POSADAS. El imponente monumento de metal, emplazado en la costanera capitalina en julio último, reivindica la figura del general indígena Andrés Guacurarí. La figura encierra en sí una paradoja: apunta a exaltar su imagen como prócer convocante del pasado histórico local, pero todavía se encuentra sin placa y vacía de cualquier información, lo cual enciende la polémica.La estructura de más de 15 metros sobresale entre los espacios recreativos de todo el paseo y logra que turistas y paseantes ocasionales deseen tomarse una foto al pie del monumento, pero cuando se preguntan de quién se trata o qué lo convirtió en figura convocante, llega el silencio o alguna información vaga, que termina de vaciar de contenido a la memoria de quien por ejemplo representó al primer Gobierno que empezó a discutir republicanismo y libre participación de los indígenas en el poder, lo cual reivindicaba las ideas de los hombres de la revolución libertadora rioplatense, y que palpablemente sólo se aplicó en esta región. Si bien se había anunciado en su momento la construcción un cenotafio (tumba vacía) por debajo de la base de la estructura, donde un pequeño museo iba a servir para ofrecer una síntesis de la ideología de Guacurarí, hasta ahora, a ya varios meses de su emplazamiento, ni siquiera existe una placa que ofrezca al menos una referencia del nombre del héroe guaraní, para que esté disponible como información dirigida a los visitantes. De hecho, existe una maqueta de cómo quedarían las terminaciones del predio donde se levantó la estatua, en la cual se propone rodear de palmeras la instalación de una fuente con agua danzante. Sin embargo, la placa recordatoria parece seguir sin ser tomada en cuenta.¿Qué es relevante de Guacurarí?Cada generación de historiadores fue encontrando un sentido diferente a la relevancia del general aborigen. Asimismo, no es menos verdadero que en la actualidad se está dando un uso excesivo de su figura y su nombre, pero con muy poco esfuerzo en comprender su ideología, qué pensaba y qué proyecto de provincia tenía. “En ese sentido entra también el Estado, que es un directo interesado en reflejar la construcción de ese rico pasado misionero en la actualidad, y adhiere, en cierta manera, a esa búsqueda de utilizar la figura de Andresito como figura convocante. Por eso no deja de ser particular que un monumento como el que está en la costanera, tenga la imagen de Andresito pero esté vacía de información”. Tales fueron las apreciaciones del investigador Oscar Daniel Cantero, consultado por PRIMERA EDICIÓN en su calidad de biógrafo de la historia regional, para entender porqué es importante no deshabitar de contenido la memoria local. Para el historiador, hay varios aspectos que se podrían destacar, pero propuso abrir la jugada: “Sería interesante que se convoque a los investigadores que conocen del tema para que se discuta, porque de hecho hay documentos oficiales que tienen errores de concepto y de datos”.“Desde mi punto de vista, lo que podría figurar en esas placas es que Andrés Guacurarí fue el representante de Misiones de la revolución libertadora rioplatense y que él fue lo más radical de la revolución”, señaló. “Esa igualdad de la que hablaban los revolucionarios se puso en práctica nada menos que a partir de la llegada de un indígena al poder y al cargo de Comandante General de las Misiones”.




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