POSADAS. Una acalorada asamblea de vecinos de los barrios Idrelco y Mercado (Itaembé Miní), realizada ayer por la tarde, tensa y plagada de amenazas de movilizarse y cortar la ruta, terminó tras la votación unánime de esperar, hasta hoy a las 9 de la mañana, que la Justicia se expida sobre el desalojo del terreno intrusado por más de 100 familias el sábado último a la madrugada.“Si el juez (de Instrucción 3, Fernando Verón) no procede y la orden de desalojo no se emite, tal como nos prometieron que se iba a librar, entonces los vecinos me manifestaron que están decididos a actuar de forma más extrema y salir a cortar la ruta con un piquete”, explicó a este diario Arnulfo Benítez, presidente barrial de Idrelco, uno de los lugares afectados por la ocupación ilegal de una manzana entera, lindante con cuatro chacras del lugar y situada al final de la pavimentada avenida 178, porque “nos dijeron que los intrusos tienen armas y tenemos miedo”.La tarde, de por sí húmeda y con picos de 36 grados de temperatura, parecía caldear aún más los ánimos de los enojados -pero también asustados- vecinos, residentes en los barrios construidos por el Iprodha. Es que, además de expresar su indignación por los sucesos, se mostraron presas del miedo a que la situación se salga de control y se llegue incluso a un enfrentamiento con armas de fuego que supuestamente tendrían los ocupantes. En la otra punta del terreno, en tanto, en el campamento que todavía persiste (ya que de las 100 familias intrusas, por lo menos el 70% ya se marchó por su cuenta), dos mujeres, jefas de hogar identificadas como Claudia y Amalia, sostuvieron que “nosotras no vamos a armar conflicto alguno ni peleas contra nadie. Cuando el juez de la causa nos dé la orden, nosotros nos vamos. La mayoría de los que entramos aquí lo hicimos porque otras familias se estaban instalando y vimos la oportunidad de tener un lugar donde vivir. Estamos esperando el resultado de la negociación, ya que planteamos la posibilidad de que el Estado compre la tierra y nos venda los lotes a un precio que podamos pagar para poder tener nuestra propiedad así como la tienen todas la personas. La diferencia es que nosotros nacimos pobres, somos de la villa y no tuvimos muchas oportunidades, pero todos queremos lo mismo: un techo digno”. Las mujeres se defendieron de algunas acusaciones: “Nos tratan de ladrones y es mentira, no estamos armados ni queremos hacer daño. Hoy (por ayer) a la mañana nos tiraron perros y caballos, inclusive nos cerraron el lugar para impedir que traigamos comida o agua. Sólo somos pobres, no basura”.





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