POSADAS. Ayer, cuando el sol comenzaba a ponerse en el horizonte de la tierra colorada, pintando el cielo de un naranja único, misioneros, correntinos, santafesinos, chaqueños, porteños, brasileños, paraguayos, uruguayos… se daban cita en el anfiteatro Manuel Antonio Ramírez con encontradas sensaciones, por un lado el regocijo de haber vivido noches sumamente emotivas y, por otro, la congoja de saber que con el domingo la fiesta llega a su fin.Mientras que para ayer se esperaba la presencia de artistas que supieron ganarse el corazón de su patria, como Ramón Ayala, Fabián Meza y Joselo Schuap, y de hombres y mujeres que conquistaron a la provincia, entre ellos, Bocha Sheridan y Mario Bofill, la tercera antorcha del festival, que se encendió el sábado, dejó escrito en el libro de estas veladas un capítulo desbordante de alegrías.Mientras la Orquesta Folklórica Municipal y, poco después, José Magallanes, con “Tabacal y Yerbal”, ganador del prefestival sede Misiones, daban comienzo al encuentro, y la brisa del Paraná hacía sentir su frescura, el público inició su peregrinar por las gradas del anfiteatro.Y este año, a pocos días de que el proyecto de ley que declara Héroe Nacional post mortem al general Andrés Guacurarí se sancione en la sesión de Cámara de Diputados de la Nación, como tributo y reparación histórica por su contribución a la epopeya de la emancipación del continente americano, no podía estar ausente la “Cantata al General Indio”, con música de Ricardo Ojeda e iniciar así un lazo fuerte y fraternal con los hermanos guaraníes.Volviendo a las raícesEs que al maestro Ojeda se sumaron Karoso Zuetta y Nerina Bader, reinvindicando las raíces mbya con toda su diversidad musical, con la que hicieron viajar a los presentes, incluso, a remotos parajes de la provincia.Sin embargo esto no sería todo. “Tonolec”, los chaqueños que el ensamble con la música guaraní se haga propio, subieron al escenario Alcibíades Alarcón junto a un “coro angelado”, tal como describió Charo Bogarín, de niños de la comunidad “Tabá Miní”, acompañado por su cacique, Germán, quien agradeció la oportunidad de ser parte de la fiesta y aseguró que no sería la última visita.Cuando las sorpresas parecían haber acabado, Tonolec invitó a Pico Nuñez a la escena, al que se sumaron Karoso y Nerina para dar vida a una magnífica versión de “El cosechero”, de Ramón Ayala.Y los últimos minutos encontró a “Tonolec” respondiendo un pedido del público, cantando el “himno emblema de los pueblos originarios, antiguos dueños de la tierra”. “Indio toba” y la ovación de la gente erizó la piel por primera vez en una noche a la que aún le quedaba mucho por transitar.Murmullos del monteAún permanecía intacto en la retina de aquellos que le dijeron presente a la última noche del 44º Festival de la Música del Litoral y 6º del Mercosur el “cuadro del monte” que supo montar el ballet oficial del festival, con trajes increíbles, colores que sólo la naturaleza es capaz de brindar. Y con estos “Murmullos naturales del Monte” los bailarines levantaron al público en un aplauso al unísono, que los acompañó hasta el final de las instalaciones del anfiteatro.Y como nada estaba librado al azar, la exaltación nunca menguó, puesto que un video producido por “Tierra Soñada”, de Marcelo Kuczek, al que se sumaron músicos y artistas de la provincia, dando vida a una de las más lindas canciones de Fabián Meza.La noche avanzaba y con ella Los Hermanos Britez, que desplegaron toda la magia del chamamé, en esta oportunidad con Alan en el acordeón y los mejores recitados de Juan Carlos Jenssen, que no pudo dejar pasar la fecha, 22 de noviembre, para rendir su homenaje a Santa Cecilia, patrona de la música.Uno de los momentos más esperadosFinalmente llegó, Luis Landriscina estaba sobre el Alcibíades Alarcón, gratamente sorprendido, pues la 45º edición lo galardonó con el Mensú de Oro, tal como adelantó PRIMERA EDICIÓN en su edición de ayer. El humorista pidió perdón una y otra vez a sus seguidores porque su salud no le permitía estar al cien por ciento y, con la garganta completamente tomada, hizo reír y reír y no parar de reír con sanas ocurrencias, que pasaron por sobrenombres a historias de pueblos, como todo un “narrador de usos y costumbres”, tal como se definió.Obviamente no faltaron sus anécdotas en la tierra colorada, que incluyó su primer viaje a las Cataratas del Iguazú, cuando los caminos todavía eran terrados, que lo llevaron a describir a Misiones como “el lugar que Dios hizo para venir a vivir y no tuvo tiempo” y escribir un “Canto a Misiones”.Además, claro está, de su paso por el anfiteatro Manuel Antonio Ramírez, cuando no era más que una cancha de básquetbol.Más de una hora transcurrió hasta que Landriscina se despidió del escenario, dejando a todos más que felices, prácticamente sin voz, sin embargo, Luis recibió a los periodistas, un gesto que habló de su humildad, y confesó haberse sorprendido por el Mensú de Oro.“No sabía nada, me llamaron, hablé del problema de salud que tenía y me dijeron ‘venga igual’, comentó y agregó que “hoy (por el sábado) tendría que haber estado en la Fiesta del Inmigrante, en Las Breñas, Chaco, pero bueno, no puedo estar en los dos lados” y que su gira continuará según lo que diga el doctor.Un cierre de lujoLa medianoche había quedado atrás, pero a orillas del Paraná la fiesta parecía recién comenzar, es que toda la destreza de los paraguayos de “Americanta” hacía vibrar las tribunas.Además de toda la experiencia de los exChalchaleros Pancho Figueroa y Polo Román, dos próceres de nuestra música folklórica, que se llevaron el cariño de los presentes con “Se va la segunda”, grupo que conformaron más de diez años después de la muy extendida despedida de un grupo que actuó por más de cinco décadas y que se convirtió en un referente ineludible a la hora de hablar de folklore en Argentina.Gregorio de la Vega, también marcó un
momento importante, por su trayectoria, y Gabriela Roldán trajo toda la frescura de su tierra, Santa Fe y, como todo lo bueno tiene que llegar a su fin, el cierre del telón comenzó a anunciarse.Es que “Los Menchos del Chamamé” hicieron su aparición en un merecido reconocimiento, porque “esto estaba esperando su público desde el festival 2013”, tal como lo hicieron saber los amantes del chamamé en el mismo anfiteatro y por las redes sociales.Y así, cuando los gallos seguramente comenzaban a anunciar que el amanecer se acercaba, los chamameseros despidieron la tercera noche de fiesta, con un “sinnúmero de antorchas encendidas”.





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