POSADAS. Hablamos de choques y siniestros de tránsito, hablamos de vuelcos fatales en que murió una o más personas. Este año en Misiones esta cifra alcanza los 243 fallecidos ¿Pero qué hay de los heridos? “Por cada muerto, se cuentan alrededor de diez heridos”, señaló el doctor Germán Fernández, jefe de Emergentología del Hospital Fernández de Capital Federal.Según la kinesióloga y terapista física Karina Lanaro “las lesiones traumatológicas que se generan por un accidente de tránsito, una pequeña fractura, un pequeño esguince te puede traer trastornos de un tiempo prolongado de dos o tres meses como mínimo”. En casos de mayor gravedad, la recuperación dura años y las secuelas son de por vida.Además, según Lanaro “esto genera una gran complicación familiar, donde la pareja, padres o hijos deben ocuparse de esta persona para todas sus actividades, desde el aseo personal, comer, trasladarlo, acompañarlo a la rehabilitación”. Esa incapacidad temporal o permanente de valerse por sí mismo para hacer cosas tan cotidianas, lógicamente tiene sus consecuencias en la autoestima de la persona lesionada.En los casos de traumatismo de cráneo, Lanaro describió que genera una conmoción cerebral cuyas consecuencias pueden implicar una lesión permanente con trastornos de conducta, dificultad para la comunicación, una secuela incapacitante del cerebro a nivel central. “Eso va a producir un aislamiento social porque no vas a poder retomar las actividades en tu trabajo, seguir estudiando en la escuela o la universidad, incluso puede implicar que por las secuelas debas sacar el carnet de discapacidad”, destacó.Infracciones que salen muy carasEn cuanto a gastos monetarios, tres sesiones de rehabilitación por semana tienen un costo aproximado de dos mil a tres mil pesos por mes. Deben ser financiados por la obra social, por el Estado o bien, por las mismas familias, lo cual pone en riesgo su economía. Los costos se elevan si es una rehabilitación intensa que requiere ir a diario, lo cual asciende a los diez mil pesos por mes. Y la suma asciende aún más si debe concurrir a otros especialistas para atender otra secuelas, o si se necesita hacer una cirugía y colocar algún elemento de osteosíntesis como clavos, tornillos, que a veces las obras sociales no cubren, son carísimos y cuesta conseguirlos, sobre todo los importados.Vidas que cambian drásticamente“Uno por ahí ve estas situaciones como algo muy lejano o como algo que le puede pasar a otro, no a uno mismo. Nosotros desde los centros de rehabilitación las vemos todos los días”, señaló.A modo de ejemplo, contó sobre un caso de un joven, padre de familia que chocó y cayó con la moto. Sufrió un traumatismo craneoencefálico y estuvo internado mucho tiempo. A raíz del golpe quedó con un trastorno psicopsiquiátrico, además de una lesión motora momentánea, una hemiparescia que duró un mes y medio y se recuperó. “No pudo superar el trastorno conductual que le produjo esa lesión y entonces tuvo que jubilarse por discapacidad. Entonces la esposa, que nunca había trabajado, tuvo que salir a buscar trabajo. Cuando la madre salía, los hijos quedaban cuidándolo a su padre, que se escapaba de la casa. Todo un gran trastorno en la familia”.Leve, pero persistenteLanaro mencionó otro caso en que una mujer que viajaba en su auto fue embestida desde atrás por otro vehículo. Pese a que llevaba el cinturón de seguridad, el “chicotazo” que dio su cuello le trajo secuelas complicadas con vértigo, mareos, vómitos y mucho dolor. “Fue un accidente muy tonto, podríamos decir, y ella estuvo cinco meses en tratamiento”, indicó. Pasados algunos años, debe colocarse el collar ortopédico o recibir masajes porque los dolores continúan.¿Podemos cambiar?Desde su rol como profesional de la salud pero también desde su experiencia como ciudadana y automovilista en la ciudad de Posadas, Lanaro resaltó que “tenemos una sociedad que no ha tomado conciencia de cómo manejamos en las calles. Hay un gran desorden y debemos cambiarlo”. Asimismo hizo hincapié en que “debemos educar a los chicos sobre la conducta vial, y esto es tarea no sólo de las escuelas, sino de las familias, porque los chicos salen con nosotros, y aprenden de nosotros”. Esta noche podrías dormir en el hospital Por Lara [email protected] otra vez. Todos a trabajar y a llevar a los hijos a la escuela. A seguir con las actividades cotidianas con el lógico cansancio de fin de año. Vas manejando tu auto, remís, colectivo, moto o vas caminando para cumplir estas obligaciones y, como todos, seguramente pensás que tu día terminará en tu casa, tranquilo, cenando y mirando televisión con tu familia.Pero, aunque no lo tomes en cuenta, hay una alta probabilidad de que la cama en que duermas hoy sea la de un hospital o sanatorio (si las lesiones no son tan graves como para llevarte a la muerte). Enyesado, en cirugía de urgencia, con sueros y medicamentos para contrarrestar el dolor. Esa es la realidad que hoy seguro están viviendo personas que tampoco se imaginaban que un día cualquiera podían terminar con serias lesiones producto de un “accidente” de tránsito.Como ya hemos referido, la mayor parte de las veces no son accidentes, porque son producto de infracciones cometidas al violar las normas de tránsito. “Si se puede evitar, no es un accidente”, afirman los especialistas en tránsito. Claramente, son evitables si cada uno aporta su granito de arena, respetando velocidades máximas, no pasando en rojo, frenando sin pisar la senda peatonal, dejando libres las rampas de las veredas, etcétera. Las normas son códigos comunes para que todos los que transitamos las calles podamos prever y saber lo que el otro va a hacer.Pensá en tu familia, en tus padres, hijos, pareja. Ellos te esperan en casa. Si te movés seguro, seguro vas a llegar. Si no, tal vez ellos deban comprar un ramo de flores para ir a verte.





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