BELLA VISTA, Corrientes. Se cumple un nuevo aniversario de la desafortunada tarde en que el colectivo que trasladaba a un grupo de músicos, tras una mala maniobra, cayó a las aguas del río Paraná, llevándose la vida de ocho personas. El hecho que conmocionó al país, sucedió el 8 de septiembre de 1989, cuando un colectivo que transportaba un contingente de músicos chamameseros se desbarrancó a las aguas del río Paraná.Las víctimasVarios pudieron salvar sus vidas, sin embargo Daniel “Yacaré” Aguirre, recitador y presentador de conjuntos chamameseros, que iniciaría sus actividades junto a Tránsito Cocomarola; Joaquín “Gringo” Sheridan, eximio bandoneonista que comenzara junto a Julio Cáceres el grupo “Los de Imaguaré”; Miguel Ángel “Michel” Sheridan, hermano de Joaquín y gran ejecutante de la guitarra y excelente voz; “Chango” Paniagua, guitarra y voz del conjunto “Trío Corrientes”; Zito Segovia, cantautor de “La nueva trova” del Chaco, que portaba un estilo renovador y lleno de promesas de un futuro artístico en ascenso; Johny Behr, percusionista de Zito, que aportaba la rítmica precisa para el inédito repertorio de Segovia en sus “Chamamés-Candombes” y “Charandas” que exhumara con gran aceptación popular, dejaron este mundo.“Gringo” y “Michel” Sheridan se habían unido a otro hermano llamado Santiago “Bocha” y Ricardo “Tito” Gómez, integrando un nuevo conjunto denominado “Reencuentro”, que estaba gozando del aplauso y dejaron algunos trabajos discográficos de real valía. Con un repertorio muy personal y con ensambles instrumentales y creativos, propios de los arreglos del “Gringo” y de “Tito”, que en las voces de “Michel” y “Bocha” cobraron resonante éxito.Leonidas “Chango” Paniagua, estaba en el “Trío Corrientes”, con Ricardo Scófano y Oscar “Cacho” Espíndola estos dos últimos salvaron milagrosamente su vidas de las torrentosas aguas.Zito y Johni se encontraron sorpresivamente con un destino que truncó los proyectos de un enorme talento musical puesto al servicio de la música popular de nuestra región.Todos han dejado, como una herencia y testimonio de su vocación chamamesera, sus grabaciones en placas discográficas, que son la evidencia de que fueron músicos notables, únicos e irremplazables.





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