PICADA HUAICÁ, San Pedro. Los Pechak, Juan (26) y Fabiana (21), constituyen una joven pareja productora misionera. Saben trabajar la tierra y vivir de lo que de ella obtienen. Es lo que mamaron, lo que aprendieron a lo largo de toda una vida haciéndolo. Pero la fatídica madrugada del 1 de abril de 2013 perdieron esa posibilidad. En realidad, perdieron todo: esa mañana, alrededor de 300 efectivos -incluyendo agentes de las fuerzas especiales de la Policía provincial- desalojaron violenta y sorpresivamente a decenas de familias productoras de la zona de La Colorada y Puente Alto, en un operativo plagado de irregularidades, que incluyó hasta denuncias a las fuerzas por torturas y apremios ilegales que, aparentemente, siguen cajoneadas.Los campesinos desalojados, habiendo perdido todo, decidieron iniciar un proceso de lucha que incluyó casi 40 días de corte de ruta, hasta que en la primera quincena de mayo lograron firmar con el Gobierno provincial (representado por la Subsecretaría de Tierras, del Ministerio del Agro, del Ministerio de Gobierno, intendentes, etcétera) un acta donde se plasmó el compromiso del Estado de restituirles las condiciones en que vivían antes del violento desalojo y a asistirlos con proyectos productivos y alimentariamente hasta que puedan volver a su condición de productores establecidos; amén de la prometida indemnización por todos los bienes perdidos.“Nada se cumplió”Los Pechak fueron desgraciada parte de esas decenas de familias expulsadas violentamente de sus terruños y hoy apenas sobreviven habitando de prestado en la casa de un familiar y trabajando en tierras de terceros. Viven con lo puesto y comen de noche lo que ganan durante el día. El Estado provincial no les repuso las tierras, ni la casa, ni los animales: les coartó todas las posibilidades de producción y no les restableció ninguna, a pesar de lo comprometido formalmente. “Nos sentimos muy mal”, afirmó Fabiana a PRIMERA EDICIÓN. “Necesitamos nuestra propia tierra, estamos en chacra ajena, pasamos re mal, nos falta todo, no tenemos lugar para plantar, nuestros galpones se pudrieron ya y las respuestas del Gobierno no llegan, a pesar de que ya pasó más de un año”.“En nuestro caso nada se cumplió”, intervino Juan, “ni siquiera las tierras nos dieron. Yo estoy yendo a trabajar con un vecino a cambio de que después me dé un pedacito de tierra para plantar. Perdimos todo: una chacra, dos casas, un galpón y, sobre todo, la posibilidad de producir”.“Nos sentimos abandonados”Los Pechak están desesperados, “pichadísimos” como dice Fabiana. Para ellos, la etapa más dura de su vida, de producir y tener un presente y un futuro de trabajo y recompensas quedaron en la nada y nadie se hace responsable.“Nosotros plantábamos de 60 mil a 70 mil plantas de tabaco”, agregó Fabiana. “Estábamos acostumbrados a vivir, a vestirnos, comer y ahorrar para nuestras cosas y ahora, por ejemplo este año, de nuestro trabajo nos sobró sólo mil pesos. ¿Qué hacemos con mil pesos? Hasta ahora sólo nos versean, lo único que recibimos del Gobierno fue una carretilla y dos kilos de semillas que no tenemos dónde plantar. Sólo salvamos del desalojo una cama y un armario y los restos del galpón, después perdimos todo, mi cocina que era nueva la partieron cuando nos echaron”. Para finalizar, pidió “por favor que no nos mientan más, necesitamos que cumplan lo prometido, estamos trabajando por día por 100 pesos. ¿Qué hacemos con 100 pesos por día? Apenas alcanza para comer. Todas las semanas nos prometen la solución para la que viene, pero pasó casi un año y medio, perdimos ya dos cosechas y no aparecen los funcionarios. El intendente (Miguel) Dos Santos sólo me versea y me habla del Iprodha, el de Iprodha no aparece, a (Jaime) Ledesma no lo vimos más, al Gobernador nunca. Nos sentimos abandonados”.




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