La obereña Nancy Chamula, quien se atrevió a denunciar las agresiones sufridas a manos de su exesposo, un comerciante de esa ciudad, dando a conocer, a través de las redes sociales, la filmación de una cámara de seguridad que registró una agresión en su contra, consiguió atraer la atención de los medios nacionales. A pesar de que la pareja lleva tres años separada, el video que dejó al descubierto el accionar violento del empresario fue filmado en un negocio hace un año y medio, en tanto que la difusión por parte de la mujer se debió a que el domingo último volvió a ser agredida por el excónyugue, quien aparentemente llegó incluso a amenazarla con un arma de fuego.La conducta del conocido empresario de la Capital del Monte hizo que enfrente tres causas por violencia, radicadas en el juzgado de Instrucción 2, cuyo titular es el juez Horacio Alarcón, y que se le haya dictado una orden de restricción, a pesar de lo cual su comportamiento agresivo no se ha modificado. La decisión y valentía demostradas por la mujer, tras un drama que -según sus propias declaraciones- la tuvo durante 18 largos años como víctima de violencia a manos de su esposo y padre de sus dos hijos, unida a la trascendencia pública del video, consiguieron finalmente hacer que el agresor haya sido detenido. La historia que surge tras la denuncia pública, en la que los protagonistas son personas de una holgada posición social, llama a la reflexión y ratifica que la violencia de género es una problemática de compleja génesis y erradicación, que no está limitada a determinados ámbitos o estratos sociales, sino que atraviesa transversalmente a todo el cuerpo social. Gracias a la entereza de Nancy, y probablemente a la desesperación de haberse visto al borde de la muerte, su historia puede servir hoy de caso testigo. Y por qué no, de inspiración para tantas mujeres que sufren de este verdadero flagelo social inscripto en los pliegues más profundos de la cultura y disimulado en la vida doméstica.





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