ELDORADO. Norma Riveros es una docente que trabaja en la Escuela 326 del kilómetro 28 de Puerto Los Pinares. Está allí desde 1989, cuando debía caminar varios kilómetros para llegar al establecimiento porque el transporte no llegaba hasta ese lugar.En una charla con PRIMERA EDICIÓN, recordó que los alumnos la esperaban ansiosos en la esquina de la escuela y “nos íbamos todos juntos, caminando. Mis comienzos fueron en la Escuela 314 y me siento orgullosa, porque una de mis primeras alumnas hoy en día es directora de esa escuela”, dijo. Tiene a sus espaldas 34 años de servicio y, de acuerdo a su experiencia, la docente reconoce que “antes los niños eran más dóciles, se entregaban a las enseñanzas del maestro, hoy es muy difícil porque tenemos que utilizar otras tácticas y hay poca colaboración de la casa con respecto al comportamiento”. Si bien manifiesta que muchas veces siente deseos de jubilarse, su vocación es más fuerte: “Creo que voy a extrañar mucho, porque me gusta mucho ser docente, es mi vocación. Tengo alumnitos de primero y segundo grado siempre”, señaló. Norma agradece la comprensión de su compañero de la vida, porque en los días en que debía llevar tarea al hogar, “él siempre me ayudó, incluso me ayudaba con las tareas, hasta hoy en día colabora en todo lo que puede. Incluso en las fechas especiales, cuando tenemos que hacer tareas manuales. Nunca me reprochó nada,”, aseveró orgullosa.“La tarea del maestro no termina cuando toca la campana, sigue en la casa, es decir, que tenemos tres turnos”. Riveros tiene 16 alumnos en su aula, incluso algunos con alguna dificultad en el aprendizaje, pero ella los trata a todos por igual y con el mismo amor.Cada vez que culmina un año lectivo, Norma piensa en descansar, pero luego se da cuenta de que algo le falta: los niños y ese bullicio y la alegría de todos los días.





Discussion about this post