POSADAS. Unas 18 mil personas conforman el tráfico habitual en la terminal de ómnibus capitalina cuando comienza la temporada de vacaciones. El intenso movimiento viene acompañado con un promedio de 600 ingresos y egresos de colectivos que realizan allí el toque de andén. Con este panorama, no resulta muy difícil razonar que mantener la limpieza debe significar un verdadero dolor de cabeza para sus responsables, quienes tienen sobre sí la indicación de realizar un trabajo constante a fin de que el espacio se vea acorde a lo que debería ser el primer lugar que verán los turistas para que se lleven una buena impresión de la ciudad. Sin embargo, recientemente, a raíz de unas acusaciones formuladas en forma de carta de lectores a PRIMERA EDICIÓN, se ponía en evidencia una problemática generalizada en esas instalaciones, cuya concesión se encuentra bajo la órbita de una empresa privada, que tiene que cumplir con determinados estándares de servicio. Los señalamientos, con hondo sentido de crítica, giraban en torno a la falta de “preocupación de reponer tramos de la alfombra de goma en la rampa del acceso para discapacitados, falta de desmalezamiento en los alrededores y recolección de botellas y demás residuos que se encuentran desparramados por doquier; además, nunca atienden el teléfono que figura en guía cuando se necesita saber algún dato referente a empresas u horarios”. Entre los interrogantes que se formulaba Oscar Sanabria (ver edición del lunes 12 de enero) aparecían en la mira los locales que venden comida: “¿Están en condiciones bromatológicas? ¿Quién es el responsable de controlar todo esto?”, se preguntaba el hombre al afirmar que la terminal de ómnibus de Posadas es uno de los principales lugares de recepción de turistas y se mostraba bastante preocupado por la impresión que éstos pueden tener respecto del primer punto de referencia de la capital misionera. En ese mismo sentido, agregó Sanabria que “al norte (de la estación de colectivos) se encuentra un gran predio baldío (donde se instalan los parques y circos), que da un aspecto de abandono y suciedad”. Para constatar esta realidad planteada, PRIMERA EDICIÓN visitó la terminal para una relevamiento fotográfico. En la oportunidad también se entrevistó al actual administrador, Luis Fiege, para quien las instalaciones se encuentran con el debido mantenimiento, si bien “aunque no estamos desbordados”, reconoció que “la temporada obliga a redoblar la higiene”.Fiege, de hecho, invitó a este diario a recorrer las instalaciones para constatar que está limpia, bien iluminada y -lo que es más importante- “los baños siempre se encuentran limpios y funcionando. Se brinda la información que la gente requiere y los transportistas están cumpliendo con el servicio”, aseguró. Consultado sobre lo mismo, el secretario de Gobierno municipal, José Moglia, reflexionó en relación a los controles que la Comuna realiza en el lugar que son “de distinta índole; cotidianamente tienen que ver específicamente con los controles en taxis y remises que ingresan a la terminal. Se verifica que cuenten con todas las autorizaciones y permisos para trabajar”, garantizó. Con respecto a las áreas de gastronomía y demás espacios que brindan servicios gourmet, cuya supervisión es de competencia municipal, Moglia señaló que el área de Bromatología cumple con todos los controles al restaurante y cafetería y “al no tener antecedentes que digan lo contrario, debo pensar que el funcionamiento es correcto y normal”.





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