POSADAS. La pequeña Marilina Ramona Ocampo, la beba que operaron del corazón en el Instituto Cardiológico de Corrientes, se recuperó favorablemente y para hoy se esperaba que le dieran el alta para poder trasladarse a su casa en la aldea mbya Catupirí de San Ignacio.A pocos días de cumplir su primer añito -el 11 de marzo es su cumpleaños-, la pequeña Ramonita, como la llaman, ya ha recorrido varios kilómetros en ambulancia y ha pasado una gran cantidad de horas internada antes y después de la cirugía de corazón que le practicaron el 30 de enero en la capital correntina. Tras cinco días de permanecer internada allí con respirador, viajó en ambulancia a Posadas para permanecer internada en el hospital Pediátrico de esta ciudad desde el 3 de febrero. Hoy le estarían dando el alta dado que su evolución fue muy favorable, según indicó a PRIMERA EDICIÓN el cardiólogo Lisandro Benmaor quien junto al doctor Joaquín Ratti y la doctora Marcela Wolosyn, del servicio de cardiología del Pediátrico, hacen el seguimiento de la beba.Cardiopatía congénitaLa intervención se realizó para corregir un ductus, una patología cardíaca congénita que se caracteriza por una arteria que no llegó a cerrarse tras el nacimiento y genera dificultades respiratorias o nutricionales que impiden aumentar de peso y talla. A partir de ahora tendrá controles mensuales y se irán espaciando en base a su evolución. Los médicos destacaron que en los últimos días aumentó de peso llegando a 4.750 gramos y que se recuperó de una neumopatía. Con este cuadro había ingresado al Pediátrico tras la cirugía y fue medicada con un plan de hidratación y antibióticos al cual respondió satisfactoriamente.Muy contentosSus padres Esteban Ocampo y Santa (18) están muy contentos con la noticia y no ven la hora de regresar a casa, para poder estar en su entorno natural. Han vivido varias semanas de mucha tensión, lejos de casa y en un ambiente de ciudad que no les es habitual. “Ya queremos volver a nuestra casa porque extrañamos y también porque está el riesgo de alguna infección”, contó el papá a PRIMERA EDICIÓN. Los tres habían salido a tomar aire y comer un pequeño almuerzo bajo un árbol en uno de los patios del gran Parque de la Salud. La pequeña toma el pecho. Durante la internación, su progenitora permaneció en el hogar de madres ubicado frente al Hospital Materno Neonatal, pero su papá tuvo que dormir en los bancos del predio, con lo que no ven la hora de poder volver a su casa en la aldea. Según contó Ocampo, en Catupiry tienen una casa de machimbre con piso de material y camas con colchones.Ocampo es artesano y vende su producción en las Reducciones Jesuíticas de San Ignacio. Lógicamente esto no le deja mucho margen para poder vivir. Señaló que en la aldea cuentan con un Caps al que concurre el médico regularmente y también le entregan leche. La historia previa a la cirugíaLa beba nació prematura en la aldea y pesó tan solo 1.700 gramos. Tenía un hermanito mellizo que no logró sobrevivir. A pocos días de nacer -en marzo de 2014- la doctora Cecilia Piris, quien hace tres años trabaja atendiendo a las comunidades mbya, había detectado el problema e intentó derivar a la niña al Pediátrico, pero sus padres se resistieron argumentando que no querían intervención de la “medicina de los blancos”.En una entrevista, la doctora Piris reconoció que debió realizar la denuncia porque “la situación del bebé podría tener el peor desenlace”. Posteriormente con intervención de la Justicia, Ramonita fue derivada al Hospital de Pediatría por la red provincial de traslados y evaluada por los médicos del servicio de cardiología de dicho hospital. Se le diagnosticó el ductus y de inmediato se solicitó turno para la cirugía en Corrientes.Debieron esperar unos días porque la beba presentaba un cuadro de deshidratación e infecciones en la piel, pero -según explicaron los médicos- en ambos casos fueron productos de la misma cardiopatía congénita.





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