POSADAS. El sacerdote que hace 42 años fundó Villa Cabello está en estado crítico y toda una barriada -casi una ciudad satélite con 130 mil habitantes- está expectante. Juan Markiewicz sufrió un accidente cerebro vascular (ACV) el pasado jueves, y por su avanzada edad (87 años) su condición es grave. Sus seguidores, recostados en la fe, esperan que se produzca un nuevo milagro, similar al que gestó hace cuatro décadas, cuando junto a las familias del Movimiento Familiar Cristiano, actuó decididamente en favor de los barrios más pobres de la ciudad de Posadas. El padre entendía que la dignidad de la familia se consolida bajo un techo propio, y consecuente con ello, convirtió a un “capueral” impenetrable en la primera urbanización organizada de la zona oeste con verdadero sentido de inclusión social. El 12 de mayo de 1973 el “curita del citröen” logró comprar doce hectáreas de la chacra 150 para construir los cimientos que iban a dar respuesta a las primeras 432 familias censadas. Después intervino el Iprodha, pero la semilla ya estaba sembrada.Al inicio de ese “sueño loco” y durante los años que le llevó la obra, contó con la colaboración de la hermana Francisca Hohenwieser, religiosa alemana que atendía a los lisiados de la guerra en un convento de Munich, y que puso en marcha la “Haaraktion” o “acción cabello”. La creativa religiosa les cortaba el pelo a las chicas que ingresaban al convento para ser monjas, y los vendían en fábricas de pelucas. Así posibilitó los primeros recursos económicos para que el Padre Juan iniciara la obra de acción social con más trascendencia en la región. Acá, en tanto, la fiel colaboradora Ingrid Ruth Schimdt lo ayudaba con la organización. Desde este momento la “acción social” se convirtió en la “razón de vivir” del sacerdote que hoy concentra la oración de toda una comunidad. Oración y continuidadEl padre Juan pertenece a la congregación del Verbo Divino, de importante presencia en Misiones. El superior de esta congregación, Juan Rajimón SVD, sigue de cerca la evolución de la delicada salud del sacerdote. Ayer confirmó que su estado es grave pero estable, por lo que solicitó a todas las capillas, parroquias y colegios de Misiones que se unan en oración. Recién hoy se tendrá un pronóstico más acertado. Paralelamente ratificó la continuidad del trabajo del Padre Juan hasta tanto se recupere -que es lo que esperan todos-, y aún en el doloroso caso de que le llegue su hora de partir. Tres religiosos fueron destinados para atender las instituciones y emprendimientos de la Fundación Villa Cabello, por lo que las 500 familias que dependen de todos ellos tienen la adecuada contención espiritual y organizativa. Es la continuidad, el definitiva, la que marca el verdadero éxito de la obra. El último sueño de JuanDesde aquel proyecto que posibilitó la construcción de las primeras 432 viviendas, la Fundación que preside el padre Juan logró hacer realidad un puñado de “locuras” que parecieron tales hasta que comenzaron a tomar forma. El último proyecto -el último sueño del sacerdote- seguramente será el que más determine el futuro de Villa Cabello. Se trata de la creación de la Universidad de Ciencias Ambientales que posibilitará una alternativa real de alta formación académica para los miles de jóvenes de la zona. No caben dudas que la Fundación avanzará con esta iniciativa si se tiene en cuenta su historia: fueron los gestores de la primera red de agua potable, la fábrica de premoldeados, el Instituto Santa María de las Misiones; el Instituto Inmaculado Corazón de María; el Instituto Superior Verbo Divino (Nivel Secundario y Terciario); el Instituto para adultos Beato Adolfo Kolping; la guardería Virgen de Schöenstat, la sala de Primeros Auxilios (actual Hospital), el observatorio Astronómico Beato Adolfo Kolping, el polideportivo Ruth Ingrid Schmidt; el museo Hna. Francisca Hohenweiser y el Parque Ruth Ingrid Schmidt. De todos estos emprendimientos el padre Juan fue mentor.





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