OBERÁ (Enviado Especial). Fabiana Cantero, la supuesta amiga de Silvia Andrea González acusada de participar en su rapto y muerte, podría declarar hoy en el debate oral y público que se lleva a cabo en la Unidad Regional II, a cargo del Tribunal Penal 1 de Oberá. Lo mismo podría ocurrir con los cuatro policías acusados indistintamente de encubrimiento e incumplimiento de los deberes de funcionario público.Hoy habrá doble jornada en el juicio, según lo anunciado ayer por su presidente, el magistrado José Pablo Rivero. El abogado Millán Barredo confirmó que sus defendidos subirán a estrados para prestar declaración, a saber: Miguel Silvera, Cristian Morel, Alejo Ramón Zaya y Jesús Rubén González. De acuerdo con lo previsto ayer, estos testimonios se llevarían a cabo a la tarde. A su turno, la defensora oficial Graciela Abdolatiff indicó que su defendida Fabiana Cantero también brindará su versión de los hechos. Rodolfo Riotorto, en tanto, defensor de Ríos, confirmó que su cliente se abstendrá de formular declaración ante el Tribunal presidido por Rivero y secundado por los jueces subrogantes Demetrio Antonio Cuenca y Graciela Ivone Heppner.Hasta aquí, el único de los acusados en prestar declaración testimonial, por pedido de la defensa a cargo de la abogada Llamosas, fue Marciano Benítez, el pasado martes 11.Por otra parte, el otro policía imputados, Pablo Miquetán, no podrá comparecer ante el tribunal porque, cuando se realizaba el proceso de declaraciones, estaba en “ rebeldía”, incumpliendo con los plazos procesales, razón por la que no podrá formar parte de las indagatorias previstas para hoy a la tarde, de acuerdo con fuentes del debate.Inspección ocularEl martes próximo, a partir de las 9, los jueces Rivero, Heppner y Cuenca, la fiscal Estela Salguero y los abogados defensores se harán presentes en la localidad de Campo Viera para realizar una inspección ocular en la casa de Luciano Pérez, donde residía Benítez al momento del secuestro y homicidio de Silvia Andrea.El pedido para la realización de la inspección fue realizado por la abogada defensora de Benítez y fue aceptado por todas las partes.En otro orden de cosas, fue rechazada la solicitud de inspección ocular en la vivienda de Norma Ríos, vecina de Natividad Rivero. El planteo había sido formulado por el actor civil, en la representación del abogado Claudio Quevedo, y la fiscal Estela Salguero.Los fundamentos se basaron en que los pedidos no se realizaron en tiempo y forma. Además, que el testimonio de Norma Ríos fue dejado sin efecto, razón por la que la diligencia no tenía razón de ser. La palabra del patrónWaldemar Mariño, propietario de un aserradero de la zona en el que trabajó Dante Ríos y en el que actualmente se desempeña Marciano Benítez, comentó en su testimonial de ayer que el primero de ellos prestó servicios desde 2000 hasta 2002 en su establecimiento, como “anotador de madera”. Era quien controlaba las cargas en una planilla, para así cobrar por el metro o los pies de machimbre. “Era un muchacho de perfil bajo, porque todos los muchachos a esa edad se quieren mostrar, pero él nunca contaba nada”, describió y comentó que nunca notó la ausencia de Dante Ríos en el trabajo, “porque él tenía una tarea importante y si no estaba, lo notaría”.El horario de Ríos era hasta las 17.30 y luego salía para ir al colegio, aunque algunas veces también le dio permiso para que asistiera a educación física (actividad que, según los testimonios, el turno noche no realizaba). En cuanto a su relación con Dante, explicó que “yo necesitaba un secretario y él necesitaba trabajar”. La fiscalía le preguntó qué relación tenía con Justo José Ríos (hermano mayor de Dante), a lo que reconoció que es su socio comercial actualmente.Mariño explicó que en ese momento ni lo conocía a Marciano Benítez y que luego se enteró de que estaba detenido, pero confirmó que desde hace dos años trabaja para él, primero realizando tareas de limpieza y actualmente como sereno. Otro de los testigos, Germán Rivas, volvió a recordar cómo era el régimen de asistencias en el colegio donde asistía Ríos. También afirmó que conocía a Fabiana Cantero, pero que nunca la vio en compañía de Dante Ríos y jamás tuvo contacto con Marciano Benítez, sólo lo conocía “de vista”, definió. Testimonios que contrastanLos testigos presentados por la defensa de Dante “Willy” Ríos se mostraron firmes al principio, pero con el devenir de los minutos evidenciaron ciertas contradicciones, sobre todo cuando la fiscal empezó a indagar más a fondo.Uno de ellos fue Yolanda Monjes, amiga de Ríos en el colegio cuando éste cursaba el tercer año del ciclo secundario. La mujer confirmó que el libro de asistencias era controlado y resguardado sólo por el preceptor Dionicio Saracho y que los alumnos del colegio no tenían acceso a la planilla de asistencias.Afirmó que no era muy fácil escaparse de la escuela porque tenía una sola puerta de acceso, por donde ingresaban y salían los estudiantes. Aparte -dijo-, estaba frente a la Dirección, a la Secretaría y la Preceptoría de la escuela. También consignó que cada profesor tenía su propia planilla y que controlaban a los alumnos.Contó que junto a Willy Ríos y otros compañeros formaban un lindo grupo, que siempre se ayudaban en las distintas materias. Particularmente, los jueves tenían computación, una materia que todos querían dar, “porque no era muy común en ese tiempo tener acceso a una computadora”.Teniendo en cuenta que Silvia Andrea desapareció el jueves 11 de octubre del 2001, le preguntaron a Yolanda si recordaba que Ríos haya estado en clases esa noche.Reconoció que no lo recordaba, pero insistió en que “a todos nos gustaba estar los jueves para aprender computación”.Sin embargo, la fiscal leyó las declaraciones que Monjes efectuó en primera instancia: “Ese mes de octubre estaba con el tema de la carroza. No sé si hubo clases, todo era una joda, entraba y salía cualquiera”.Posteriormente agregó que en 2001 el curso de “Willy” Ríos no hizo la carroza y que ellos no tenían educación física, en relaci&am
p;oacute;n a los otros turnos del colegio.La testigo alegó en su defensa que dos abogados la embarullaron con preguntas, que preguntaban y se contestaban solos, aparte de que ese mes tenía muchos problemas personales. El representante de la acción civil, Claudio Quevedo, indicó que si seguía incurriendo en contradicciones, estaría al borde de una imputación por falso testimonio, refiriéndose al notorio contraste que hubo entre lo que declaró en primera instancia y ahora en el debate oral.





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