POSADAS. Camila Polo se despertó la mañana del 4 de marzo del 2013 y ya tenía todo listo para salir en una aventura que, literalmente, le cambió la vida. Esta aventura era la de unir la ciudad de Posadas con Iguazú. ¿La particularidad? Hacerlo en bici.Desde la capital hasta Bella Vista hizo el trayecto acompañada de un buen amigo y compañero de ruta, Gerardo Aranda. Pero después de Bella Vista, se fue sola. Acompañada por el ruido de la selva, de la ruta, un paseo silencioso donde la protagonista asegura que “te encontrás con vos mismo”.“El viaje me cambió la vida y la forma de ver las cosas. Yo no conocía a mi provincia, sólo anduve por los lugares más turísticos, pero no sabía de todo lo que tenía mi provincia para ofrecer. Y para hacerlo aún más interesante, se me ocurrió ir en bicicleta”, comentó Camila en diálogo con PRIMERA EDICIÓN. Su bici no es de competición ni está preparada de manera especial para afrontar un viaje de esa magnitud. “Es una playera con cambios”. Tan simple como suena. “Yo tampoco me preparé físicamente para viajar. Soy una chica de contextura normal, ni siquiera era de andar en bici. Empecé a investigar sobre el ciclo turismo, que se da mucho en Europa, allá lo hacen muchos y ellos decían que para hacer un viaje así, uno tenía que tener un entrenamiento de al menos seis meses. ‘Estoy en el horno’, pensé en ese momento. Pero después me fui dando cuenta que lo principal es la mente, estar bien de la cabeza. Porque muchas veces la mente es la que te dice que no podes más, pero tu cuerpo tiene resto todavía. Obviamente, hay que tener una alimentación adecuada y tomar mucha, pero mucha agua”, afirma. Pero en el trayecto descubrió otra faceta. “Todo el viaje es un desafío, porque al estar sola me planteaba cosas, me ponía metas, fue una experiencia increíble porque te encontrás con vos y sos quien va y maneja sus tiempos y soluciona lo que se presenta. Lo bueno de viajar sola es que vas tranquila. Trataba de no esforzarme y ponerme objetivos propios, entonces fui bien todo el camino”, indica la viajera, quien además reconoce que el “viaje sola por Misiones fue algo increíble, porque la provincia tiene lugares hermosos, recónditos a los que no van los turistas en sus viajes y que deberían ser una maravilla más”, sostiene.Cómo se hizo el recorridoDespués de que su amigo la dejó en Bella Vista, ella siguió sola. “De ahí me fui a Cerro Corá, después pasé por Cerro Azul, de ahí me fui hasta Oberá, llegué a Panambí. Luego me dirigí hasta Santa Rita, después a 25 de Mayo. Llegué a Aristóbulo del Valle, fui hasta 2 de Mayo, El Alcázar y tomé la ruta camino a Eldorado. De ahí me dirigí a Wanda y desde allí directo a Iguazú”, cuenta.Todo este recorrido le llevó dos semanas y media. Porque “hacía 50 o hasta cien kilómetros y paraba, más de cien no hacía. Entonces, me quedaba en todas esas localidades y descansaba y aprovechaba para conocer. Por eso me llevó tanto tiempo, de lo contrario, al viaje lo hacés en tres días”, comenta. Durante el trayecto, además, se le ocurrió un proyecto. Incluso allí mismo decidió el nombre: “Vale cada kilómetro, vale cada segundo”. “Le puse ese nombre porque la travesía es exactamente eso, vale cada kilómetro que haces y cada segundo. La intención es volver a hacerlo pero para otros destinos, como Andresito, quiero conocer las rutas sin asfaltar que todavía hay en Misiones y toda la zona de la reserva Yabotí. Para ello, quiero reunir a más gente. Es una actividad sumamente recomendable”, invita Camila. Un viaje registradoDe toda la travesía quedaron registros únicos. Porque Camila, además de aventurera, es fotógrafa y no podía escindir una pasión de otra. Entonces, se colocó una cámara de video en el casco y con su ella a cuestas, registró todo el viaje en fotos y videos imperdibles. De hecho, más de un año y medio después del viaje, se decidió a presentarlas en una muestra que comenzó el pasado viernes en el Paseo 220 (Roca casi Costanera) y se quedará en exposición hasta el próximo 28 de octubre. “Se llama ‘Al fin salió’ porque estuve durante mucho tiempo amagando con que salía y con que no. Entonces cuando la organicé y estaba todo listo, se me ocurrió el nombre. Yo saco fotos y hago videos. Durante el viaje fui registrando todo lo que pude, pero el viaje me sobrepasó en lo emocional. Hubiese tardado meses si paraba a cada rato para sacar fotos a todo lo hermoso que veía”, dice Camila. Es más, un video grabado en su viaje se vio en la presentación de la muestra el viernes por la noche con la intención de que “la gente vea lo que son los paisajes y se sume para una próxima salida”. A Camila, recorrer la provincia arriba de una bici le cambió la vida. Modificó su manera de ver las cosas y ahora mira con otros ojos los caminos de la provincia, esa que tantas veces atravesó. Con su compañera de ruta: la bici, ya planean el próximo viaje, todavía no tiene fecha de salida, ni siquiera una hoja de viaje, pero lo que es seguro es que será pronto. Todavía quedó algo de ella por encontrar.




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