POSADAS. Era un rumor que comenzó a tomar fuerza hace meses. Y como reza un viejo adagio popular, “cuando el río suena es porque algo trae”. Aunque no es la terminología que marca el protocolo, lo cierto es que el gobernador Maurice Closs removió al subjefe de Policía y lo reemplazó en el cargo por un hombre de su plena confianza, el ahora comisario general Roberto Favio Sosa. Aunque nadie lo confirmó, la vinculación de una oficial, integrante del entorno del destituido subjefe de Policía, con una banda de “robacoches” pareció ser “la gota que colmó el vaso” pasillos adentro de La Rosadita.Si bien en los últimos años se codeó con los máximos referentes de la renovación -de hecho fue guardaespaldas del actual mandatario provincial-, Sosa hizo gran parte de su carrera en la calle; en Posadas, Jardín América y Alem.Asimismo, se perfeccionó en cursos de capacitación en el exterior como en España, Estados Unidos, Brasil y Bolivia.Las estadísticas dirán que fue el primer jefe del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) de la provincia, allá por 1994. La asunción de Sosa significó el pase a retiro de trece comisarios generales. Lo que llamó la atención fue el momento en que se produjo el cambio en la cúpula policial. Si bien -como dijo el ministro Jorge Franco- es habitual este tipo de movidas a esta altura del año, no lo es que suceda a principios y no a finales de diciembre, como indica el protocolo.De allí que fuentes de segundo orden hayan indicado que la vinculación de una oficial con una banda de “robacoches”, que comercializaba automóviles con oficios de depósito judicial “truchos”, haya desquiciado al Ejecutivo.Según informó Jorge Franco, “Amarilla colaborará con el Ministerio de Gobierno en el área de seguridad, como sucede con la mayoría de los jefes ‘retirados’”. La oficial de los coches robadosEl malestar en los cuadros subalternos de la Policía se hizo sentir cuando trascendió la vinculación de una oficial con una banda de “robacoches” que comercializaba vehículos con constancias judiciales truchas.La Justicia comenzó a sospechar de un infiltrado de la organización en la Policía cuando los maleantes fueron alertados de dos allanamientos inminentes.Con la detención del primer implicado, comerciante y propietario de una tienda de modas, ubicada en cercanías de los juzgados penales de Posadas, se supo que la mujer policía, prima de uno de los integrantes de la gavilla, habría cobrado cinco mil pesos por esa información.El fastidio en los camaradas se salió de cauce cuando supieron que la oficial ni siquiera fue sumariada. Sólo se dispuso su traslado a la comisaría de Garupá.Al parecer, la mujer se movía con total comodidad por distintas dependencias de Jefatura, con el respaldo que le suponía tener la confianza del subjefe. Ayer trascendió que fue sumariada y pasada a disponibilidad, casi en simultáneo con el pase a retiro de Amarilla.




Discussion about this post