POSADAS. Un joven oriundo de Paraguay que se encontraba de paseo en la provincia abordó un taxi en la terminal capitalina y solicitó un viaje a la zona oeste. Lo que nunca imaginó el pasajero era que el conductor iba a cambiar de rol en pocos minutos y de trabajador del volante pasó a ser un delincuente. El pasado miércoles a las 17, momentos después de descender de un micro de transporte de pasajeros de larga distancia, la víctima, de 18 años, abordó un Fiat Uno, perteneciente a una empresa local de taxis y remises, y solicitó al chofer que lo traslade a la zona de Villa Cabello. En principio el viaje transcurrió normalmente, el remisero tomó la avenida Santa Catalina hasta que, al llegar a la altura de la estación de servicios YPF, dobló en una cortada terrada hacia la calle Amalia Vera (entre Bustamante e Ituzaingó), recorrió cincuenta metros y, de forma repentina, detuvo la marcha del rodado y exhibió un cuchillo tipo de cocina a su atemorizado pasajero, quien en esos segundos entendió poco y nada de lo que estaba sucediendo. No obstante, al darse cuenta de que se trataba de un robo a mano armada, no tuvo otra opción que acceder a las demandas del ladrón.El remisero asaltante le sustrajo al damnificado una mochila que -entre otras pertenencias- contenía una cámara digital, una billetera con su cédula nacional de identidad y un total de 1.700 pesos, para luego darse a la fuga y dejarlo abandonado en el lugar. Se supo que la víctima no resultó lesionada. El joven radicó la denuncia en la comisaría Decimotercera y comenzó una investigación que daría sus frutos en cuestión de horas.En un principio, los efectivos lograron ubicar el automóvil, que describió con precisión el denunciante: un Fiat Uno que funciona como taxi. De esta manera, cerca de las 20, en la intersección de las calles Ayacucho casi Catamarca, en la zona céntrica posadeña, un móvil de la Patrulla Urbana dio con el rodado, sobre el cual ya pesaba un pedido de secuestro. Luego, en sede policial se supo que el hombre que estaba al volante no era el asaltante, pues la misma víctima dijo que no era el autor del hecho, por lo que se investigó quién tomó el turno anterior a ese chofer. Incluso el hombre que estaba conduciendo el Fiat Uno habría aclarado que tomó el turno a las 18.30 y nada tenía que ver con el robo. Los investigadores se entrevistaron con el propietario del vehículo en cuestión y entonces surgió un sospechoso, que hasta anoche era intensamente buscado. Una fuente del caso confió que está identificado y se trata de un individuo de 21 años, quien no registra antecedentes penales y habría delinquido presumiblemente “agobiado por deudas”. Por otra parte, al cierre de esta edición existía una fuerte versión que daba cuenta de que era inminente que el acusado se entregara en sede judicial, acompañado por un abogado defensor. Desmanejos al desnudoUn hecho delictivo como el del miércoles sacó a la luz irregularidades en cuanto a controles a remiseros y taxistas. Es que el joven que según la Policía fue el autor del asalto (hasta anoche prófugo de la Justicia) no contaría con habilitación del gremio o municipal para manejar un vehículo de alquiler, es decir, para trabajar al volante, revelaron fuentes del caso. Por ello se vio entorpecida la pesquisa policial, porque cuando ubicaron el remís que la víctima dijo que había abordado, el hombre que conducía no era el mismo que describió como el asaltante. El chofer fue entrevistado por los uniformados y aclaró que tomó el turno a las 18.30, es decir, una hora y media después del robo. Además, habría dicho a los investigadores que no conocía la identidad del anterior remisero y que él maneja ese auto con frecuencia, compartiendo los turnos con una mujer que ayer estaba de franco. Lo que los policías sospecharon es que el acusado es un chofer que en la jerga de los taxistas y remiseros se llaman “golondrina” o “comodín”, o sea, personas que sin habilitación alguna cubren francos de otros trabajadores del volante y que suelen circular por lo general a la noche. Es materia de investigación judicial si éste fue el caso, no obstante, son irregularidades o prácticas que ponen al desnudo falencias en los controles.





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