CAMPO VIERA. Se realizó ayer cerca de las 9, tal como estaba previsto, la inspección ocular en la casa que antiguamente perteneció a Luciano Pérez y en la que actualmente estaría viviendo uno de sus hijos, sindicada como el lugar donde estuvo cautiva Silvia Andrea González en octubre de 2001 (fecha de su desaparición y posterior asesinato), según señalaron varios testigos. Según testigos que pasaron por el juicio que se sigue por este crimen en el Tribunal Penal 1 de Oberá, en ese inmueble sobre calle Teal y avenida Los Teales, a pocas cuadras de la comisaría de Campo Viera, estuvo cautiva una chica que tendría las mismas características de Silvia Andrea, quien fue hallada muerta una semana después, en un camino rural cerca de la ruta nacional 14, con signos de haber sido violada y asfixiada con una bolsa negra.De ahí que los integrantes del Tribunal Pablo Rivero (presidente) y Demetrio Cuenca; la fiscal Estela Salguero; y los abogados defensores Millán Barredo y Fernanda Llamosas se hicieron presentes ayer en el lugar para una inspección ocular que arroje luz sobre los mencionados testimonios.Junto a ellos, efectivos de la división Criminalística de Oberá tomaron fotos de cada rincón del lugar, realizaron un bosquejo tomando como referencia las medidas del lugar e inspeccionaron el cielorraso. Esta medida judicial fue solicitada por Fernanda Llamosas, la abogada de Marciano Benítez, uno de los imputados en la causa. La letrada comentó que en el lugar se realizaron trabajos de remodelación, pero que la estructura de los techos y el cielorraso están intactas y ellas -aseguró- demostrarían que es imposible -por las dimensiones- convivir en ese lugar con algún cadáver oculto. Mientras tanto, la defensa de la familia de Silvia Andrea González, encabezada por Claudio Quevedo, adujo que la inspección ocular se había solicitado en 2002 y nunca fue otorgada, perdiéndose así pruebas valiosas para la causa en su momento.Los resultados de las pericias se presentarán cuando comience la última etapa del juicio, donde se tratará de dar punto final a una causa que lleva más de trece años.El 1 de diciembre se dará curso a las lecturas de las actas con las pruebas relevadas en la vivienda inspeccionada y luego será el turno de los alegatos, primero de la familia de la víctima como querellante, posteriormente de la Fiscalía y finalmente de los defensores de los acusados, antes de que todo quede visto para sentencia.





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