SAN PABLO, Brasil (Medios digitales). Un nuevo choque entre la policía y los trabajadores de metro ha elevado la tensión ayer en San Pablo, que vivió su quinto día de huelga en el suburbano. El incidente, que se originó en la estación de Ana Rosa, una de las principales de la capital paulista, terminó con la detención de trece manifestantes, que acabaron en comisaría. Los trabajadores decidieron continuar la huelga a pesar del fallo unánime del Tribunal Regional del Trabajo, que en una sesión extraordinaria acordaron que el paro es ilegal. Además, aumentaron la cuantía de la multa por incumplir los servicios mínimos de 30.000 a 150.000 euros. Sólo las líneas privatizadas funcionan, pero la que lleva al estadio, la roja, es pública y se ve afectada. También corre el riesgo de quedar parado el tren expreso que enlaza el centro con el estadio.El choque se produjo antes del amanecer. Los huelguistas, que cuentan con el apoyo de otros grupos como el Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST) o el Movimiento por el Pase Libre (MPL), habían convocado una manifestación en ese lugar a las 7. El conflicto se extendió hasta la calle Vergueiro, una concurrida vía cerca de la Avenida Paulista y por la que se accede a la estación de metro. En la calle, los manifestantes levantaron barricadas con los contenedores de basura a los que prendieron fuego. La Policía Militar utilizó gases lacrimógenos contra los manifestantes que lanzaban objetos contra los agentes. La protesta colapsó el tráfico de la ciudad. “He tardado dos horas para hacer un recorrido que suelo tardar 30 minutos”, aseguró el taxista Dorivaldo Aguiar. Si el tráfico sigue igual el próximo jueves, cuando empiece el Mundial, el recorrido desde el centro hasta el estadio Itaquerão, sede del partido de inauguración entre Brasil y Croacia, supondrá dos horas y media de viaje y un coste de 150 reales (50 euros), según sus cálculos. En días normales, este mismo recorrido se puede hacer en 50 minutos y por 90 reales (30 euros).El secretario de Transportes del Estado de San Pablo, Jurandir Fernandes, confirmó que ha cumplido la amenaza, realizada el pasado domingo, de despedir a los trabajadores que participaran en la huelga.Fernandes ya notificó el despido a 42 empleados y lo hará a otros 18 a lo largo del día. El sindicato de los trabajadores de metro aseguró, sin embargo, que todavía no recibió ninguna notificación. “El Gobierno se niega a negociar y amenazó con echar a ochenta personas. Si sigue así, vamos a seguir con la huelga”, aseguró Narciso Soares, director del sindicado.Esta huelga se inscribe en un clima, si no de desafección hacia el mundial por parte del brasileño, sí de cierta tibieza. A pesar de su amor al fútbol, la población no demuestra el mismo entusiasmo -por lo menos hasta ahora- que otros años, y eso que Brasil es la sede del campeonato. Hay menos calles adornadas, menos banderas colgadas de las ventanas y, en general menos ambiente de euforia y de fiesta.





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