POSADAS. El integrante de la Fundación Tupá Rendá y coordinador de los hogares que esa organización sostiene en esta ciudad y Garupá, Rogelio Peralta, denunció en la comisaría Primera de Posadas la situación de amenaza verbal que sufrió este martes por parte de dos funcionarios municipales. Según contó Peralta a PRIMERA EDICIÓN, estos agentes -un hombre y una mujer- acudieron este martes al hogar Padre Mugica para retirar las ramas que quedaron de la poda del árbol que está al fondo de la institución. “Entraron sin golpear y sin decir nada. Cuando me acerqué y les pregunté quién los autorizó a entrar, el hombre me dijo que era el jefe de Barrido y Limpieza de la Municipalidad y empezó a gritar que éramos una lacra. Conmigo estaba un adolescente. Les pedí que salieran y, cuando terminaron de amenazar y se fueron, cerré el portón con llave. Después pusieron en un Facebook de la Municipalidad que no los dejamos entrar”, lamentó. Peralta aclaró que “acabo de recibir un pedido formal de disculpas de la Municipalidad por el comportamiento agresivo de estos dos agentes. Por supuesto que acepto las disculpas, pero la denuncia policial está hecha, seguramente tendremos más adelante una instancia de conciliación en el Juzgado”. Aseguró que, sacando este episodio, siempre han tenido una relación muy buena con la comuna y opinó que “la institución municipal no tiene la culpa por lo que hacen uno o dos empleados, pero también creo que una persona con ese nivel de agresividad no puede seguir siendo funcionario municipal. Pensábamos denunciar lo sucedido ante el Inadi, pero desistimos después del pedido de disculpas”, confió Peralta. “Me molestó la discriminación” Según indicó el responsable del hogar, “no denuncié lo ocurrido porque me hayan agredido a mí, sino porque me molestó mucho la discriminación que hizo este señor hacia las personas a las que nosotros asistimos a través de la Fundación Tupá Rendá. Dijo que eran una lacra y que nosotros somos una organización donde acumulamos basura. La verdad es que sentí miedo cuando dijo que si tuviera un arma nos mataría a todos para erradicar la inmundicia”, contó Rogelio Peralta, para quien el nivel de agresividad del hombre podría deberse a problemas de adicción o alguna patología. En cuanto a la mujer, Rogelio precisó que sólo participó como espectadora pasiva de la reacción de su compañero de trabajo. “Llegué a explicarle que habíamos hecho la poda nosotros y que pedimos a la Municipalidad que retirara las ramas, cuando el hombre empezó a gritar”, detalló. Para Rogelio, “nadie tiene derecho a tratar de esa manera a las personas vulnerables. Y por más vulnerables que seamos, siempre somos personas. Estoy orgulloso de trabajar con los que menos tienen y creo que no deberíamos tener funcionarios de estas características”. Rogelio recordó que ni la Fundación Tupá Rendá ni su impulsor, el sacerdote Alberto Barros, “buscamos protagonismo, pero a veces, cuando la sociedad civil hace algo que no lo hace el Estado, se genera este tipo de conflictos porque molesta a algunas personas. Pero estos malos ratos nos dan más fuerza para seguir adelante”, remarcó. Faltan elementos de limpieza La Fundación Tupá Rendá tiene a su cargo hogares para niños, adolescentes con problemas de adicción y de adultos mayores. Además, esta semana abrirá una guardería para niños de mamás que necesiten trabajar. Los que quieran colaborar con estas obras pueden acercar elementos de limpieza, que es “en este momento lo que más nos hace falta: jabón en polvo para lavarropa automático, lavandina u otro tipo de desinfectante, desodorante de piso. Y para los chicos, jabones, cepillo de dientes, dentífrico”. La sede central está en la avenida Roque Pérez 2.255, entre San Luis y Junín.





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