POSADAS. El juicio por el crimen de Iván Mercol (22) entró ayer en su última y decisiva etapa, al cumplirse los primeros alegatos de las partes. En primer turno, la fiscal Yolanda Mazal de Mass solicitó -tras expresar sus argumentos- el cambio de calificación en la causa, de “homicidio preterintencional” a “homicidio en riña o agresión”. Seguidamente pidió bajo esa figura una pena que contempla los seis años de prisión para el imputado Sebastián Ruiz, por considerarlo “autor del hecho”, y dos años para el otro acusado, Diego Cantallops, por ser “coautor”. La defensa de Ruiz, a cargo del letrado Hugo Zapana, solicitó la absolución por “legítima defensa” y, subsidiariamente, la pena de un año de prisión en suspenso.La representante del Ministerio Público Fiscal, pese a tener problemas de salud que le impiden modular correctamente su voz (como en todo el desarrollo del debate), expuso notablemente sus argumentos durante casi una hora y media. De esta manera, Yolanda Mazal de Mass construyó su acusación en base a tres puntos que consideró claves: “Primero que los golpes contra la víctima existieron, los peritos forenses fueron determinantes al expresar que estos impactos de puño pueden ocasionar la rotura de vértebras y que además los testimonios apoyan las hipótesis planteadas”. La funcionaria judicial exhibió un video a modo de ejemplo donde se observan los últimos minutos de un combate de boxeo, donde un pugilista recibe una seguidilla de trompadas y acto seguido camina unos pasos y se desploma. En las imágenes aparentemente el boxeador que quedó nocaut entra en convulsión y, al decir de la fiscal, “se produce su muerte como ocurrió con Mercol”. “Me da miedo”En cuanto al móvil del crimen, Mazal de Mass consignó que fue por “una chica, ya que supuestamente Mercol intentaba acercarse a una exnovia de Ruiz” y cuestionó seriamente el accionar de los acusados, en virtud de su “formación académica en el momento del hecho y que no eran para nada marginales sin educación para actuar de esa manera”. Al realizar dicha reflexión, la fiscal se quitó los anteojos y miró fijamente a los imputados. Destacó la actitud durante el desarrollo del debate de Diego Cantallops, quien “llegó a mostrar lágrimas en determinados pasajes del juicio o cuando decidió hablar para pedir perdón a la familia”, en tanto que criticó a Sebastián Ruiz y le dijo que “tal vez por ejercer la medicina perdió sensibilidad, pero durante todas las audiencias mantuvo una mirada y actitud fría, impávida, no lo conmueve nada ni nadie. Realmente me da miedo”, aseguró. Además, agregó que Ruiz “sabía pegar” y tenía un físico “que se logra tras horas y horas de gimnasio, mientras que Cantallops ni siquiera sabía pegar” e incluso por ello “se quebró una de sus manos cuando le asestó un golpe en la cabeza a Mercol con el dorso de la mano o una copa”. Aseguró también que “no tuvo incidencia alguna el proceder del personal de seguridad del boliche de la avenida Corrientes donde sucedió la agresión” y que “es imposible que una ‘palanca’ como la que hacen los patovicas le produzca la muerte por ‘rotación’ a la víctima, ya que habrían quedado marcas en la tráquea”. Igualmente, aclaró que “no se puede probar quién o qué golpes causaron la muerte. Cualquiera pudo ser: o los golpes certeros que le aplicó Ruiz o el ‘galletazo’ que le dio Cantallops. Mercol salió del boliche con muerte cerebral y eso ya quedó probado”. “Todo ello configura el delito de un homicidio en riña o agresión, como lo contempla el artículo 95 del Código Penal Argentino”, resumió Mazal de Mass. De esta manera, la fiscal solicitó “seis años de prisión para Sebastián Ruiz por la autoría del hecho y dos por el mismo cuerpo legal para Diego Cantallops, por ser considerado coautor”. Con la “defensa baja”A su turno, Hugo Zapana, el abogado de Sebastián Ruiz, a las claras el más complicado ahora con el pedido de la Fiscalía, expuso su alegato. El letrado se mostró sorprendido por el alegato de Mazal de Mass y solicitó al juez unipersonal César Jiménez que no se incorporen como pruebas el video que exhibió la fiscal y las fotografías donde se compara el físico de su cliente con el de la víctima, en función de que “no hay evidencias” de que se trate de ellos. Zapana dijo que su defendido “jamás practicó artes marciales” y que “numerosos testigos mintieron descaradamente, tal vez en una ‘acomodada’ de los abogados que tenía al principio de la causa la familia Mercol”.El abogado insistió en que los peritos que declararon en la causa coincidieron en que la muerte por desnucamiento pudo ser provocada de muchas maneras, incluso “por el arrastre de la persona lesionada”, en referencia a que uno o más “patovicas” del boliche podrían haber incidido en la muerte del joven estudiante de Ciencias Económicas. Además, Zapana dijo que le pareció “muy llamativo el pedido de informe que realizó la familia de la víctima con un conocido médico forense de la Corte Suprema de Justicia (Hugo Raffo) y que, pese a las publicaciones periodísticas del propio padre de Iván Mercol dando cuenta del resultado, esto “jamás figuró en el expediente”. Le contestó además a la fiscal con respecto a la mirada de su pupilo: “Si Ruiz mira fijo es porque no miente”. Luego enumeró cuestiones que a su criterio deben tenerse en cuenta para probar la inocencia de Ruiz. En primer término, las severas “contradicciones entre los policías que intervinieron tras el hecho y del personal de seguridad del boliche, que tuvo un pacto de silencio y de encubrimiento”. “No está acreditado que la víctima tenía cierta tonicidad en el cuello que facilitaba la fractura de las vértebras, tampoco que consumió bebidas alcohólicas, hay muchas dudas. No podremos saber qué incidencia tuvo el arrastre al que fue sometido por los patovicas”, señaló. Otro
punto de relevancia que mencionó Zapana es que, de acuerdo a la ley, “un profesional que tiene familia (como su defendido), sin antecedentes previos al delito por el cual es juzgado hoy, no necesita ser resocializado o readaptado con una pena a prisión”.





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