WASHINGTON, Estados Unidos (Agencias y diarios digitales). Los países miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA) decidirán hoy si escogen al excanciller uruguayo Luis Almagro como el nuevo secretario general del organismo, en una elección a la que se presenta sin rivales, sin grandes polémicas y con el respaldo de una veintena de países del continente. Almagro es el único candidato a reemplazar al chileno José Miguel Insulza como titular de la Organización, en una elección con poca intriga que tendrá lugar durante una Asamblea General extraordinaria a la que están convocados los cancilleres y representantes de los 34 Estados miembros. Aunque algunas elecciones de la OEA se caracterizaron por la postulación de candidatos a última hora y eso todavía es técnicamente posible, en los círculos diplomáticos del organismo se da ya más que por cerrada la elección de Almagro. El excanciller uruguayo cuenta con el apoyo público de al menos 23 países del continente para ascender al cargo, para el que sólo necesita contar con una mayoría simple de 18 votos. Entre ellos están todos los de Sudamérica, con excepción de Guyana; todos los de Centroamérica, con excepción de Costa Rica; y cuatro países del Caribe, además de México. Como en otras elecciones a la OEA, Estados Unidos y Canadá guardan silencio hasta el final, aunque, según fuentes diplomáticas consultadas por la agencia Efe, ninguno de esos dos países está entusiasmado con la candidatura de Almagro, aunque tampoco, que se sepa, trataron de promover la postulación de otro aspirante. Almagro sustentó su campaña sobre cuatro pilares: la democracia, los derechos humanos, el desarrollo y el fomento de la seguridad, con el fin de aumentar la relevancia de una organización que cada vez tiene más competencia de otros organismos regionales, como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). “Juntos podemos darle a la OEA una credibilidad que hoy todos reclaman”, defendió Almagro en febrero, durante la presentación de su candidatura. El excanciller describe la OEA que quiere liderar como un organismo “del siglo XXI, ágil, eficiente, al servicio de todos los países”. En los cinco años que le quedarán por delante si es elegido, Almagro se comprometió a buscar una “forma viable y consensual” que permita el “reingreso efectivo” en la OEA de Cuba, suspendida de la institución en 1962. El portavoz de su campaña, Sergio Jellinek, define el “modelo Almagro” como “la mentalidad de que es hora de evitar las fragmentaciones tan grandes en las Américas, entre el norte, el sur, entre Centroamérica y el resto”. Para ello, es necesaria “una figura que pueda articular intereses comunes”, que no sea “grandilocuente ni estridente en su postura”, sino que con un “trabajo humilde y pausado pueda generar consensos entre diferentes grupos regionales”, indicó Jellinek a Efe. Además, el que hasta este mes era canciller del Gobierno de José Mujica procede de un país, Uruguay, donde “no se hacen cambios si no hay un consenso importante” y que “no es un enemigo de nadie” en el continente, de acuerdo con Jellinek. Almagro tendrá también que aplicar una reforma de prioridades de la OEA que busca concentrar el presupuesto de la institución con las áreas en las que puede ser más eficaz. El embajador de México ante la OEA, Emilio Rabasa, que lidera el grupo de trabajo encargado de esa reforma, dijo que está satisfecho con el compromiso que Almagro le ha expresado con ese objetivo, “tanto públicamente como en diversos encuentros privados” que ha mantenido con él. Respecto a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Almagro aseguró a Efe en febrero que, de ser elegido, apostará por alejar las “opiniones políticas” de ese organismo vinculado a la OEA que, a su juicio, debe tener carácter técnico. Viviana Krsticevic, directora de Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (Cejil), estuvo presente en una sesión de Almagro con organizaciones civiles el mes pasado y quedó convencida por el compromiso del candidato uruguayo con la CIDH. “La impresión fue positiva. Creemos que el quizás puede llegar a ser un articulador efectivo para que la OEA cumpla un papel relevante en la región y que pueda potenciar los espacios autónomos de derechos humanos”, afirmó Krsticevic.La OEA, uno de los más antiguos bloques continentales del mundo, llega a esta elección crucial con su prestigio herido por la gradual pérdida de protagonismo en el hemisferio, las perennes dificultades presupuestarias y la necesidad de avanzar en una esperada reforma de su estructura.





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