POSADAS. “Quiero contar mi historia para que la gente sepa que los sueños se cumplen, si uno lucha y lo sueña desde el alma y el corazón, se cumplen, no me pasó a mí porque esté ‘angelado’, sino que es una carrera de días, noches… hasta que uno llega al objetivo y decirle a quienes les gusta el arte, que se metan en el arte, porque salva vidas, el arte te inserta en un mundo maravilloso, te hace soñar, creer en vos como persona, y eso se está perdiendo bastante en el mundo”, expresó Manuel Ruiz, un bailarín misionero que supo llegar al Teatro Colón y aún más lejos, porque en los próximos días volará a Estados Unidos, para ser parte del Joffrey Ballet Scholl.Manuel recordó que hace tres años “me fui a Buenos Aires, cuando me becaron de por vida en el estudio de Olga Ferri, uno de los más prestigiosos de Argentina, con figuras como Paloma Herrera, Ludmila Pagliero, Hernan Cornejo, lo que me ayuda un montón, porque las clases son muy caras; a los pocos meses entré al Colón, por concurso, éramos cincuenta varones de todo el país y entramos tres, así que ya fue un logro espectacular”.“Y este año audicioné para el Joffrey Ballet, una escuela de Nueva York, y a la semana me comunicaron que formaré parte del ‘Trainee Program’, una beca de un año”.Una vez allá, dentro de muy pocos días, como el único argentino seleccionado para este programa de la prestigiosa escuela, tendrá acceso a clases de perfeccionamiento y, una vez finalizado el ciclo, será evaluado para integrar el ballet, sin embargo, si bien en un año debe regresar a Argentina, por cuestiones burocráticas, siempre tendrá una puerta abierta para regresar.Un largo camino en pocos añosEl misionero comentó a PRIMERA EDICIÓN que “acá tomé clases con varias maestras, como Martita San Martín, y un día dije, ‘me quiero ir a Buenos Aires’, mis padres en ese entonces no me apoyaban, aún no había cumplido los 17 años, estaba terminando el colegio, que dio la casualidad que culminé un año antes”.Pero la casualidad, o causalidad, quiso que en aquel tiempo, “un ruso vino a dar clases intensivas a Misiones y él vio muchas condiciones en mí, habló con mis papás y les dijo que tenía que ir a Buenos Aires, eso los ayudó a abrirse un poco a la idea, que entiendo que fue muy difícil para ellos; además los padres siempre quieren que uno vaya a la universidad, sea abogado, médico, el arte todavía está un poco lejos de ser comprendido”, recordóY agregó que “en mi caso la historia fue al revés, siempre son las mamás las que apoyan a los hijos en el arte, en el mio fue mi papá, me acompañó a Buenos Aires, en julio de 2010, a un curso de invierno de Olga Ferri, audicioné con Enrique Lommi, una eminencia, fue el primer bailarín en salir en la televisión argentina, coreógrafo de Disney. Me invitó a bailar en un salón y dijo que tenía condiciones y que querían becarme para ayudarme económicamente, eso hizo que pueda insertarme en el medio de grandes estrellas, porque al entrar en lo de Olga Ferri conocí en poco tiempo a Paloma Herrera, a Marianela Núñez”. “Me fui solo, con casi 17 años y a los pocos meses se fue mi novia, Tatiana, que estudia actuación, por eso el estudio de Olga Ferri es como mi casa, Mariza Ferri, la actual directora, es como mi mamá, y es una ayuda muy grande. También ayudaron a Tatiana, le dieron trabajo. Hoy por hoy estoy volviendo más a mi casa, pero antes pasaba casi todo el día ahí”, explicó Manuel.Y muy pocos meses despúes, se abrió una puerta en el Teatro Colón. Mil sensacionesLos momentos antes de una audición son “tremendos, me acuerdo que cuando me presenté en el Colón, esa noche no pude dormir, sabía que podía ser algo grande, tampoco imaginé que íbamos a ser cincuenta varones, es muchísimo.Entrar al Colón ya es fuertísimo, no le pasa cualquiera, era la primera vez que iba como bailarín, me hicieron la credencial magnética que me permitía ingresar, entré y me perdí, porque es gigante, gigante; me encontré con el primer bailarín y le pregunté dónde era el salón ‘La Rotonda’, donde se llevaba a cabo la audición, entonces él me acompañó y ya fue como ‘guauuu’.Cuando vi a todos los que buscaban los mismo que yo, dije bueno, no voy a quedar, pero no me desconcentré, luego de una hora y media de clases que dio el primer bailarín con el que me crucé en la escalera, justamente, Edgardo Trabalon, frente a la mesa del jurado, unos diez maestros y la directora, nos comunicaron que en media hora iba a estar el resultado, el tiempo parecía no pasar nunca, finalmente la secretaria dio el veredicto, nombró en principio a las tres chicas, dos varones y, por último a mí”, cuando ya había agarrado el bolso para retirarse, imaginado que debía esperar a otro llamado, relató.Mientras que “lo del Joffrey fue todo on line, te piden que mandes un video haciendo tal cosa, otro filme con otra figura y así, incluso el último video lo grabé en lo de Laura Romero, que tiene un estudio muy lindo. Pasaron los días y pasaban los días, pero las noticias no llegaban, cuando pensé que ya no me llamarían, llegó un mensaje, que tradujimos con cuanto traductor encontramos, porque no podía creer lo que veía, me decían que había sido aceptado y que en septiembre estaría allá”.Pues de septiembre a mayo, el Trainee Program capacita a los bailarines en la técnica de ballet clásico y el arte necesario para una activa carrera en una compañía profesional.Además, como exige un profundo compromiso por parte de los estudiantes, se recomienda sólo para aquellos que se dedican a trabajar con diligencia y exclusivamente hacia una carrera profesional en la danza, obviamente, caracterísitcas que Manuel supo demostrar.“En mi carrera hubo tres momentos iguales pero distintos a la vez, en el primero, cuando estaba en la estación de tren con mi papá y le llamé a mi novia, a Tatiana, para contarle que me becaron en lo de Olga Ferri, a los pocos meses la noticia de mi ingreso al Colón y ahora el viaje a Estados Unidos”, muchas cosas, muy grandes, en muy poco tiempo para este joven que asegura que “la vida del barilarín es sacr
ificada pero no es ese sacrificio de ‘tengo que ir a trabajar’, uno lo hace porque realmente lo siente en el corazón, es una carrera en la que si no sentís en el alma que naciste para esto no la podes hacer”.“No sé si me va a tocar triunfar, pero sí sé que me están pasando cosas lindas y el haber quedado en Joffrey es algo muy grande. Mi sueño es terminar en Broadway, es difícil, porque uno viene de una ciudad chiquita”, pero no es imposible, de hecho, Manu está cada vez más cerca. Y por eso también se prepara tomando clases de teatro y canto. Pero Manuel no se olvida de su tierra, por eso siempre que exista una oportunidad está presente en Misiones, como cuando participó junto a Luis Marinoni y su Compañía de Arte, en la obra “Arcano de Viernes Santo”, porque “siempre trato de ayudar a que el arte crezca en mi lugar”, finalizó este “misionero en Nueva York”. Joffrey BalletEn la Escuela de Ballet Joffrey estará expuesto a todas las facetas del mundo de la danza, de la coreografía y la música, a la puesta en escena y el vestuario. Verá de primera mano cómo todos estos aspectos se unen en la escuela, a través de la facultad que exige el trabajo de un profesional de grado, así como los profesores y artistas invitados que visitan con compañías de danza.Allí, el Programa de Ballet está diseñado para desarrollar los estudiantes pre-profesionales con un ballet clásico y contemporáneo de fondo, el equilibrio de la consistencia y versatilidad tanto en el ballet y la danza clásica y contemporánea.





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