POSADAS. Los elementos son suficientes. Al menos así lo dispuso la Justicia, que no tiene dudas: Jorge Roberto “Toti” Olivera (46) fue quien le disparó en el pecho a Marcos Gabriel Olivera (13) en medio de una batalla campal entre bandas en el corazón del complejo habitacional A-4, al sur de la capital provincial, hace poco más de tres años.Justamente por eso es que en las últimas horas el magistrado César Yaya, al frente del Juzgado de Instrucción 2 de Posadas, le dictó la prisión preventiva, por lo que quedó formalmente imputado del delito de “homicidio simple”, razón por la que podría recibir una pena de entre 8 y 25 años de prisión en caso de ser encontrado culpable en un juicio.Así lo pudo saber PRIMERA EDICIÓN en base a sus fuentes, quienes revelaron que las partes fueron notificadas al respecto el último viernes. Para la instrucción no hay dudas de que el sospechoso fue quien gatilló el arma calibre 32 milímetros cuyo proyectil le costó la vida al menor.La batería de declaraciones testimoniales, pericias criminalísticas y la propia fuga de Olivera -quien fue apresado a fines del año pasado en Ituzaingó (Corrientes), donde se escondía- cierran el “paquete probatorio” presentado por Yaya y su equipo de trabajo hasta el momento. Si nada cambia, en los próximos meses la causa podría ser elevada a juicio oral y público. Entonces Olivera finalmente se sentará en el banquillo de los acusados.De ser así, deberá responder por el crimen perpetrado alrededor de las 3.30 del sábado 25 de febrero de 2012 en la intersección de las calles 174 y 57, en el corazón del complejo habitacional A-4, hacia el sur de la capital provincial.Cuentan las crónicas que la ciudad permanecía conmovida por la histórica rebelión policial cuando todo sucedió. En el lugar antes mencionado se cruzaron dos grupos antagónicos, enfrentados por inauditas cuestiones de geografía: de un lado, los del barrio San Lorenzo; del otro, los exresidentes de Loma Poí.Una treintena de individuos se disputaba el dominio de las calles cuando el adolescente Olivera quedó en medio del enfrentamiento. Algunos dicen que pasaba circunstancialmente por el lugar. Otros, en cambio, que pertenecía a una de las bandas.De una u otra manera, nada explica lo que pasó entonces. El menor de edad terminó rodeado y fue atacado a golpes de puño, patadas y hasta ladrillazos. Y en ese interín también recibió un balazo en el pecho proveniente de una mano oscura que aprovechó la confusión del momento.Gendarmería Nacional actuó en el lugar y demoró a cinco jóvenes por el hecho. Más tarde el olfato guió a los investigadores hacia Olivera. Todo apuntó entonces a aquel hombre mayor que, ante la situación, decidió escapar de la zona y refugiarse en Ituzaingó (Corrientes), donde finalmente fue apresado a fines del año pasado por Homicidios.





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