GOBERNADOR ROCA. La inquietud de Camila por saber porqué su pueblo no contaba con una biblioteca como tienen otros municipios de Misiones, hizo que su madre, Norma Oztryzniuk, empezara a investigar, a indagar y a sumar voluntades, hasta lograr el objetivo, que se concretó hace tres años. La Biblioteca Popular nació el 1 de octubre de 2011 y lleva el nombre de “Olga Kolesnicoff”, una periodista que -según los lugareños- siempre se interesó por la gente y las cosas de Gobernador Roca.Oztryzniuk confió que su hija cursaba el tercer grado en el Instituto de Arte Leonardo Davinci, de San Ignacio, y que en ese establecimiento acostumbran a hacer las tareas en la biblioteca. “Camila volvía a casa y me preguntaba dónde estaba la biblioteca. Y Roca no la tenía. Entonces empezó a insistir con que había que organizar una. Como era época de campaña electoral, le dijimos que íbamos a pedir al intendente que nos armara una. Pero como padres muchas veces evitamos asumir ciertas responsabilidades, le poníamos una seguidilla de excusas”. El propósito llegó a oídos del médico Wenceslao Tuzinkiewicz que además de conocer a la familia de Enrique Doi, esposo de Oztryzniuk, “es una eminencia y tiene esas inquietudes con las cosas del pueblo”. Fue tajante al señalar que “si los grandes no damos el ejemplo, qué esperamos de los chicos el día de mañana. Y con eso me puso en compromiso. Me movilizó a tomarme las cosas un poco más en serio y ver qué podíamos llegar a hacer”. Fue entonces que empezó a investigar, a preguntar, a ver cómo hacer. En compañía de Bety Centeno visitó al intendente Orlando Revinski, quien cedió una casa del barrio Andresito. El 1 de octubre de 2011 se abrieron las puertas y se recibió la primera donación de libros y revistas de manos de “Cacho” Ruiz Díaz. La solidaridad fue creciendo y actualmente cuenta con más de tres mil ejemplares inventariados de las más diversas temáticas. Cuando Oztryzniuk le habló de la iniciativa a su amiga Adriana Cerevin, que también es comerciante y estudia magisterio, “me dijo que estaba loca. Cuando se dio cuenta que la cuestión avanzaba, confesó que me iba a seguir en esta locura, y se enganchó. Somos las que más anduvimos”, y las que junto a sus allegados, limpiaron, pintaron y podaron el césped”. Al poco tiempo se integró Doris García, una maestra jubilada.Luego de cerrar el negocio y almorzar, Oztryzniuk se dirige a la biblioteca donde permanece con Cerevin hasta promediar la tarde, momento en que García viene a reemplazarlas. Hay chicos que concurren a apoyo escolar de 14 a 16, otros a hacer sus trabajos y vecinos que retiran libros abonando una cuota de diez pesos. “Nuestras horas libres las dedicamos a eso. Pero vale la pena, porque no es para una sino para el pueblo. Mi hija me metió en esto pero la recompensa es grande. Además, Camila se siente bien, se siente realizada y cuando puede se da una vuelta. Es como que vio que su idea tuvo una repercusión”.Desde la biblioteca también se generan otras actividades. Entre ellas, se organizan visitas a las escuelas de la zona, acompañados por el escritor y dibujante del diario PRIMERA EDICIÓN, Juan Carlos Nuñes. “Pero vemos que la lectura se está perdiendo mucho. Cuesta que la gente pierda el miedo al libro, que puede abrir muchos más horizontes que una computadora”, lamentó. La biblioteca no abre por la mañana porque “no encontramos a alguien que colabore ad honorem. Todo lo hicimos a pulmón aunque algunos piensen que recibimos dinero. Pero soy una convencida que muchas veces hay que sacrificar algunas cosas para tener otras. Si alguien quiere sumarse, será bienvenido, al menos unas tres horas por la mañana porque hay muchos chicos que necesitan el servicio. Solamente hace falta que tenga algo de tiempo, y carisma”. Según Oztryzniuk, las donaciones siempre son bienvenidas. También los recortes y revistas que pueden resultar interesantes. La biblioteca funciona en una casa de Iprodha, de las primeras que tuvo el pueblo, lindante a la Comisaría de la Mujer. “Todavía nos queda espacio pero si seguimos recibiendo cosas, la vamos a tener que agrandar”, dijo, al tiempo que adelantó que “la idea es conseguir un equipo de cine porque creemos que proyectando películas será una manera de acercar más a la gente a la biblioteca. Como en Gobernador Roca no hay sala de cine y se desarrollan escasas actividades culturales, sería una forma nueva de ir captando el interés de los vecinos”.El recuerdo de OlgaLa emprendedora recordó que en 1985 se había armado una biblioteca que, al parecer, no prosperó. “El intendente nos dijo que tratáramos de recuperar la personería jurídica pero como no se pudo, propusimos empezar de cero. Y cuando estaba encaminado, nos faltaba el nombre. Como no soy de acá y no conozco la trayectoria de los vecinos, el doctor Tuzinkiewicz fue uno de los que sugirió que llevara el nombre de Olga porque fue alguien que hizo mucho por la localidad, se preocupó y fue una periodista reconocida. Luego tomamos contacto con Pedro Echegoin y pedimos que nos hablara un poco más de su madre”, una destacada periodista que se desempeñó en este diario y que falleció en un accidente automovilístico el 4 de noviembre de 1992, cuando regresaba de una cobertura realizada en Leandro N. Alem junto al joven fotógrafo Sergio Mattos. Quienes conocieron a “La rusa” aseguran que era una enamorada de los humildes y de la naturaleza.





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