La Dirección Nacional Electoral difundió esta semana el cronograma electoral referido a las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (Paso) que se realizarán el domingo 9 de agosto de 2015, de 8 a 18, en todo el país y los posteriores comicios nacionales que se celebrarán el 25 de octubre, con una eventual segunda vuelta el domingo 24 de noviembre. El estreno del calendario será el 28 de abril del año próximo, con el cierre del registro de electores en la Justicia Nacional Electoral, que debe producirse 180 días antes de los comicios; en tanto que el 10 de junio se cerrará el plazo para constituir alianzas, una instancia particularmente decisiva en el actual escenario político, caracterizado por una singular fragmentación de las propuestas partidarias. El anticipado y preciso panorama de las fechas electorales sugiere un proceso político ordenado que la realidad de los hechos que dominan el escenario político y el debate preelectoral sino desmienten, al menos colocan bajo puntos suspensivos; atendiendo a que el país está lejos de haber consolidado, en estos primeros 31 años de democracia recuperada, una matriz política que otorgue previsibilidad y certidumbre en materia institucional.El cronograma electoral no aporta, tampoco, previsibilidad a un proceso económico-financiero que resume una década con ganadores y perdedores todavía en discusión, debido a que el ciclo económico que abrió el kirchnerismo en 2003 enfrenta, de cara al año electoral que se avecina; fuertes tensiones ante un panorama de inflación con recesión; y pelea uno de sus mayores desafíos representado en la disputa con los fondos buitres.En la semana, si bien la publicación de las declaraciones juradas de Cristina y sus principales funcionarios permitió ver que a laprimer mandataria, con una fortuna personal de más de 50 millones de pesos, le va bien en cuanto a la administración de sus recursos financieros; más de un indicador descarta una bonanza similar para la situación financiera del país en el corto y mediano plazo. Los desplazamientos graduales pero firmes de la paridad oficial peso-dólar y la presión del dólar Blue en los últimos días hicieron reflotar más de un fantasma de los que hay muchos en el inconsciente colectivo de las argentinos, cuando se habla de oscilaciones del valor de la divisa norteamericana, pero en especial pusieron en el tapete la posibilidad de que otra vez el gobierno; como a principios de año, lo niegue hasta último momento, pero al fin se someta de hecho a una devaluación impuesta por los mercados financieros. Los verdes al rojo Sin profundizar en la materia, más que compleja en un contexto en el que la batalla judicial y mediático-financiera con los buitres tensa la cuerda día a día, algunos datos que se conocieron en la semana parecen halagar a los promotores de una nueva devaluación. Según destacó el diario El Cronista, por ejemplo, en sólo cuatro días, más de 200.000 contribuyentes adquirieron en conjunto más de la mitad de dólares-ahorro que en todo agosto. De acuerdo a un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal, afirma el matutino, “la compra de los últimos días, mensualizada, evidencia que se estaría alcanzando el máximo de la capacidad potencial de compra de los asalariados, que es de u$s 800 millones mensuales”. La desesperación por dolarizarse que se advierte en estas cifras muestra, sin dudas, un derrumbre de las expectativas respecto de la situación financiera que se viene, las cuales son signo a su vez de una presión sobre el tipo de cambio. Atento a ello, al otro día de que se anunciara una suba del salario mínimo, la AFIP salió a subir el techo de las posibilidades de compra de dólares-ahorro, buscando moderar los intentos de fuga hacia el billete verde.Aunque el viernes la cotización del dólar cerró en baja, entre otros el mediático economista Thomás Bulat vaticinó este viernes que “claramente se viene una devaluación del dólar oficial, solo están discutiendo cómo”. Según Bulat, el Ministerio de Economía “quiere subir el dólar oficial de a poquito”, mientras que el Banco Central “propone subirlo de golpe a 10 pesos y mantenerlo”. Las artes adivinatorias del economista, es cierto, coinciden con intereses financieros puntuales y son parte de una tensión de fuerzas ya conocida y que no lleva a buen puerto, la que articula a los interesados en promover una modificación cambiaria con los que para salvarse de la incertidumbre buscan refugiarse en el dólar, y aumentan, por esa vía la incertidumbre. La visita a China del ministro Kicillof logró reafirmar la asociación estratégica con esa potencia mundial, con lo cual el gobierno espera ganar oxígeno contado en un flujo de divisas. Un quincho a todo confortEl manejo de los recursos públicos, sin embargo, recibe crecientes cuestionamientos en la provincia, donde los escándalos por gastos suntuarios -y sin control- del Ejecutivo causan asombro hasta en las filas oficialistas. Es que aunque, en parte, mete la cola el diablo de la interna renovadora, la mayoría oficialista de la Legislatura acompañó en los últimos tiempos más de un pedido de informes de la oposición sobre los gastos de Closs.Un caso emblemático fue el de los costosos “Me Gusta” por casi dos millones de pesos en un mes para atraer turistas a Cataratas, que el Ejecutivo justificó en una campaña de promoción turística que no dio frutos, ya que el ingreso a Cataratas cayó 3% y en el primer semestre el destino Cataratas no logró figurar entre los cinco primeros del turismo interno. Este jueves, la diputada ucerreísta María Losada logró el apoyo oficialista para pedir informes sobre otra eventual desmesura financiera del clossismo; el incremento en un 550% de los gastos destinados a las ONG; que distribuye Closs aparentemente sin más control que su buen sentido ético y financiero. En 2010 se adjudicaron a esa finalidad 6 millones, suma que fue creciendo hasta llegar, en el Presupuesto 2015, a 39 millones de pesos; guarismo que indica que se constituyó un “pozo” que amerita un informe exhaustivo del Ejecutivo. A ello se agregó, también en los últimos días, el millonario gasto en el quincho de la residencia oficial del gobernador, una inversión irritativa en el marco de la incertidumbre actual. La generosa administración de recursos en el Ejecutivo no causa buena impresión, por ejemplo, en el Poder Judicial misionero, donde el atraso salarial respecto a la Justicia federal, o a otras provincias; exaspera los ánimos y profu
ndiza día a día un justificado malestar. Mientras tanto, el inminente desplazamiento del ministro Blodeck y su reemplazo por Sergio Dobrusin; hombre del círculo áulico de Closs, generó rumores que se intensificaron en la semana; pero que no causan entusiasmo en quienes reclaman un cambio de políticas y no de caras. El vendaval de revelaciones de excesos en el gasto y escaso nivel de transparencia debería llevar a que el gobierno asuma que la materia pendiente en el período que se abre no es la construcción de una nueva megarrepresa, sino la adopción de criterios y sistemas de transparencia en las políticas de gobierno. En lo político-electoral, las visitas de Elisa Carrió y Gabriela Michetti, con más brillo mediático que seguidores en la provincia, ratificaron el lanzamiento virtual de la campaña hacia 2015. Generó interpretaciones divergentes, por su lado, la noticia de que la Justicia habilitó al partido de Sergio Massa a utilizar el nombre Frente Renovador en Misiones, gracias a que esa fuerza política convenció a la dueña del “sello”, Karla Higa, de sumarse simbólicamente a sus filas y abandonar la compañía de Rovira y Closs, a quienes “prestó” la sigla en 2003. Higa carece de trayectoria política conocida y estaría dedicada a un emprendimiento particular, pero supo interpretar la coyuntura abierta en 2003 y ahora volvió por sus fueros, volcando a su favor la pelea entre Ramón Puerta; referente inoficial de Massa, y el Gobierno. En el oficialismo dicen que les queda la Corte Suprema y que el fallo que anuló otro de primera instancia permite que Massa ocupe la sigla únicamente para la elección de diputados nacionales. Para el elector, por el momento, esta disputa nominalista, y el propio calendario electoral, tiene poco interés contrastada con un escenario económico que derrocha incertidumbres.





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