POSADAS. Los restos de una embarcación abandonada desde hace varios años sobre la costanera opacan el paisaje propio de la zona y quitan protagonismo a las obras que se agregan constantemente. Los pocos que recuerdan su procedencia manifestaron que llegó al fin de su vida útil tras una tormenta desatada en la madrugada del sábado primero de octubre de 2011, que había dañado también a otras naves depositadas junto a ella en la guardería emplazada en la zona de expuerto (hoy Plaza del Papa). El vendaval hizo que el barco denominado “Marcelita G”, soltara amarras y quedara a la deriva en las inmediaciones. Por estos días esta nave se encuentra totalmente destruida a raíz de la conjunción de las malas condiciones climáticas y el intenso oleaje de un río que se tornó bravío. Es blanco de fotografías y de publicaciones en Facebook por parte de los turistas y caminantes, pero nadie sabe a ciencia quién es su dueño. Algunos señalan que un empresario vinculado al mundo del automovilismo figura como último propietario pero, como se habría declarado en quiebra, le era imposible obtener ingresos para afrontar los costos de una grúa que lo traslade al depósito de chatarras.También trascendió que la cuestión de su traslado continuaba sin resolverse debido a un problema de jurisdicción planteada entre la Municipalidad de Posadas, la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) y la Prefectura Naval Argentina. Desde la EBY deslizaron alguna intención de efectuar la “limpieza” de esta suerte de casa rodante acuática pero que la tarea fue impedida por las autoridades navales. Fueron incesantes los llamados que desde este Diario se efectuaron sin éxito para obtener respuesta de las autoridades de Prefectura Naval. Se buscaba obtener datos fehacientes del propietario o bien conocer la injerencia de la fuerza en este tipo de cuestiones. Pero la burocracia le ganó a la información. Las excusas fueron numerosas y las autoridades dejaron al descubierto la mala predisposición para echar luz sobre el tema. Es así que, tras varios años de espera, la embarcación, que alberga anécdotas y datos valiosos de la historia de la ciudad, permanece anclada al inicio del tercer tramo costero, contrastando con los avances de las obras y el embellecimiento que pregonan los funcionarios de la zona ribereña.





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