OBERÁ. Sábado, 14.30, acceso a Guaraní por la ruta nacional 14. Esas eran las coordenadas que Nidia Kurtz había enviado a abuelos, tíos, primos, amigos, entre ellos los Bomberos Voluntarios de Oberá, para esperar la llegada de Facundo (18), un gran luchador contra la leucemia que estuvo internado desde diciembre pasado en el Hospital Italiano de Buenos Aires.La espera se extendió más de la cuenta. Pero no fue una espera angustiosa, pesada, todo lo contrario, fue una espera cargada de lindas emociones: ansiedad, ilusión, esperanza, alegría, mucha alegría. Y no era para menos, en camino venía alguien que estuvo al borde de la muerte, alguien que sufrió impensadamente pero lo hizo con tanta fortaleza que por momentos fue el sostén de sus padres. Todas las miradas apuntaban constantemente hacia la dirección en la que debía aparecer la camioneta de Héctor Kurtz, tío de Facu quien acondicionó el vehículo con todas las comodidades para poder traerlo desde Capital Federal junto a sus padres Elsa y Mario (Cacho).La unidad de los Bomberos Voluntarios marcaba el punto de reunión, el pasacalles del grupo “Todos por Facu” que encabezó Nidia, daba la bienvenida.Una imagen esperadaFinalmente asomó el vehículo y el aplauso surgió espontáneamente, es que llegó un triunfador: Facu, quien ganó una de las batallas más duras de una guerra que continúa. Aunque no sólo demostró su valentía sino que también desató la conformación de un ejército que lejos estará de entregarse, de ceder en lo más mínimo.Las lágrimas y los abrazos abundaron en el reencuentro. Facundo bajó con sumo cuidado, cansado por el viaje pero con una luz en sus ojos de cielo agradecidos que iluminó el momento. “Si no fuera por esta gente capaz que no iba a estar acá”, fueron sus primeras palabras con una cálida sonrisa. “Más que nada hay que tener fe en uno y en Dios, tengo mucha gente a quien agradecer. Primero y principal a mis padres que siempre estuvieron conmigo” señaló. “El aire ya lo siento diferente. Definitivamente se puede salir adelante siempre, si bien cada organismo es diferente, a mí me pudieron dar los medicamentos adecuados. La quimio es muy dura a cada uno le pega distinto”, expresó como diciendo ya estoy acá, el ruido permanente de las sirenas ya desapareció. Sobre la cantidad de gente que lo fue a esperar sólo demostró agradecimiento y en relación a los Bomberos Voluntarios dijo “son mis hermanos”.Fue muy duroElsa y Cacho no pudieron evitar la emoción y relatar el tiempo vivido: “Fue muy duro, esta enfermedad es dolorosa, fea, implacable. No sabés por donde viene el dolor, te acorrala, te presiona, te coarta, te limita. A mí me dio un infarto porque no pude superar el dolor del alma, del espíritu, me quebró. Sentía que se me oprimía el pecho del dolor sin saber que lo producía, de donde venía, pero era la enfermedad de Facundo. La fortaleza de él me dio fuerzas a mí”, confesó Cacho, quien está recuperándose de este episodio cardiovascular que tuvo hace un mes y lo obligó a permanecer en terapia intensiva. “Les voy a dar un mes, es por protocolo, nos dijo el médico. En ese momento toqué el cielo con las manos”, relató. Cacho no dejó pasar la oportunidad para dejar un mensaje “primero vacunar a los chicos, es una enfermedad que ataca a grandes, chicos, viejos, segundo donar sangre, globalicemos las donaciones”.Facundo deberá tener muchos cuidados y sin dudas, para toda su familia empieza una nueva vida.No obstante, su padre aseguró que seguirá con “la vida que tuve siempre, seguro hicimos las cosas bien por eso la gente nos ha respaldado. Mi mujer es muy querida, mi hijo más todavía y debo creer que yo también, sino no iba a tener ese ejército de almas que tuve”. “En las colaboraciones, actividades, campañas de donación de sangre, todo lo que juntaban -de dinero- nos mandaban para nuestros gastos. Le estamos debiendo favores a todo el mundo. Muchas gracias a todos, pedirles que sigan creyendo en Dios que nos dio un milagro, pido bendición de Dios a todos”, concluyó.





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