POSADAS. “No hay noche de mi vida en la que no me pase por la cabeza esta película”, dice, con dolor, Mauricio Mercol. Ya no le quedan lágrimas: del 19 de marzo de 2006 hasta hoy pasaron más de ocho años. Cuando Iván murió, su padre tenía 51 años. Hoy está a punto de cumplir 60. Y el juicio oral y público por el hecho sigue sin realizarse.Sebastián Ruiz y Diego Cantallops son los imputados por el crimen, calificado en principio como “homicidio preterintencional”, es decir, que tuvieron la intención de provocarle un daño pero no de quitarle la vida. Sucedió aquella madrugada en un boliche de Posadas, donde Iván recibió una golpiza que horas más tarde le costó la vida.Cuatro veces estuvieron a punto de sentarse en el banquillo de los acusados, pero por una u otra razón el debate se suspendió. Ahora todo indica que por fin se llevará a cabo en el Juzgado Correccional y de Menores 2 de Posadas, a cargo del magistrado César Jiménez. Pero a los Mercol, después de tantas frustraciones, nada les quita el miedo: la causa prescribe en noviembre.La espera por una respuesta lleva ya ocho años, cuatro meses y ocho días. Los Mercol apuntan a los encargados del juicio, en primera instancia, como responsables del retraso. Pero ahora se esperanzan con una nueva oportunidad.“Esperamos que el juez Jiménez haga lo que no hicieron otros jueces. Que el juicio tenga fecha y lo lleve adelante de una vez por todas”, le dijo Mauricio a PRIMERA EDICIÓN en su casa. La misma desde donde hace más de ocho años falta Iván.¿Qué siente después de casi ocho años y medio sin justicia?Se siente una carga muy grande, muy pesada, que tenemos como familia ante esta situación. La Justicia ha sido muy poco piadosa con nosotros, con nuestro dolor y con todo lo que nos pasó. Porque esto hoy nos pasa a nosotros pero mañana seguramente le va a pasar a otra familia. Y creo que en ese sentido la Justicia está en deuda, con nuestra familia pero también con toda la sociedad.Ante la llegada de la causa al Correccional, todo apunta a que el debate finalmente se llevará a cabo; sin embargo, en noviembre el caso prescribe ¿tienen miedo?Sí, tenemos miedo de que la causa prescriba. Nosotros aún no estamos convencidos de que esto se haga porque, como se puede ver, ya van cuatro suspensiones por diversas causas que para mí no son valederas. Que el juicio a los jueces por las escuchas ilegales, que esto o que lo otro. Hay muchas cosas que no vamos a terminar de entender nunca.¿Qué opina sobre el hecho en sí y al respecto de los imputados?En este caso, hay que dejar en claro que no estamos frente a personas que cometieron un error porque hayan sido marginados, no hayan tenido oportunidades o acceso a la educación. No. Al contrario. Acá hablamos de personas que en su momento ya habían ido a la escuela, hecho el secundario. Uno de ellos incluso trabajaba y trabaja todavía en la Entidad Binacional Yacyretá. El otro estaba en cuarto año de medicina y hoy ejerce esa profesión, osea que sabía perfectamente lo que es golpear o matar a una persona. No estamos hablando de gente que no sabía lo que hacía. No estamos frente a alguien que mató para robar un par de zapatillas porque nunca tuvo. No estamos frente a un caso como ese.La causa está ahora en manos del juez Jiménez ¿pudo hablar con él? No, no hablé con él y tampoco tengo pensado hacerlo. Pero esto que estoy diciendo ahora, ojalá que lo lea. De ninguna manera pienso ir a verlo porque no corresponde, además de que no creo que me reciba, porque es no debe hacerlo, no es ético. Se ha dicho que yo estuve hablando con Jiménez, pero eso es sencillamente un disparate.¿Tienen esperanzas de queel juicio finalmente se haga?Esperamos que el juez Jiménez por fin haga lo que no hicieron otros jueces, que le de un final a esto, que los juzgue, los condente y termine de una buena vez con esto. Ya son muchos años. Cuando lo mataron a Iván yo tenía 51 años. Ahora estoy por cumplir 60. Iván tendría ahora 31 años. No hay noche de mi vida en la que no me pase por la cabeza esta película. Estoy verdaderamente cansado de todo esto.¿Cómo vive con el dolor por la muerte de Iván, por un lado, y el retraso de justicia, por el otro?Son dos cosas distintas, una es la pérdida, no tener más a un hijo porque está muerto. Y la otra es esto, lo que nos toca, que por supuesto hace todo mucho más pesado, más tremendo, más doloroso, de perder un hijo y encima tener que soportar este destrato de la Justicia misionera.Si el juicio finalmente se realiza, ¿se imagina cómo será el día después?Eso es algo que me vengo preguntando últimamente. Qué pasará después de todo esto. El día después supongo que me vendrá una suerte de alivio, porque una cosa es la pérdida y otra este trastorno de esperar tanto tiempo por una respuesta. Supongo que esa parte se terminará, siempre y cuando los imputados sean condenados, porque sería lamentable, un horror para mí, que les digan a estos chicos “bueno, vayan. pórtense bien y no anden matando gente por ahí”. Entonces, ¿qué le piden a la Justicia después de tanto tiempo?Nosotros le pedimos ahora al juez Jiménez que le ponga fecha al juicio y que lo lleve adelante de una buena vez por todas. Creo que esa es una deuda pendiente. A todo el mundo nos hace falta: a nosotros como familia, a la sociedad y también a la Justicia misma, para terminar con este asunto. Esperanza que puede cumplirseFuentes ligadas a la investigación le comentaron a PRIMERA EDICIÓN que restarían por resolverse algunas cuestiones menores en torno a la causa Mercol y que, entonces, finalmente llegaría al esperado juicio oral y público.Allegados al expediente contaron que la intención del magistrado Jiménez es realizar el debate “cueste lo que cueste”, según el decir de un portavoz que conoce el caso de principio a fin.Debido a los plazos, es posible entonces que antes de fin de año el juicio finalmente comience.





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