BUENOS AIRES. Falleció ayer, víctima de una larga enfermedad, quien durante años le puso voz a tres de los personas más famosos entre los creados por García Ferré: “Hijitus” y su entrañable mascota “Pichichus”, y la inefable bruja “Cachavacha”.Néstor comenzó tocando el piano en la orquesta de su padre, Nicolás D’Alessandro, y continuó con su profesión de músico, aunque también le gustaba hacer imitación de voces. Trabajó para Radio Splendid, compuso canciones para “La Revista Dislocada” y fue asistente creativo del querido Carlitos Balá. En 1961 se casó y a su regreso de la luna de miel conoció a García Ferré, que estaba buscando a un músico que hiciera jingles, porque necesitaba terminar su publicidad del postre Mantecol. De esta forma, Néstor presentó su canción que hoy día se recuerda y que dice “por la vida contento voy, saboreando un rico Mantecol…”.La labor de Néstor en la revista “Anteojito” fue muy intensa y creativa, escribía el argumento de “El Hada Patricia”, también las historietas de “Anteojito y Antifaz” y protagonizó al propio “Manuelo”, con una historieta animada tipo fotonovela que deleitaba a los lectores de revista “Anteojito”. Su tarea era inagotable, en Canal 9 creó a las mellizas “Nu y Eve”, junto al talentoso dibujante Néstor Córdoba, dibujos que luego se hicieron realidad con las hermanas Serante.Cuando empezó la serie televisiva “Las aventuras de Hijitus”, y luego de muchas pruebas de voces, D’Alessandro terminó siendo la voz de Hijitus con un truco de aceleramiento en la cinta de audio, también le dio voz a los ladridos de Pichichus y su máxima creación: la voz de la bruja Cachavacha, que pegó tanto en el gusto del público.El éxito de la serie animada daba lugar a “El Club de Hijitus” que los domingos arrasaba con el rating de canal 13, en ese programa Néstor se metía en el disfraz de Cachavacha y recibía las palizas de los niños del público, momentos de humor que se emitían en vivo. Más tarde escribió los versos, canciones y muletillas del muñeco Petete y hasta creo e interpretó en el cine al pajarito Salapin, del filme “Petete y Trapito”, personaje al que sólo D’Alessandro podía ponerle el sentimiento justo.El recuerdo imborrable de Manuelo, Cachavacha, las canciones que compuso para los discos, los cuentos, las historietas y la creatividad son tesoros de un hombre talentoso y dueño de una gran sensibilidad que supo transmitir.





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