SAN JAVIER (Enviado especial) Las aguas del río Uruguay comenzaron a bajar pero la situación sigue siendo dramática para cientos de familias afectadas por la brusca crecida del río. La solidaridad de los misioneros se hizo visible tras las inundaciones y llegó la ayuda efectiva (ropa, abrigo, víveres y pañales entre otros artículos) a los damnificados. En el Polideportivo municipal se pudo observar un tránsito continuo de personas que se acercaban a buscar provisiones y ropa. Lo urgente se puede considerar resuelto, el trabajo de fondo recién comienza.Roberto Lorenzo vivía a 40 metros del agua. Puede decirse “vivía” porque, luego del desastre, decidió junto a su familia que allí no volverá. Llevaba cuatro años allí sin mayores percances junto a su esposa y cuatro hijos. El día de la repentina creciente apenas alcanzó a poner a salvo a su familia y algunas pertenencias: “Cuando vimos que subía el agua juntamos algo de ropa y llevé a mi familia a lo de un vecino, acá a 100 metros. Luego, con su ayuda, pude sacar la heladera, pero cuando volví a los pocos minutos ya el agua había arrasado mi casa, la corrió de lugar, la rompió y destrozó todo lo que había adentro. Vino muy rápido y con mucha fuerza, no nos dio tiempo a nada, hoy no tengo nada”, expresó a PRIMERA EDICIÓN.A Roberto lo encontró este Diario desarmando el techo de la casa cuyas chapas se salvaron del desastre: “Estamos salvando lo que se puede, las chapas y quizás algunas tablas”. Para finalizar pidió ayuda: “Necesitamos que nos relocalicen, acá no volvemos más, mis hijos lloran, mi esposa tiene miedo, también necesitamos una casa; de esta se salvan sólo algunas chapas del techo, lo demás se perdió todo. Hasta ahora no nos dijeron nada, pero quiero creer que llegará lo necesario”.“Cuando nos dimos cuenta el agua estaba encima nuestro”Estela López vive junto a su padre Juan Carlos (67) en el barrio San José, uno de los más afectados por la inundación. Hizo un relato de la dramática situación: “Fue todo de golpe, cuando nos dimos cuenta el agua ya estaba en la casa, apenas pudimos salvar algunas cositas, quedamos sin nada, el agua levantó la casa y la partió por la mitad. Mi padre es muy mayor y no tiene fuerzas, apenas pudimos salvar algo de ropa y los documentos”.“Nosotros estamos viviendo en la casa de una vecina, porque por más que haya bajado el agua el lugar es inhabitable y peligroso, en cualquier momento se cae lo que queda. Nos dijeron que nos van a dar un Plan Techo pero con un techo no hacemos nada, la casa está partida y perdimos la heladera, la cocina, los colchones, todo. Además, acá no queremos vivir más, nos da mucho miedo. Tengo confianza en que no nos van a dejar así, en que van a hacer lo que corresponde, mientras tanto yo no voy a abandonar el lugar. Tengo miedo por mi papá, él está muy mal, muy angustiado, y con sus años y sus dolencias esto le puede afectar mucho, espero que pronto nos den una solución”, consignó.Recorriendo la zona se encontraban los técnicos y el delegado en Misiones de la Secretaría de Agricultura Familiar de la Nación, Adrián Rojo. “Nosotros vamos a llevar a cabo un minucioso relevamiento chacra por chacra para detectar y cuantificar los daños sufridos por los productores de las zonas damnificadas, vamos a trabajar en conjunto con el Inta, Senasa, el Ministerio del Agro, y diferentes cooperativas y asociaciones de cada municipio. El lunes comenzamos con el armado de los comités de crisis o emergencia agropecuaria en cada uno de los pueblos, poniendo foco en las zonas de desastre y emergencia. Así podremos ser precisos en las solicitudes a realizar para paliar esta emergencia agropecuaria. Vamos a ver el lugar y no a poner oficinas donde la gente concurra, porque queremos ser bien precisos con el relevamiento y el destino de los recursos”. “Si hubieran hecho otro camino esto no pasaba”Esteban Dos Santos es concejal en San Javier por el Partido Agrario y Social, vive en el paraje “Las Correderas”, que aún continuaba aislado. “En Las Correderas sufrimos de un eterno problema con el río Uruguay. En su momento llegó a 5,50 metros y quedamos aislados y esta vez creció mucho más”, relató el edil apodado “Feio”. “En el paraje somos quince familias, a tres casas las arrastró la corriente y diez más se inundaron. La crecida fue muy de golpe y no pudimos hacer nada, desde el 83 que no subía tanto el río. Yo pude salir ayer porque vine en una lancha con Gendarmería porque si no, sería imposible. Allá estamos totalmente aislados. En febrero le solicité al Gobernador la construcción de un camino alternativo, el cual está marcado ya (el trazado va por arriba, atravesando el Cerro Monje) y le planteé que ante cada crecida quedábamos aislados. La respuesta fue que se lo plantee al intendente, lo cual hicimos desde el Concejo, pero hasta el momento no pusieron manos a la obra. Si lo hubieran hecho, estas quince familias no estarían aisladas”, aseguró.Para finalizar, Dos Santos destacó el agradecimiento “a Gendarmería, que inmediatamente vino con una patrulla a asistirnos con mercadería y a chequear nuestras necesidades; y a Prefectura, que también el mismo domingo acudió junto al director del hospital, Sebastián Lorenzo, para asistir con remedios y ver si teníamos algún enfermo o lastimado. Creo que todos han comprendido la magnitud del desastre y están trabajando sin pausa”, concluyó.





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