomen conciencia y hagan este puente, por favor”, clamó el padre.“Además del puente, un vecino cerró un camino vecinal. Hicimos exposición, hablamos con el juez, con los concejales, pero nadie vino. Es por eso que nuestros hijos andan por potreros, barrancos y pasan por esos peligros. Llegan embarrados a la escuela, en invierno se mojan los pies y se enferman. Es terrible lo que padecen nuestros hijos por la desidia de nuestros gobernantes”, expresó Juan María Dornelles, quien vive hace quince años en el lugarAgregó que “la solución es fácil, son 50 metros de camino y el puente, algo así como dos días de trabajo. Si no lo quieren hacer, que pongan un transporte para los chicos porque ya hubo accidentes. ¿Qué estamos esperando, que se muera un niño?”.Marta Seidel tiene dos hijos en edad escolar que recorren cuatro kilómetros para llegar a la escuela: “si el puente estuviese reparado, tendrían que caminar mil metros más o menos, pero como el municipio no nos escucha, la única opción es que vayan por la ruta, y por allí no pueden ir solos, es muy peligroso. Hace tres meses atropellaron a una nena y le fracturaron el cráneo (ver aparte). No hay banquinas y los camiones vienen a alta velocidad. Hace dos años, cuando entregamos la nota en el Concejo, nos dijeron que al otro día venían, pero nunca aparecieron.”Mentiras y excusas“En agosto del 2013, cansados de pedirle al intendente y no ser escuchados, decidimos llevar una nota con nuestras firmas al Concejo deliberante. Fuimos hasta Wanda en moto, a pesar del frío de la noche de invierno. Nos recibió la concejal Chumen en la puerta y nos dijo que estaban muy ocupados ese día y que debíamos ir en otro momento; entonces le explicamos que habíamos hecho 30 kilómetros, que hicimos ese sacrificio porque necesitábamos ser escuchados. La convencimos de que nos deje pasar. Cuando expusimos nuestra necesidad, los concejales asintieron y la misma Chumen nos prometió que al otro día mandarían las máquinas, pero sólo fue para que nos vayamos, ni siquiera vinieron a mirar”, sentenció Santiago Vargas, otro vecino. “Nos da mucha bronca, después de un año fuimos a ver al presidente del Concejo quien alegremente nos dijo: ‘esperen los tiempos de elecciones’, como si nuestros hijos pudiesen esperar para tener el camino o el puente. No sabemos a quien dirigirnos, el intendente sabe, los concejales saben, pero ni siquiera han llegado hasta aquí. Hay muchos padres que ya no mandan a sus hijos a clases, la situación es grave”, cerró Vargas. “Prefiero que queden burros a que los mate un auto”Yeni, de nueve años, fue la víctima en un accidente en la ruta 19, camino por el cual se dirigía a la escuela. Andrés Batista, su padre, al ver que el municipio en dos años no arregló el puente, ni los caminos y no han hecho las banquinas en la ruta para seguridad de los chicos, ha decidido mudarse al pueblo. Mientras intenta vender su terreno, no van a mandar a sus hijos a clase: “prefiero que sean burros a que los mate un auto”, sintetizó Batista y agregó “a los chicos no se los puede mandar por el asfalto, es muy peligroso. Por los caminos tampoco, a uno lo cortaron, el puente no lo arreglan. Entonces, lamentablemente decidimos irnos al pueblo y ya pusimos en venta el terreno. Los chicos tienen que estudiar, pero mientras estemos acá no van a ir a la escuela. Mi hija se salvó de milagro, no queremos pasar por eso de nuevo”.Noemí, su madre, recordó que “sufrimos mucho con Yeni, no la voy a mandar a la escuela hasta que no haya un camino bueno, ni a ella ni a los hermanitos. Acá no se acercó nadie, ni siquiera cuando fue el accidente, un vecino nos llevó porque ni la ambulancia ni la policía hicieron caso. A pesar de eso no se acercó nadie, no cambió nada”.Para finalizar agregó “nos vamos a ir al pueblo, acá tenemos nuestras plantitas, criamos nuestras gallinas, algún chancho, cosas que nos ayudan a comer bien, sabemos que en el pueblo no lo vamos a poder hacer y no sé cómo nos arreglaremos, pero lo más importante es que nuestros hijos puedan estudiar y que estén seguros, así que con mi esposo tomamos esa decisión, con mucho pesar y tristeza, pero por
cómo están las cosas acá en la colonia no existe otra posibilidad. Es lamentable para nosotros y muy triste, pero es así, acá en la colonia estamos abandonados, por eso nos vamos”.





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