POSADAS. Sale la delegación holandesa del hotel Caesar Park Ipanema donde concentra en Río de Janeiro (Brasil) y entremezclado con figuras como Robin Van Persie, Arjen Robben y Jasper Cillessen -entre otros- aparece uno de los “convocados” a último momento: Fabián Ríos, un chef misionero, que los acompaña las 24 horas, con la responsabilidad que se cumplan los pedidos del nutricionista, se respeten los menúes previamente programados y que nadie extrañe los platos típicos de ese país europeo, algo que pareciera lo consiguió ampliamente porque sus nuevos amigos están invictos en el mundial de fútbol.“Todavía no caigo, no tomo dimensión de lo que estoy viviendo, recién empiezo a darme cuenta por los comentarios de amigos que vieron una foto mía vestido con los colores de Holanda”, comenzó diciendo Fabián Ríos, en una charla con PRIMERA EDICIÓN.Fabián tiene 26 años, nació en Bernardo de Irigoyen, donde cursó sus estudios hasta que le llegó el momento de decidir qué carrera estudiar. “Mi padre me dijo que elija y en ese entonces opté por chef, en Posadas. Me recibí, después comencé a trabajar en Iguazú, luego me fui para Buenos Aires y de allí a Londres, para regresar de nuevo a Misiones”, describe rápida y escuetamente. Todos los días está en contacto con los jugadores de la “Naranja mecánica” y viaja con ellos a las distintas sedes donde les toca jugar. “La base es Río de Janeiro, pero ya fuimos a Salvador y Porto Alegre. En principio pensaban que yo era del staff del hotel pero cuando empezaron a ver que estaba todo el tiempo con ellos se fueron dando cuenta y el trato empezó a ser más ameno”. Luego agregó que “cuando subimos al avión para ir al primer partido a Salvador empecé a notar que se distendieron más. Además nos dieron la vestimenta, la ropa, que es la misma de la delegación”, indicó el chef misionero, quien no se olvida de mencionar a uno de sus profesores, Iván Ortega, como uno de sus referentes gastronómicos.Sorpresas te da la vidaA su regreso del “Viejo Continente” (ver aparte) Fabián Ríos no se imaginaba que esas vueltas que tiene la vida le tendrían preparada una sorpresa. “Volví porque estaba cansado de hablar inglés en forma permanente. Estuve con mi familia, que ahora vive en Posadas, durante algún tiempo, y decidí irme a vivir y a trabajar a Río de Janeiro. Me había contactado con un chef argentino, que me recomendó para un hotel de Río de Janeiro, el Sofitel Copacabana. Cuando llegué allá el chef del hotel Roland Vilard, me dijo: Mirá te quiero ofrecer otro trabajo, exclusivamente con la selección de Holanda durante la Copa del Mundo, si vos aceptás… Entonces me fui a una entrevista y ahí me encuentro con que el chef de la selección era Johan Klein Gebbink, a quien yo había conocido y trabajado con él en Londres, una super casualidad. Fue una alegría enorme, me dejó re-contento. Él habla inglés pero no portugués, entonces ahí me quedó justo el puesto, porque yo sí”, explicó exultante.La familia de Fabián Ríos está conformada por Andrés, su padre, militar jubilado; su mamá Rosa Rojas y sus hermanos: Gloria, Marcelo y Melisa, la más pequeña que está terminando el quinto año del secundario.Este misionero que viste hoy los colores de Holanda, explicó que cuando se sumó al staff “nos juntamos con Gebbink e hicimos un menú grande para toda la Copa, viendo el movimiento que hay que hacer de hotel en hotel. El año pasado él vino a Brasil, recorrió los hoteles desde su punto de vista gastronómico para dar el ok. Él maneja todas las necesidades nutricionales del plantel, además conoce los gustos y preferencias alimentarias de los jugadores desde que jugaban en juveniles en muchos casos”.Más adelante remarcó que “te llama la atención lo mucho que comen, la cantidad, las porciones gigantes de pastas, atún y huevo duro que colman el plato playo… Ellos trajeron mucha mercadería de su país, sus postres típicos, condimentos… comen variado, pescado, carnes, cordero, pollo, todos los días”. En Salvador, cuenta, “le servimos mucho pescado de mar, porque se consiguen frescos y de muy buena calidad. En Porto Alegre en cambio no fue tan sencillo y hubo que buscar otras opciones. No pueden faltar en los postres y en el café de la mañana la ‘custard de vainilla’, que es una crema de vainilla muy rica y proteica, unas tostadas de pan fresco con manteca y briznas de chocolate, también traídas desde allá”. El chef misionero se aloja en el mismo piso que los dirigidos por Louis Van Gaal, “los veo a los chicos jugando a la pelota en el hotel, son unos fenómenos, muy respetuosos, pero no son de sacarse muchas fotos”.Lo que más le llamó la atención es “el trato igualitario para todos, incluso con nosotros, Van Persie o Robben son iguales que todos, viajamos en el mismo avión, las habitaciones son las mismas para todos, jugadores, entrenadores, ayudantes, no hay privilegio para nadie. Yo por contrato que me hicieron firmar no puedo hablar de la parte social de ellos, del cholulaje, recién cuando termine la participación de Holanda, que espero que lleguen a la final, nos podremos hacer fotos y mostrarlas en público”.El buen desempeño de Fabián y de todos quienes fueron contratados especialmente para el Mundial llevó a la Asociación Holandesa de Fútbol a ofrecerles que formen parte del staff permanente. “En todo momento me preguntan si me siento cómodo con ellos, si quiero sumarme definitivamente e ir a Europa… está abierta la oferta para ahora o para cuando yo lo necesite. Nunca trabajé con equipo de fútbol, siempre en hoteles, pero es una experiencia que está muy buena”, concluyó. Su recorridoFabián Ríos tiene 26 años y con un excelente desempeño en cada lugar donde eligió trabajar que le permiten tener una carta de recomendación permanente. “Empecé a estudiar a los 19 para chef y a los 21 años ya estaba trabajando en el Hotel Casino de Iguazú, donde primero hice una pasantía. Me quedé tres años ahí porque les gustó mi manera de trabajar. Después decidí irme a Buenos Aires, donde me desempeñé en el Alvear Palace Hotel. Me cansé un poco y resolví hacer
una experiencia en Europa, me fui a Londres, adonde llego con una recomendación de mi jefe para hacer una pasantía en el Marriot Hotel, donde me gustó el trabajo, el lugar, la ciudad, pero no soportaba estar todo el tiempo hablando inglés, por lo que después de varios meses decidí volver. Ahora mi idea es vivir en Río de Janeiro, radicarme al menos por un tiempo…”, indicó.El chef misionero recalca que siempre trabajó en hotelería y nunca en un restaurante, “me encanta lo que son los hoteles grandes, con todas sus cosas, porque es muy diferente a un restaurante, porque es más amplio en todo sentido. Si tuviera que elegir mi predilección en la cocina es lo salado, no los postres. Me pedís postre y lo hago, pero no es para decir ¡guau! En mi caso me siento cómodo y disfruto con las pastas, las masas rellenas, siempre termino haciendo pastas…”.





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