POSADAS. Lo dicho desde siempre: parecen sólo números, pero detrás de cada cifra hay una familia que sufre. El tránsito en Misiones no para de cobrarse vidas y en lo que va del año ya se registraron 201 muertes, que superan tristemente las estadísticas de los años anteriores. De seguir así, 2014 podría convertirse en el peor en la historia provincial.Siempre según el relevamiento exclusivo que PRIMERA EDICIÓN realiza todos los años en base a informes y partes de prensa oficiales, en lo que va del 2014 ya perdieron la vida en las rutas, avenidas, calles y caminos misioneros 201 personas.El dato es alarmante si se tiene en cuenta que el número es el más alto en comparación con igual período de años anteriores. Por ejemplo, este año ya tuvo 31 muertes más que el año pasado e incluso seis víctimas más que el mismo período de 2012, el peor año de la historia en la provincia. Hasta tal punto es grave la situación de 2014 que en estos nueve meses transcurridos se cuentan prácticamente las mismas víctimas que en todo 2011.Por eso el número cobra importancia y preocupa. Es que de continuar así, lamentablemente este año podría superar a 2012 y convertirse en el peor de la historia.Sabido es que la responsabilidad a la hora de reducir esa alarmante cifra está en manos de todos, tanto de las autoridades, encargadas de asegurar la infraestructura vial y llevar adelante campañas de concientización, pero también de cada uno de los conductores que salen a las calles misioneras.Sobre ese primer punto, está claro que de abril de este año a la fecha se desnudó una realidad poco alentadora con el derrumbe del tablero del puente sobre el arroyo Acaraguá, en la ruta provincial 103. Legisladores opositores ya habían advertido al Gobierno provincial sobre el estado catastrófico de varios viaductos emplazados principalmente hacia el este de la provincia. Sin embargo, nadie hizo nada hasta que la tragedia golpeó y se llevó la vida de tres personas.Al margen, también es necesario agudizar controles viales para evitar, por ejemplo, el tránsito de vehículos fuera de toda normativa, de conductores sin los requisitos correspondientes y de personas alcoholizadas detrás del volante.Sin embargo, también hay que tener en cuenta que, más allá de los controles y campañas de concientización que se puedan realizar, es la sociedad misionera la que debe tomar como reflexión estos números y tenerlos en cuenta a la hora de salir a la calle. El respeto a las normas de tránsito, pero principalmente al “otro”, es fundamental y puede salvar vidas, tanto como la utilización del cinturón de seguridad o del casco protector, en el caso de los motociclistas. Si cada una de las partes no acepta la responsabilidad que le compete, difícilmente esta realidad pueda cambiarse. Por eso, depende de todos.





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