APÓSTOLES. La pesadilla de Ricardo Kociuk comenzó el pasado septiembre, cuando un grupo de hombres, identificados con ropa de la empresa eléctrica Emsa, se puso a remover el suelo a escasos 30 metros de su vivienda. Todo tenía una razón: quieren instalar una subestación transformadora, prácticamente, en la vereda de su casa.Kociuk no hizo esperar los reclamos. Rápidamente se asesoró y apuró los trámites para presentar un recurso de amparo para que la obra no se realice frente a su vivienda, donde vive con su mujer y sus dos hijos de ocho y cuatro años. La misma está ubicada en el Lote 51, en las afueras de Apóstoles. Kociuk es dueño de un taller y es un productor primario que cosecha un poco de yerba, “pero no saco dinero para vivir, lo hago para sobrevivir y ahora me vienen con esto. Voy a tener que irme porque me niego a vivir frente a una subestación transformadora”, planteó el vecino a PRIMERA EDICIÓN. “Iniciaron la construcción y desconocen el recurso de amparo que presenté. Cuando me enteré golpeé todas las puertas posibles, pero nadie me atendió. La gente de Emsa que vino me dijo que no es peligroso para las personas, pero sé bien que sí puede causar problemas de salud”, advirtió Kociuk. En esa línea, el sitio web www.vivosano.org indica que “los transformadores no deberían estar en las cercanías de zonas habitadas y habría que separarlos a una distancia suficiente, dependiendo de la corriente y del consumo; muchas familias sufren elevados campos magnéticos durante años sin ser conscientes de los riesgos que corren ni de la causa de sus trastornos. Otro de los peligros de las subestaciones y los transformadores eléctricos es el de explosiones e incendios. Todos los años se producen decenas de graves incidentes en relación a estas instalaciones”.No lo escuchanKociuk denuncia que ningún funcionario del Estado lo escuchó y destacó que “no estoy en contra del progreso, pero sí de que construyan esta subestación frente a mi casa, que lo hagan más lejos, que respeten la distancia que tiene que haber. No pueden crecer mis hijos frente a ésto que construyen”. Además, está solo en su reclamo porque “los vecinos son ‘intrusos’, entonces no dicen nada, pero yo voy a ir hasta las últimas consecuencias. Con esta decisión que tomaron violan el artículo 41 de la Constitución Nacional. Yo pido que lo pongan a una distancia prudencial para que no afecte a mis hijos”, finalizó. Un artículo ignoradoKociuk denuncia que violan el artículo 41 de la Constitución Nacional que dice que “todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo. El daño ambiental generará prioritariamente la obligación de recomponer, según lo establezca la ley. Las autoridades proveerán a la protección de este derecho, a la utilización racional de los recursos naturales, a la preservación del patrimonio natural y cultural y de la diversidad biológica, y a la información y educación ambientales”.





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