POSADAS. En las esquinas se debe dejar cinco metros libres de autos. Esa norma debe respetarse porque es el único modo seguro para que quienes van a pie pueden acceder a las rampas y sendas peatonales. Esta zona está señalizada: el cordón de la vereda está pintado de color amarillo. Si bien esa normativa establecida por la Ley Nacional Nº 24.449, a la que Misiones está adherida, en alguna época fue respetada, desde hace unos años es violada permanentemente. Sus consecuencias son muy visibles: para acceder a la senda peatonal se debe buscar un “hueco” entre los autos y caminar por sectores de la calle que pueden ser peligrosos lo cual resta seguridad. Para quienes se manejan en sillas de ruedas, llevan el cochecito con el bebé o tienen alguna dificultad motriz que los obliga a usar muletas o bastón, un auto estacionado en la rampa se transforma en un gran obstáculo, que -además del disgusto- genera situaciones de riesgo: se debe bajar por la otra rampa y avanzar por la calle en zonas en las que cualquier auto puede atropellarlos. “Estacionar en ese tramo de la vereda obstaculiza el paso y dificulta la visión de peatones y automovilistas, y puede provocar incidentes de tránsito”, señaló Luis Di Falco, abogado especialista en tránsito e integrante de la Red de Emergencias y Traslados de Misiones.Una infracción con historiaEsta invasión de la rampa y senda no ocurre desde siempre. En esta edición de SOBREVIVIENTES hacemos un rastreo de esta cultura infractora que nos lleva unos 25 años atrás.En la década de 1990, gran parte de las esquinas estaba adecuadamente señalizada, pintada de amarillo en los cinco metros de estacionamiento prohibido. Los conductores eran mayoritariamente aprehensivos y lo respetaban. En consecuencia, se podía ver ese espacio libre, brindando seguridad a peatones y automovilistas.Algunos años más tarde, alrededor del 2000, este espacio comenzó a ser usado para estacionar y detenerse, por un vehículo y a veces hasta dos.Y hace unos cinco años, es decir, en torno al 2009, la “moda” que lamentablemente llegó para quedarse es la de estacionar incluso en la ochava, colocando el automóvil en la propia esquina, y muchas veces de contramano.Los argumentos son de los más diversos: “es un trámite rápido”, “tengo que descargar el pan, estoy laburando”, etcétera. Y por supuesto, el más usado es “ya no queda lugar donde estacionar, hay muchos autos en la ciudad”. Si bien esto puede ser parte de un diagnóstico sobre la situación vial de Posadas, no debería usarse como excusa para seguir cometiendo una infracción que ya aparece como “normal” en Posadas, pero que en otras capitales de provincia como Corrientes no se practica.Con cada acción como adultos, se están transmitiendo ejemplos a los niños, que mañana serán conductores. Si la tendencia sigue siendo la de no respetar estos espacios peatonales, no deberá sorprendernos que en diez años más se generalice el uso de la vereda como espacio para estacionar y quede repleta de autos.




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