BUENOS AIRES (NA). La ajustada reelección de Dilma Rousseff en Brasil permite esperar un cambio en política económica que apunte a “ordenar su gasto público, su lado fiscal y la puesta en marcha de medidas que atraigan inversiones internacionales para estimular el crecimiento”.“El gran desafío de Brasil es mejorar su competitividad, generar empleo y lograr un crecimiento que supere el 2%.Con un crecimiento inferior a ese nivel, Brasil no es estable socialmente”, sostuvo Dante Sica, exsecretario de Industria y experto en relaciones comerciales internacionales.En lo que hace a la relación con la Argentina “lo más probable es que las discusiones bilaterales se posterguen hasta la llegada del nuevo Gobierno de nuestro país, dado fundamentalmente que la administración local seguirá con su política de administrar los desequilibrios internos como la restricción de divisas y las trabas a las importaciones”.“Es posible, ante el reclamo creciente de los industriales brasileños, que se advierta un mayor endurecimiento de las relaciones bilaterales con Argentina, aunque no se espera un cambio drástico en este sentido”, afirmó. “El problema principal en la relación bilateral no es Brasil, es Argentina”, subrayó, al advertir la Argentina demorará un año más para discutir temas estructurales y fundamentales en la relación bilateral, como el acuerdo con la UE o el que rige para el sector automotriz. Y además, se expondrá al riesgo de pérdida de mercados ya conquistados, si es que Brasil comienza a adoptar una posición más abierta en materia comercial.Brasil tendrá que iniciar un cambio en su política económica que le permita recuperar la confianza y las inversiones, lo que para la Argentina equivale a descartar un aumento de las exportaciones a Brasil. Sica señaló que la Argentina “enfrentará en 2015 a un Brasil en pleno ajuste, lo que significará un nuevo año de bajo crecimiento de nuestro principal socio que, de todos modos, podría alcanzar el 1% frente al magro 0,3% de 2014 y por tanto, de escaso dinamismo en el intercambio comercial”. En los primeros nueve meses del año, el intercambio comercial entre los dos países acumula una caída del 21,6%, respecto a igual período del año anterior. En septiembre, las ventas a Brasil aumentaron 12,7% y las importaciones presentaron un fuerte retroceso de 36,9%, en un contexto de recesión para ambos países. La actividad comercial tuvo una reducción de 18,2%, que alcanzólos U$S 2.518 millones.




Discussion about this post