BUENOS AIRES (diarios digitales). Como si se tratase del título de una novela colombiana, Milton Emanuel Damario es conocido como el “Señor de los Sicarios”. En 2008 se salvó por poco de ser asesinado: recibió siete disparos pero ninguno fue fatal. Ese mismo año, en septiembre, lo alcanzaron otros tres plomos. Ya con quince años había aprendido muy bien que los encargos debían ser bien ejecutados. A esa edad fue acusado por primera vez de un asesinato. Según publica un diario de la capital, con 25 años el aspecto de Damario asusta (es de contextura robusta y supera el metro ochenta de estatura), pero es su personalidad lo que aterra: “Tiene las características de un psicópata, es frío, violento y no siente compasión por nadie. Tampoco demuestra ningún tipo de sentimiento por nadie, excepto por su familia, sobre todo por su hermano mayor, José ‘Pepe’ Damario. Sólo con tenerlo cerca uno se da cuenta de su peligrosidad, siempre va armado con una 9 milímetros”, dicen sobre él quienes lo conocen.Además, “disfruta lo que hace” y tiene un fetiche: “A todas sus víctimas les dispara al menos una vez en el rostro porque tiene la obsesión de que las velen en cajón cerrado”.En la Justicia le atribuyen cinco homicidios, pero las fuentes que hablaron con el sitio de Internet 911 cuentan cerca de veinte. Sin dudas, su nombre cobró valor al ser el principal acusado por el crimen de un “intocable”: Claudio “Pájaro” Cantero, el líder de “Los Monos”, la organización narcocriminal que domina el territorio, quien fue asesinado el 26 de mayo de 2013.El pago de un “killer” varía según la importancia del blanco. Según consta en la causa, en el ambiente delictual se dice que habrían pagado 250 mil pesos para matar al jefe narco. En los informes policiales que constan en el expediente, se habla de hasta 500 mil pesos por la cabeza del “Señor de los Sicarios”.Tras el crimen, Damario permaneció prófugo varios meses. Cuando lo atraparon, en septiembre de 2013, llevaba 50 mil pesos y once celulares. Días más tarde, al declarar por otra muerte, aseguró que era “limpiavidrios” y que “pedía limosnas”. Sus abogadas, Hilda Knaeblein y Claudia Burgos, pidieron que “no se lo estigmatice”.El presunto sicario, ahora preso, fue procesado como coautor del homicidio del “Pájaro” junto a Facundo “Macaco” Muñoz. Según la causa, ambos habrían actuado bajo las órdenes de Luis “el Pollo” Bassi, señalado como el supuesto líder de la banda rival del clan Cantero. El exbarrabrava de Newell’s fue procesado como presunto instigador del ataque. Por último, Maximiliano “Popito” Zalazar, cumple prisión preventiva por cinco hechos de tenencia ilegítima de armamento civil y de guerra.En marzo de este año, los hermanos Damario fueron procesados como autores materiales del crimen de Lucas Espina (26) en el barrio La Tablada. El joven fue acribillado con una ametralladora en la puerta de su casa. En ese mismo lugar también fue asesinada su mamá, Norma Bustos, quien desde 2008 venía denunciado el accionar de las bandas que se afianzaban en el territorio.En la guerra narco hay reglas. Por esa razón, el asesinato de Bustos sorprendió a todos. Fuentes judiciales indicaron que el robo como móvil está prácticamente descartado y apuntan a una venganza a manos de sicarios. Una línea de investigación se dirige al entorno del presunto killer: “Sus familiares viven en el mismo barrio y el fiscal Ademar Bianchini recaba datos al respecto”, dijeron fuentes judiciales. Creen que la ausencia de testigos tiene un claro motivo: el miedo. Juez Vienna, amenazado por una temible banda El avance del narcotráfico en el país encuentra en Rosario un ejemplo contundente de la gravedad de un tema que inquieta cada vez más a la sociedad. Y el estilo de vida que se ve obligado a llevar el magistrado que está detrás de la banda narcotraficante que azota a Santa Fe potencia la preocupación.El juez Juan Carlos Vienna investigó y procesó a 36 integrantes de “Los Monos”, entre ellos once policías santafesinos, uno de la Federal y otro de la Prefectura Naval; por eso sabe que su cabeza tiene precio y debe vivir con custodia. Pese a este resguardo, teme por la integridad de su familia, Rosario se volvió un lugar muy peligroso para él y su familia. El magistrado sabe desde hace tiempo que su vida vale 500 mil pesos (es el dinero que ofrecieron para matarlo) y se ve obligado a mudarse periódicamente. “Es cierto que vivo de prestado. Estoy un tiempo en lo de un familiar, un tiempo en lo de un amigo, un tiempo vuelvo a mi casa… Y la verdad que extraño hacer lo que puede hacer cualquier ciudadano común: ir a la cancha (es simpatizante de Newell’s), disfrutar de un café con mis amigos en el bar…”, contó. Las precauciones que debe tomar no terminan allí, porque, además de haber cambiado varias veces su número de teléfono, Vienna pasó momentos de tensión tanto solo como en compañía de sus familiares: “Mi custodia advirtió que me seguían autos, que me sacan fotos. De hecho hemos llegado a mi domicilio y en varias oportunidades seguimos de largo porque había vehículos que nos seguían”.“Viví episodios en la puerta de mi domicilio donde personas armadas y en moto venían en contramano por la vereda. Terminamos en el piso, tirados atrás de una puerta, lastimados. Eso me determinó a tener un poco más de cuidado”, recordó en la misma entrevista en la que contó que, por todo eso, su principal temor tiene que ver con los que lo rodean.El otro tema que preocupa al magistrado es el intento de vincularlo al delito por el que investiga a “Los Monos”.En ese sentido, el juez Vienna se desliga de las acusaciones sobre un presunto vínculo con el padre de un narcotraficante asesinado.Y asegura: “Toqué intereses de sectores que están trabajando para colgarme el mote de narcojuez”.En cualquier caso, se excusó de seguir interviniendo en la causa de la banda narcocriminal “Los Monos”, liderada por la familia Cantero, aunque esa solicitud le fue desestimada y deberá seguir investigando. ¿Culpable o inocente?El juez de Instrucción Juan Carlos Vienna se excusó de seguir interviniendo en la causa de la banda narcocriminal “Los Monos”, liderada por la familia Cantero, en la cual hay 36 personas procesadas por asociación ilícita, entre ellos once policías santafesinos, uno
de la Federal y otro de la Prefectura Naval.La decisión está motivada por una acusación contra su persona que conmovió a la provincia de Santa Fe: hace unos meses se lo vio junto al padre de un narcotraficante asesinado en 2012, durante una pelea de Marcos “Chino” Maidana en los Estados Unidos.Luego de esa acusación pidió dejar la causa, pero finalmente su solicitud fue desestimada y debió volver a ponerse al frente del caso. “Pretenden matar al investigador porque no pueden matar a la investigación”, aseguró pese a todas las críticas que recibió.“Mi custodia advirtió que me seguían autos, que me sacan fotos. De hecho hemos llegado a mi domicilio y en varias oportunidades seguimos de largo porque había vehículos que nos seguían”, dijo.





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